El lunes 16 de agosto vuelven a clases los docentes y estudiantes: En un 70% de manera presencial y un 30% de forma remota. Es un hecho que provoca una enorme alegría a toda la comunidad educativa. No puede ser de otra manera, durante un año y medio predominó significativamente la virtualidad por sobre la presencialidad.
Para toda institución educativa, sea del nivel que sea, la ausencia importante de presencialidad sin duda provoca efectos no deseados en torno al proceso de enseñanza y aprendizaje. En toda la historia humana, el acto de formar y educar exigió como requisito sine qua non la presencia física y cercana del docente y el estudiante. Dado la pandemia COVID-19, repentinamente y sin preparación previa, esta estrecha relación se distanció. Se privilegió, con fundadas razones, la protección de la salud.
Es notoria la alegría de estudiantes y docentes ante la vuelta de clases. Sin embargo, continúa el temor, porque la Pandemia no ha terminado y la variante Delta crea una razonable incertidumbre conocido su despliegue y creciente contagiosidad en Europa, Estados Unidos y en más de 100 países. Pero tenemos cierta protección: La inmensa mayoría de docentes y estudiantes se ha vacunado y, a juicio del Mineduc, la vuelta a clases era indispensable para recuperar aprendizajes no logrados.
Es que la presencialidad entrega numerosos beneficios éticos, morales y conductuales. El aprendizaje no se obtiene solo en las aulas, también y de manera importante en las relaciones y conversaciones que se producen cuando las personas se encuentran en vivo. Educarse no es solo aprender conocimientos específicos, también es sociabilidad, es conversación espontánea, es mirarse, es gregariedad.
Para una institución como la nuestra en que se aprende haciendo, en que predomina el saber práctico, el acto de aprender muchas veces se realiza mirando lo que hace el docente y en que se reproduce la realidad laboral, el resultado de una ausencia de presencialidad provoca efectos importantes y que todos conocemos. Es verdad que la ciencia y la tecnología han avanzado mucho y nos han permitido crear simulaciones virtuales; sin embargo, se necesita más tiempo para prepararse y para que surjan numerosas que abarquen todas las asignaturas y módulos de aprendizaje.
Duoc UC pese a la pandemia, en este año y medio, cada vez que la autoridad sanitaria lo ha autorizado, ha permitido focalizadamente y en grupos acotados, la vuelta a clases de los estudiantes para sus aprendizajes prácticos y en terreno. Se ha esforzado y ha tomado todas las medidas de protección para cuidar la salud de todos y todas. Este esfuerzo ha sido valorado por los estudiantes.
A contar de hoy lunes, el esfuerzo institucional es mucho mayor. Para esto, se han establecido variados protocolos para evitar en lo posible los contagios. Todas las sedes están listas y preparadas para la vuelta a una normalidad limitada, con los cuidados básicos y necesarios. No debemos olvidar que continuamos en Pandemia y es indispensable que todos nos cuidemos, como una comunidad educativa consciente que la salud de todos y todas es muy importante. Pero también lo es la necesidad de caminar con sensatez y prudencia hacia esa añorada normalidad educativa.
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