Es imposible negar que la pandemia nos tomó de improviso. Desde el Estallido Social en octubre de 2019, se avecinaba que posiblemente la modalidad de clases sería distinta, ya que en ese entonces estaba claro que, la ciudadanía estaba descontenta con la desigualdad evidente en todos los sectores y no se contaría con los estudiantes de manera presencial.
Fue entonces que los directores de carreras tomaron resguardo y planificaron un nuevo semestre académico para que nuestros estudiantes lo pudiesen enfrentar de la mejor forma. Nunca pensamos que la pandemia nos obligaría a trabajar desde casa por un tiempo prolongado. Tuvimos que crear un área que no teníamos contemplada, buscando un espacio y lugar para armar un pequeño escritorio tratando de dejarlo lo más cómodo y apto posible; y que además ha significado para nuestros alumnos y profesores un desafío constante en tener la fortaleza mental por estar encerrados por tanto tiempo, con el único propósito de mitigar la propagación del virus e incluso por amor a nuestras familias tuvimos que dejar de tener contacto físico o realizar actividades cotidianas.
Ante la inquietud si estábamos preparados, con mucha sinceridad pienso que obviamente no, ni yo como director de carrera, ni mis profesores, ni nuestra Institución, pero no podíamos quedar ausentes ni mucho menos dejar de entregar los conocimientos necesarios a nuestros estudiantes. Fue así como solo con las ganas y el amor que muchos docentes tienen por sus estudiantes y su labor diaria, nos sumergimos como institución en una infinidad de capacitaciones que nos orientaban a cómo abordar de mejor manera, lo que ya se había definido como clases remotas. Sabemos que, a pesar de los grandes esfuerzos, aún nos falta mucho por aprender, para nuevamente tomar la brújula y seguir navegando en este mundo de la educación y la enseñanza en la ruta correcta para nuevamente tomar con fuerza nuestra misión y visión.
Ahora un poco más tranquilos y reposados, podemos reflexionar y preguntarnos, qué hemos aprendido en nuestro arte de enseñar como docentes en este contexto de Pandemia y fue entonces cuando obtuve muchas respuestas a esta inquietud.
Muchos de ellos respondieron que fue difícil, ya que sin duda se comenzó este periodo con mucha decepción al tratar de replicar lo que se realizaba de manera presencial al formato online, existiendo baja o nula respuesta de sus estudiantes; otros mencionan con impotencia el no poder interactuar con los alumnos, ya que el no verlos ha afectado la metodología enseñanza/aprendizaje, por lo cual lo primero que tuvieron que aprender es olvidar su estructura presencial y reinventarse. Partir desde cero y confiar en la capacitación, para aprender nuevamente lo básico y esencial que es la empatía, la tolerancia, la paciencia y el aprender a conectarse nuevamente con los estudiantes, antes de entregar un contenido o de ejercitar alguna materia, para que el aprendizaje vuelva a ser significativo.
Los docentes indican que las herramientas tecnológicas son un gran aliado, porque nos permite aprovechar de mejor forma el tiempo, pero con mesura ya que no es el fin, sino que es el medio para lograr los aprendizajes en nuestros estudiantes. Se descubrió en el AVA un sinfín de herramientas que nos ayudaban a conseguir nuestros objetivos. Tuvieron que reforzar la creatividad, motivación, perseverancia, resiliencia, compromiso, y la autogestión, para lograr nuevamente la atención de sus estudiantes.
Se aprendió a marcar muy bien los espacios de retroalimentación para darnos cuenta si nuestros estudiantes realmente avanzaban en el conocimiento entregado, buscamos las formas de establecer una comunidad para crear interés. Aprendimos a usar nuestros celulares para la grabación de breves videos que se ponían a disposición de nuestros estudiantes y así permitir la interacción sobre todo para aquellos que solicitan material extra a lo entregado.
El núcleo de nuestra clase se ejecuta en 40 a 45 minutos dejando los otros espacios para separar a los estudiantes en grupos de forma online y atenderlos de forma personalizado pasando por grupos. Entendimos que no todos estaban disponibles por la conectividad y que la clase asincrónica tenía gran importancia, por lo cual nuestra clase grabada debería ser específica y muy clara para que el estudiante la vea cuantas veces sea necesario. Por tanto se comprendió que una buena comunicación es el éxito y es costumbre hoy revisar de forma periódica el correo, los mensajes del AVA o buscando incluso distintas formas de mantener siempre el contacto con sus estudiantes, ya que esta es indispensable a la hora de enseñar y de aprender.
Pero sobre todo se aprendió a escuchar, ya que las brechas tecnológicas son muy amplias entre los profesores y también en nuestros estudiantes. Se aprendió a entender y que debemos innovar en más de 2 o 3 metodologías paralelas, ya que no todos tienen las mismas oportunidades como alumnos, unos sin computadores y otros sin conectividad. Pero por sobre todo aprendimos porqué nuestros estudiantes deben estar y seguir estando en el centro del aprendizaje.
Muchos profesores planifican en 3 niveles, enfocándose en los aprendizajes fundamentales, las actividades que permitan lograr estos aprendizajes donde es aquí donde las TIC´s realizan su función y obviamente las historias, anécdotas, elementos motivadores que sean de utilidad para la futura vida del estudiante tanto en lo personal como en lo profesional.
No ha sido fácil coordinarse en esta nueva forma de enseñanza a consecuencia de esta pandemia, pero se ha logrado con una mejor planificación de los tiempos, complementando trabajo y familia. Algunos docentes tuvieron que implementar elementos que hacen que una clase tenga la diferencia, por ejemplo, un mejor micrófono y audífonos para enfrentar la clase. Otros derechamente tuvimos que invertir en mejorar internet para que nuestros alumnos nos escucharan bien, programando actividades en los tiempos justos de clases, contando con las personas de apoyo y delegando responsabilidades en las clases y en el hogar para poder lograr el objetivo.
Me da mucho gusto trabajar en esta área ya que en los tiempos difíciles siempre he visto los valores que hemos intentado inculcar en muchos de nuestros profesores y esto es lo que le da sentido a educar, formar y enseñar. Cuando uno pregunta cuáles fueron las fortalezas que relucieron en esta pandemia, fueron increíbles sus respuestas: paciencia, empatía, tolerancia, adaptación, contención, ser cercanos, saber escuchar, comunicación, creatividad, vocación de servicio, adaptabilidad de metodologías activas, entre otros. Por lo que es ahí donde indicamos con toda sinceridad que tenemos grandes profesores en nuestras aulas.
La humildad también es uno de los valores que yo reconozco en muchos de los profesores, ya que han reconocido sus debilidades y trabajan en ellas buscando continuamente mejorar. Considero personalmente que un docente que crea que no debe aprender más, es un docente que no debiera estar formando personas ni futuros profesionales. Pero sí quiero destacar que saben reconocer que deben seguir mejorando la forma de preparar y entregar sus clases, utilizando y aprovechando de mejor forma las tecnológicas educativas, ya que el planificar una u otra metodología puede ser clave en entender por qué le cuesta aprender al estudiante en el formato remoto.
Mencionan, además, que se debe buscar el equilibrio exacto entre lo teórico y lo práctico, cambiar el switch y para revertir los silencios, lenguaje no verbal y el monólogo del cual muchos estaban acostumbrados, para así aprovechar de mejora manera las plataformas tecnológicas que tenemos a disposición ya que en ellas se pueden hacer muchas actividades para lograr así tener éxito. Seguir mejorando nuestros conocimientos en las TIC y en metodologías activo-participativas, mejorar el tiempo de reflexión en la estrategia que usaremos para que nuestros alumnos aprendan y que este aprendizaje sea significativo, son clave a la hora de ejecutar de la manera correcta una clase en el aula de manera sincrónica o asincrónica.
El mayor de los problemas que sin duda se debe mejorar y no tiene relación al docente en sí, es la conectividad y la tremenda brecha que existe en las distintas localidades donde viven nuestros estudiantes. Darnos cuenta de que a Julio de 2021 aún existen familias que no cuentan con un computador o una conectividad que les permita el mejor de los accesos a la comunicación con los docentes. Percibir que a pesar de los beneficios y esfuerzos que nuestra institución ha realizado por entregar elementos que sirvan para dar soporte a tales situaciones, no se logra establecer una comunicación, porque no existe ni siquiera señal telefónica en algunos sectores.
En relación con los consejos que se les puede entregar a nuestros colegas para enfrentar este desafío, se menciona como relevante que debemos seguir construyendo día a día por el bien de nuestros estudiantes, y a pesar de las circunstancias ver siempre la oportunidad de mejora, ya que el hoy y el mañana lo construimos todos con profesionalismo y vocación. Ser cercano a nuestros alumnos sin dejar de jugar un rol de docentes, programar actividades con anticipación, saber escuchar, aumentar la motivación realizando clases didácticas y entretenidas, unificar criterios para tener reglas claras desde el principio del semestre, así como también mantener siempre informados a los estudiantes por todos los medios que sea posible.
Si bien los PDAs son una guía, debemos seguir buscando una planificación que nos proporcione la mejor estrategia de aprendizaje, así como el diseño de los instrumentos de evaluación. Deben humanizar los conocimientos y poner una cuota de propia experiencia, para que los estudiantes sientan que el conocimiento entregado es algo verdadero y que servirá para el futuro que ellos quieren ser. Tratar de utilizar el aula invertida, terminar las actividades en los períodos que corresponde, utilizar como herramienta de comunicación el WhatsApp y Discord. Pero por sobre todo mantener los tiempos de descanso, donde se puedan relajar, disfrutar a la familia, jugar, reír, tomar un tiempo de reflexión para seguir tomando las mejores decisiones en el rol de formador de personas que somos.
No se puede concluir, sin dar un consejo a nuestros estudiantes que en este proceso también les ha tocado difícil, y es que sigan luchando por alcanzar sus seños y metas. Sin duda no es fácil, pero se puede si todos trabajamos juntos por sus sueños. Que los profesores no son un enemigo sino el guía de los pasos a seguir en este mundo de la profesión y que aprovechen la comunicación como un aliado para avanzar y lograr los aprendizajes. La calificación no es lo más relevante, sino que el aprendizaje logrado y la experiencia vivida es lo que nos enseña y es por lo cual logramos aprender. Que necesitamos alumnos que busquen la forma de autogestionar su conocimiento y aprendizaje, que puedan ser empático con sus profesores ya que la mayoría ha pasado por muchas situaciones complejas y pueden guiarles y ayudarles a ser el mejor de los profesionales. Y por último no menos importante, que aprendan a levantarse después de una caída, que si se permiten las pausas es porque debemos respirar, ver el camino recorrido y avanzar lo que nos falta. El esfuerzo, deberes, obligaciones y trabajo serán recompensados en un futuro cuando tengan su título que les permitirá poder abrir camino en el mundo laboral.
Los tiempos de pandemia han sacado lo mejor y a veces lo peor de todos, pero sin duda la educación y el aprendizaje significativo se presenta cuando lo aprendido o lo enseñado se hace con el amor y la preocupación de tener y esperar un mejor futuro.
Espero pronto podamos volver a vernos y comenzar nuestras actividades prácticas en cada una de nuestras sedes y si Dios así lo permite, ya pronto volver a abrazarnos y a seguir luchando juntos por una mejor sociedad.
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