25 de Abril, 2016

Virtudes y comportamientos de un docente

Eduardo Izquierdo Ch.

Eduardo Izquierdo Ch.

Coordinador General Académico Programa de Formación Cristiana Duoc UC

5 minutos de lectura

La primera consideración de orden general que se nos viene a la mente es la dificultad y dureza de la labor de los profesores. Poseen una enorme responsabilidad social que recae en sus hombros y, por lo tanto, su obligación es de una cuidadosa y continua formación tanto intelectual como moral.

Difícil por las complejidades con que tropieza la labor educativa: la materia sobre la cual recaen o la misma esencia de la acción educadora ya que hay que forzar sin quebrantar. Alguien dijo que el arte del educador es difícil, porque consiste en el adiestramiento por la imposición o persuasión de una voluntad que, esencialmente, está hecha para la libre elección.

Sin embargo, esta dureza y dificultad, proviene principalmente de la responsabilidad que se desprende de la situación social del profesor, entre otras razones por:

1.- En efecto, hay que considerar que la sociedad (padres, Estado, etc.) han puesto en sus manos el tesoro más valioso que tiene dicha sociedad que son los jóvenes, impetuosamente juveniles, apasionados en la búsqueda de la felicidad y por lo tanto abiertos a la influencia bienhechora del bien, ávidos de verdad y prontos a hacer suyo todo lo que se les   enseñe.

2.- El profesor está llamado a completar la labor de la familia y en muchos casos incluso a reemplazar a una familia inexistente.  Es un factor fundamental en esa labor de “generación continua “que es la educación. El alumno pasa gran parte de su vida de estudiante en el aula y consciente o inconscientemente se va modelando según el profesor. De este modo las posiciones que este tiene frente a diversos aspectos van dejando una profunda huella en el alma del alumno.

3.- En consecuencia, en una clase el profesor debe procurar la adecuada formación intelectual del alumno, amando la verdad; debe procurar que el alumno desarrolle rectamente la facultad humana por excelencia que es la inteligencia y debe procurar que el alumno aprenda a ser un hombre de provecho y no un vagabundo. También el docente está llamado a dar una formación integral en donde el alumno forje su carácter, aprenda a odiar el mal y amar el bien y se prepare para salir vencedor en la lucha cotidiana por la vida.

Entonces, en vista de lo que antecede, ¿qué se requiere para que un docente pueda asumir a cabalidad con su responsabilidad?:

– Ante todo y ante la falta de conocimiento del alumno (ignorancia), si este se transforma en una persona instruida, se lo deberá al profesor laborioso y entusiasta que logró iluminar su inteligencia con la cultura.

– Si el alumno débil e inconstante llega a tener reciedumbre, se debe a la honradez del profesor consciente de su labor que supo hacer del alumno una persona de provecho.

– Vocación y aptitud de formador, bajo el riesgo de que en caso contrario el docente sea ineficiente en su labor y ocupe su cátedra por razones espurias.

– Saber comunicar lo que enseña, adaptándose a la capacidad intelectual de los alumnos, usando un método pedagógico que facilite la intelección y haciendo clases amenas e interesantes para captar la atención de los alumnos.

– Intachable moralidad personal. El desequilibrio moral provoca infaliblemente un desequilibrio intelectual lo que es evidente que al final influye en la enseñanza de la verdad. Por otro lado la intachable moralidad personal es indispensable para la formación de los alumnos ya que el ejemplo es un eficaz y muchas veces involuntario método de enseñanza. No se puede tratar de inculcar virtudes y valores en los alumnos (hoy más indispensable que nunca) si la moral del educador deja que desear.

A modo de conclusión y de acuerdo a lo que debe ser la labor de un docente/educador, puede hablarse de las cualidades y virtudes que tiene que tener este educador:

1.- Cualidades Naturales: como el artista, el educador nace y no se hace. Si la naturaleza no le ha dado ciertas cualidades, nunca llegará a ser un buen educador. A lo mejor un buen teórico pero sin influencia sobre los alumnos.

2.- Virtudes Adquiridas: aunque las cualidades naturales sean indispensables no se excluyen las virtudes adquiridas:

a) Esperanza, el desanimado, o no emprende nada o emprende mal lo que quiere intentar.

b) Perspicacia, para saber cuándo y cómo actuar y para no creer en victorias que no son tales.

c) Gran amor a su profesión, que implica una entrega y generosidad sin reservas así como un sacrificio desinteresado, a pesar de los posibles desalientos ante los fracasos aparentes.

d) Conocimiento del fin de su misión.

e) Perseverancia y delicadeza, desterrando todo método débil o brutal y perfectamente compatibles con la firmeza y energía.

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