20 de Julio, 2025

La IA como puente hacia el aprendizaje significativo

Marjorie Salazar Tejo

Marjorie Salazar Tejo

Docente de Geología y Matemática de la sede Puente Alto de Duoc UC

6 minutos de lectura

Desde los inicios de la humanidad, el ser humano ha buscado adaptarse a las condiciones cambiantes de su entorno para poder sobrevivir y prosperar. Esa capacidad de adaptación no solo se ve en cómo conseguían su alimento, cómo interactuaban con la flora y fauna cuando todavía les era desconocida, o cómo se organizaban para la caza, entendiendo que hacerlo en grupo era más efectivo que de manera individual; también está presente en la forma en que hoy construimos y transmitimos el conocimiento. La educación, vista como un proceso fundamental de adaptación y evolución, ha sido clave en toda esta historia de la humanidad.

Los neandertales y los homos sapiens usaron recursos minerales para protegerse y comunicarse, con herramientas como armas de piedra, que les servían para cazar y defenderse, cubriendo así sus necesidades básicas. También empezaron a pintar en las rocas con minerales y arcillas para avisar sobre animales peligrosos; dibujaban escenas de su día a día en las rocas, sirviendo como advertencia para otros grupos. Estas fueron nuestras primeras formas de transmitir el aprendizaje. La inteligencia de esos primeros humanos permitió que comenzaran a masificar la información y, con eso, la comunicación se convirtió en una herramienta esencial para aprender.

Desde entonces, hemos estado en un proceso constante de cambio, siempre guiados por las necesidades de cada época. Aprendimos sobre la cosecha, la caza, el tejido. Los griegos estudiaron la astronomía mirando el cielo, haciendo dibujos, cálculos y bocetos que, hasta hoy, sirven como ejemplo y dieron paso a grandes descubrimientos.

No hace mucho, las pizarras eran verdes y se escribía con tiza; los cálculos matemáticos se borraban fácilmente y se olvidaban si no los copiábamos en papel. ¡Cuánta información se perdió con esa práctica! Hoy, en cambio, contamos con dispositivos que proyectan datos, almacenan todo en segundos e incluso lo hacen de manera automática. La cantidad de información a la que podemos acceder es prácticamente infinita.

En solo 40 años hemos logrado adaptarnos a todos estos cambios tecnológicos, demostrando una vez más que somos capaces de evolucionar y aprovechar cada nueva herramienta para mejorar nuestra forma de enseñar y aprender.

Este recorrido nos demuestra que la tecnología siempre ha estado al servicio de la educación. Desde moler arcilla y mezclarla con agua para escribir en las rocas, hasta enviar mensajes de divulgación científica entre continentes, la tecnología ha facilitado el acceso al conocimiento y la solución de problemas. Sin embargo, a pesar de estos avances, hoy aún existe cierta resistencia, desconfianza e incluso vergüenza ante la incorporación de herramientas tecnológicas como la inteligencia artificial.Desde mi experiencia como docente, creo que esta resistencia nace más del desconocimiento o de temores infundados sobre que la IA pueda reemplazar al docente, en lugar de verla como un complemento que potencia lo que el profesional ya sabe y enseña.

Vivimos en plena era tecnológica. El teléfono móvil dejó de ser solo un medio para comunicarnos y se transformó en una poderosa herramienta educativa y de acceso a la información. La velocidad con la que circula la información es impresionante, y el conocimiento de cualquier parte del mundo está disponible para todos en segundos. En este contexto, la inteligencia artificial surge como una gran aliada para el aprendizaje, abriendo posibilidades para crear experiencias educativas más completas, ajustándose a las necesidades reales de cada disciplina.

He podido ver en mi práctica que uno de los mayores beneficios de la IA en educación es su capacidad para generar casos reales y contextualizados, que permiten a los estudiantes enfrentar problemas similares a los que tendrán en su vida profesional, el cual fomenta un aprendizaje activo y participativo.

Por ejemplo, en materias transversales como matemáticas, el estudio de porcentajes puede aplicarse a diversos campos: en geología, para analizar triángulos de Streckeisen, en enfermería, para calcular dosis exactas de medicamentos; en mecánica, para determinar la cantidad correcta de aceite en un motor; o en educación física, para medir el porcentaje de masa muscular y grasa corporal. Estas aplicaciones concretas hacen que el aprendizaje tenga sentido y conecte la teoría con la práctica. Además, un docente de matemáticas que no sea especialista en esas áreas puede apoyarse en la IA para crear preguntas y casos reales para cada carrera, ayudando a que los estudiantes se sientan inmersos en su futuro profesional.

Esta capacidad de contextualizar el aprendizaje es justamente una de las grandes fortalezas que la inteligencia artificial puede ofrecer en las salas de clases. Convierte a los estudiantes en protagonistas activos de su aprendizaje. Ya no son simples receptores pasivos, sino que analizan, deciden y resuelven problemas reales.

He tenido la oportunidad de implementar esta forma de enseñanza, y los resultados han sido positivos. Los estudiantes muestran mayor interés y compromiso cuando lo que aprenden está vinculado a situaciones concretas y reales.

Incorporar la inteligencia artificial en la educación no significa que el rol del docente desaparezca o se vuelva secundario. Al contrario, la IA potencia nuestro trabajo, permitiéndonos ser facilitadores y guías en un aprendizaje significativo para nuestros estudiantes. No se trata de reemplazar el conocimiento humano, sino de sumar un complemento que amplíe nuestras posibilidades para formar profesionales preparados para enfrentar los desafíos actuales y futuros.

Como docente, reconozco que la historia de la educación está muy ligada al cambio, a la adaptación y que la inteligencia artificial es un nuevo paso en este camino. Al igual que en su momento fueron la calculadora, el Excel y otras herramientas que no solo nos ayudan a ordenar datos, sino que nos enseñan a analizar resultados y reflexionar sobre ellos.

No debemos tener miedo al cambio. A lo largo de miles de años, la humanidad ha demostrado que para sobrevivir, evolucionar y mejorar nuestra calidad de vida es fundamental aprender a adaptarnos. Somos seres adaptativos por naturaleza.

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5 comentarios

  • Antonio Figueroa Ortiz

    La felicito profesora, es muy importante un testimonio que desde la práctica en el uso de tecnología, nos alienta a experimentar las nuevas oportunidades que se nos ofrece. Antonio Figueroa Docente de Matemática en Enseñanza Superior

    Julio 21, 2025
    | Responder
  • Rebeca Maldonado

    Muy buen artículo, gracias por publicarlo!!

    Julio 21, 2025
    | Responder
  • Hector Hernandez

    Excelente articulo, una vista al pasado y a la actualidad del ser humano y como ha ocupado las herramientas para su beneficio.

    Julio 21, 2025
    | Responder
  • Trinidad Barros Cáceres

    Me parece muy interesante tema y acertivo de como la IA es una herramienta muy útil para potenciar el aprendizaje, se puede sacar mucho potencial de la IA.

    Julio 21, 2025
    | Responder
  • Mara Acevedo

    Excelente artículo, seca profesora Marjorie siempre sorprendiendo con tus conocimientos 🫶🏻

    Julio 21, 2025
    | Responder

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