Con una mirada centrada en la persona, nuestra institución ha definido como foco fundamental de su quehacer a los estudiantes, ya que constituyen el eje central de cada una de las acciones que se van implementando con miras a la mejora del trabajo formativo. Esto se vincula con los procesos de cambio a los que se ha visto enfrentada la sociedad moderna, lo que ha llevado a asumir una nueva mirada donde el individuo como persona, es reconocido como un sujeto integral. Esto significa que en él interactúan factores emocionales, sociales, cognitivos y conductuales.
En este sentido, nuestro proyecto educativo concibe al estudiante como una persona, individuo y sujeto único, irrepetible e integral, esto significa, que en el proceso de formación de cada alumno interactúan factores y experiencias emocionales, cognitivas, sociales y conductuales que impactan en la consecución de su proyecto de vida. De este modo, entendemos que nuestro alumno construye su proceso de aprendizaje con el cúmulo de experiencias vividas a lo largo de su vida, desde el espacio de desarrollo personal en que está inserto.
En consonancia con lo anterior, Duoc UC ha reconocido la necesidad de contar con una caracterización del estudiante que ingresa a esta etapa de formación. En relación a esto, que Bertoni[1] señala que se hace necesario contar con un perfil de ingreso de los estudiantes, pues al tener una base de estas características será posible planificar los procesos de enseñanza y aprendizaje de acuerdo a nuestros alumnos, en una diversidad que nos nutre y enriquece. La mismo autora señala: “[…] se debe clarificar cuál es la situación de partida de los aprendizajes (perfil de ingreso), fortalezas, problemas o dificultades para responder a las demandas institucionales curriculares (competencias generales y específicas del futuro profesional) y no curriculares (necesidades de la sociedad). El conocimiento del perfil de los grupos de aprendizaje al iniciar su ingreso al nivel universitario exige un relevamiento de las investigaciones que permita conocer la cultura del joven, sus expectativas e intereses tanto como sus potencialidades y “debilidades,” para afrontar los requerimientos de la formación técnica o profesional a la que aspira” (Bertoni, 2005, p. 3).
Bajo esta perspectiva, es que desde la Sede Viña del Mar, se ha trabajado en un modelo comprensivo en torno al estudiante de inicio, mediante el que se han podido reconocer las características de los alumnos que ingresan desde tres dimensiones fundamentales para desarrollo integral de la persona, a saber, cognitiva, social y emocional. El contar con información de este tipo ha posibilitado desarrollar diversas estrategias de acompañamiento tanto en el área académica como psicosocial, entregando de esta forma ayudas ajustadas pertinentes a los requerimientos de este nuevo estudiante que ingresa a Duoc UC y buscando impactar, en alguna medida, en la obtención de mejores resultados académicos que, a su vez, se vean reflejados en un mayor número de alumnos que logren completar su formación profesional y, por ende, su proyecto de vida. Al respecto, Díaz[2] señala que es imprescindible generar políticas institucionales que permitan aumentar la retención estudiantil, y estas deben estar orientadas en un proceso de acompañamiento y apoyo para la adaptación a este nuevo espacio en el que los estudiantes se están desenvolviendo. Por lo mismo, se hace relevante contar con instancias de apoyo concebidas desde una mirada amplia, donde la preocupación por el bienestar integral del alumno le permitirá vivir una vida plena dentro del ámbito académico y más allá de él. La recién creada Unidad de Apoyo y Bienestar Estudiantil, aunará los esfuerzos de nuestra comunidad permitiendo “establecer e impulsar entornos de relacionamiento, apoyo y formación complementaria que propicien el desarrollo personal, cultural y social integral, y que contribuyan a la permanencia de los estudiantes en Duoc UC[3].
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