“Hoy estamos viviendo un nuevo mundo”, a estas alturas esta frase sin duda es un cliché. Sin embargo, la rapidez y lo vertiginoso de los nuevos acontecimientos hace que ese cliché deje de ser, justamente, un cliché.
En esta ocasión cuando hablamos de un “nuevo mundo”, queremos profundizar en algo más que simplemente una referencia geográfica/espacial, resumida en la pregunta “dónde estamos”, sino más bien centrarnos en un “cómo estamos”.
Así es, hoy en día a diferencia de los tiempos pasados para conquistar nuevos territorios no es necesario desplazarse física o geográficamente. Hoy estamos viviendo migraciones a nivel valórico, de ideales, de expectativas, de sueños, de incertidumbres y, por cierto, de visión de futuro.
Hoy el mundo nos demuestra que los movimientos, la disrupción y el rompimiento del status quo, no se da solo por necesidades de un mejor “pasar”, se da también por la búsqueda de un mejor “estar”, de un mejor “ser”.
Si nos ponemos a pensar, hoy la sociedad en la cual vivimos comienza a poner en tela de juicio límites, estereotipos, premisas, prejuicios, egoísmos históricos, a cuestionar valores instaurados por siglos; comenzamos incluso a dejar de pensar en una sociedad como concepto grupal y nos comenzamos a detener en las personas que la componen. Si, las personas que históricamente la gente del marketing y la publicidad hemos aglutinado en un concepto de “segmento”, el cual hoy es cada vez más complejo de describir o entender.
Con esto último inmediatamente salta una pregunta: ¿hacia dónde vamos? Y digo “dónde vamos”, no “hacia dónde nos llevan”. Porque somos nosotros quienes hoy perfectamente podemos hacernos cargo de nuestra propia migración que, como ya se dijo, no tiene por qué ser solo geográfica.
La evolución propia del mundo ha visto pasar de manera vertiginosa cambios de paradigmas industriales que obligan a la reinvención, a la exploración y la definición de nuevos territorios de competencia. No hablamos solo de ser competitivos, sino más bien “competentes”.
En la primera revolución industrial a fines del 1700, era el agua y la energía del vapor la que comenzaba a permitir que la “mecanización” moviera el desarrollo de la industria. Casi un siglo después, en la segunda mitad del siglo XIX, fue la energía eléctrica aquella que impulsó la producción en serie y así el desarrollo de empresas manufactureras. Nuevamente tuvo que pasar casi un siglo, para que sea la electrónica y la informática las que permitieran redefinir el escenario industrial, logrando democratizar los mercados y abrir las puertas a una producción automatizada, más eficiente y más cerca de todos.
Hoy ya vivimos la Cuarta Revolución Industrial, sin haber pasado aún la mitad de los ciclos anteriores. Aquella revolución del conocimiento, del valor añadido y de la innovación, que sin duda se presenta con grandes oportunidades para el desarrollo de nuestro país y el mundo. La inteligencia artificial, el Big Data, la Internet de las Cosas, la Robótica, la Nanotecnología, entre otros, y en donde la tecnología, la digitalización y la computación son los nuevos protagonistas de la economía.
En el último reporte de tendencias de ACHAP, llamado “Cómo la Publicidad aporta a la creación de riqueza en Europa”, se detallan los resultados de un estudio elaborado de forma independiente por la empresa Deloitte en Europa, llamado “El Valor de la Publicidad”, y cuyo objetivo era demostrar la contribución económica de la publicidad en la región. Este estudio demostró que un euro, invertido en gastos publicitarios en 2014, generó 7 euros para la economía, lo que representa un aporte del 4,6% del PIB regional.
De la mano con el desarrollo tecnológico una serie de labores ya han podido ser automatizadas por máquinas. Sin embargo, habrá otras con una alta demanda de otro tipo de habilidades y competencias, donde el mayor desafío que tendremos por delante será prepararnos y explorar nuevos terrenos donde aportar valor.
En Duoc UC, reconocemos aquellas competencias de empleabilidad claves que se requieren en el mundo de hoy y del mañana, estas son: (1) aprender a aprender, (2) las habilidades interpersonales, (3) la responsabilidad social y el compromiso ciudadano, (4) las habilidades para buscar, procesar y analizar información procedente de fuentes diversas, (5) la capacidad de motivar y conducir hacia metas comunes, (6) la capacidad de trabajo en equipo, (7) la capacidad de comunicación en un segundo idioma, (8) la capacidad para identificar, plantear y resolver problemas (9) y la capacidad creativa.
A lo anterior, podemos sumar que en el año 2016 el Foro Mundial Económico ya delineaba las distintas habilidades que en el año 2020 serán requeridas para cualquier profesional, de manera transversal, y que les permitirá ser competitivos y competentes. Entre ellas: (1) la flexibilidad cognitiva, (2) la negociación, (3) la orientación de servicio, (4) el juicio y la toma de decisiones, (5) la inteligencia emocional, (6) la coordinación y la colaboración con los demás, (7) el manejo de personas, (8) el pensamiento crítico, (9) la resolución de problemas complejos y (10) la creatividad.
Si, la Creatividad, una habilidad propia del ser humano que se pretende reemplazar por ejemplo a través de la inteligencia artificial, pero que su origen es propio de la naturaleza humana. Sin embargo, a quienes nos vinculamos profesionalmente con la Creatividad se nos vuelve un desafío redefinir nuestra propuesta de valor. Quizás un buen punto de partida es dejar de pensarnos como “creativos” y pensarnos como “creadores”, dejando de tener solamente una labor utilitaria con fines tácticos y explorar terrenos estratégicos que aporten valor no solo a la empresa, sino que a la sociedad.
Hoy lo vemos, publicistas que no solo crean campañas creativas, sino que también ideas que aportan al desarrollo de nuestra sociedad y donde la comunicación es el eje articulador. Donde a veces el punto de inicio de un proceso creativo no es el brief de una marca, sino que un problema presente en nuestra sociedad sin una marca definida.
Así es, la Publicidad también está migrando. Como dijo recientemente Alejandra Ferrari, Gerente General de ACHAP: “la industria publicitaria hoy exige de mayor creatividad, pero más allá de como la conocemos hasta ahora. La creatividad debe ser parte relevante del engranaje económico del país”. La misma ACHAP hoy es clara en indicar que: “la publicidad, entendida en su sentido más amplio, es un aporte fundamental para el desarrollo social y cultural”. Esto, porque transmite información fundamental para hacer más fácil la libre elección de productos y servicios en un entorno competitivo, y representa la forma más eficaz de dar a conocer lo mejor que las empresas e instituciones nos ofrecen. Porque sostiene los medios de comunicación que nos garantizan información libre, diversa y pluralista, además de entregarnos entretenimiento social y cultural que nos ayuda a vivir mejor. Porque promueve la difusión de valores e iniciativas sociales fundamentales para la igualdad, la solidaridad y el progreso social. Porque aporta talento creativo e innovador a la sociedad, integrando diversas disciplinas profesionales. Porque es consciente de su capacidad de influir y se autorregula hace más de 35 años en Chile. Y finalmente, porque cumple un rol fundamental en el desarrollo del deporte y la cultura, haciendo posibles distintos eventos que nutren a las sociedades y trascienden fronteras.
Sin duda estamos en tiempos de migración y no lo podemos negar. El diccionario de la Real Academia Española define Migrar como: “trasladarse desde el lugar en que se habita a otro diferente”. Hoy el mundo nos exige migrar y como dijimos anteriormente, sin ser literales, hacia terrenos no necesariamente geográficos donde nuestra propuesta de valor realmente construya una mejor sociedad, demostrándonos que la disrupción y el rompimiento del status quo, no solo nos permitirá ser mejores publicistas, sino que también mejores personas.
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