El inminente regreso a una cierta normalidad nos hace plantear el futuro considerando y “capitalizando” todas las experiencias que hemos vivido en el último tiempo, por lo que resulta valido preguntarnos ¿Y ahora qué?
De seguro varios de nosotros hemos reflexionado al respecto, y es probable que producto de esta reflexión hayamos concluido que hemos sabido sortear todos y cada uno de los desafíos que se nos han suscitado los últimos semestres, y en parte es cierto, de seguro nos sentimos mucho más preparados para desafíos complejos que puedan venir en el futuro, pero… ¿Y ahora qué?
Dado el mundo vertiginoso, la avalancha tecnológica, la consolidación de una nueva forma de vida (post pandemia), mucho más conectada, la inminente inserción de la red 5G, lo que nos tendrá hiperconectados, ya no solo entre personas, sino que entre personas y cosas, hará que tengamos que replantear también como será nuestro abordaje de cara a los estudiantes de aquí en más; pero cuidado, “no todo lo que brilla es oro”. Por cierto, que lo anterior nos ofrece también algunos riesgos, riesgos asociados a como avanzamos e incorporamos las bondades tecnológicas, pero sin perder la nuestro sello, es decir, como sincronizamos la inserción tecnológica a nuestro que hacer manteniendo el propósito intacto.
Desafío tremendamente interesante, ya que nos obliga a desaprender ciertas cosas para aprender cosas nuevas, velando por la calidad, la eficiencia, la agilidad de comunicación y la pertinencia de nuestros programas, visualizando el futuro; es decir, uniendo nuestra oferta con la demanda existente, tal como consigna uno de los slogan relacionados a la transformación digital.
Nuestra respuesta ante la pregunta ¿Y ahora qué?, tiene relación con fortalecer nuestro compromiso con la excelencia académica y las buenas prácticas en la Educación Técnico Profesional, incorporando sin duda elementos que nos permitan “modernizar” nuestros procesos de enseñanza y aprendizaje cómo lo son: Software de simulación, realidad aumentada, material académico digital, ambientes de aprendizaje que fomenten el aprendizaje activo, autónomo y con la cuota de innovación necesaria para que la rueda siga girando. Para tal efecto, la Escuela de Ingeniería, Medio Ambiente y Recursos Naturales trabajará a través de los siguientes ejes:
-Formación de nuestros estudiantes (modernización del proceso de enseñanza y aprendizaje).
-Cuerpo docente de excelencia.
-Vinculación con el medio especializado.
-Proyectos de investigación aplicada que generen valor a la industria local.
-Programa de Movilidad EMTP.
-Educación continua.
A partir de estos ejes es necesario rescatar las prácticas que ayudan y fortalecen con mucho ahínco el propósito y compromiso con la Educación Técnico Profesional, por lo que se hace relevante destacar la importancia de la creación de sinergias entre el mundo industrial con el mundo académico. Dicha instancia debe ser en el marco de la mejora del aprendizaje de cara al estudiante y agilizar su aproximación al mundo laboral, con lo cual se persigue que las prácticas realizadas a través de un programa de formación Dual sean extremadamente pertinentes y suficientemente profundas como para seguir desarrollándolas y potenciar así esta manera de educar.
Por otro lado, se deben potenciar instancias como programas de prácticas preferentes que premian y aportan a la formación de alumnos destacados, así como también potenciar el desarrollo de proyectos de investigación aplicada, que permiten de manera temprana a los estudiantes, en conjunto con especialistas de la industria, poder desarrollar y aportar con soluciones concretas y reales al mundo productivo, generando así un círculo virtuoso que involucra aprendizaje activo, acercamiento entre mundo laboral y academia, y por cierto, soluciones innovadoras que van en directo apoyo al desarrollo productivo del país, que por lo demás fortalece a la formación de los estudiantes, dejándolos mucho mejor prospectados al momento de iniciar su vida laboral.
Con lo anterior, sumado a un proceso “actualizado” de enseñanza, podríamos hablar de estudiantes conectados, no solo con la tecnología, sino que también con el mundo laboral, lo que generaría un aporte a la sociedad, ejerciendo un rol activo en los procesos de cambios tan requeridos y anhelados por la industria chilena.
Respecto al mejoramiento de la trayectoria formativa, es igualmente relevante, la unión y trabajo en conjunto que se puede ir desarrollando entre la educación secundaria y terciaria; de esta forma, y de manera complementaria, se dará sentido al viaje del estudiante durante su etapa formativa, apoyándolo, motivándolo y agilizando su proceso integral de aprendizaje en todo momento y orientándolo para que pueda tomar buenas decisiones de cara a su futuro profesional.
Finalmente, es necesario destacar que el desarrollo pertinente de una oferta en educación continua permitirá que todo trabajador pueda mejorar sus competencias laborales, o eventualmente, reformular sus propósitos personales lo que llevará a producir una reconversión laboral. Consecuentemente será sin duda, una actividad que permitirá estar siempre en movimiento y siendo los protagonistas de su propio proceso de aprendizaje.
Por lo tanto… ¿Y ahora qué?, a ponerse en marcha!!!
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