“Formar personas para una sociedad mejor”. Nuestro propósito institucional hoy cobra más valor que nunca. Desde fines de 2019 e inicio de 2020, hemos experimentado como sociedad profundos cambios que nos han obligado a enfrentar la formación de nuestros estudiantes con nuevas herramientas, competencias y dificultades.
Una de las grandes problemáticas fue enfrentarnos, de un momento a otro, a un ecosistema digital al que no estábamos preparados y que exigió el máximo de nuestras capacidades para entregar a nuestros estudiantes una educación de calidad.
Esta transformación no solo fue producto del estallido social y la Pandemia, sino también vino acompañada de otro potente gatillador de cambios sociales, laborales, culturales y una generación Z en plenitud. Jóvenes nativos digitales con una alta formación autodidacta en diversos ámbitos, sobre todo tecnológicos, con una conciencia social y ambiental, con nuevos lenguajes, códigos y formas de comunicarse en la actual era digital. Todo lo anterior, sin duda, se transformaba en un gran desafío que debíamos enfrentar como institución.
Durante casi dos años, tuvimos una generación que resignificó la formación, que nos hizo reflexionar respecto al valor de la presencialidad, la vida estudiantil en la Sede, la relación personal y cercana que cada docente construía con sus alumnos y sobre el uso de la tecnología como aporte a la formación, no como fin. Cerca del 50% de nuestros alumnos han estudiado a distancia, o de manera mixta durante su carrera.
Estos estudiantes con altas expectativas y una visión social más globalizada y exigente, contaban con un conocimiento previo de múltiples herramientas tecnológicas propias de la digitalización y los nuevos entornos de trabajo: home office, freelance, teletrabajo y trabajo híbrido, entre otros. Sin duda, nos exigió repensar la forma de enfrentar nuestra docencia en esta dualidad presencial y remota.
Nadie estaba preparado para el proceso de adaptación. Gracias a la capacitación, a través de los cursos We Learn, con el apoyo de los docentes tutores, el acompañamiento de la Unidad de Apoyo Pedagógico (UAP) y el propio autoaprendizaje que nuestros docentes realizaron responsable y comprometidamente, logramos el proceso de adaptación durante todo el primer semestre del 2020. El AVA pasó de ser un canal de comunicación, a ser el centro del desarrollo formativo de los estudiantes y pieza clave en la relación de docentes y alumnos. Mientras aprovechaban las potencialidades de esta plataforma, cada docente pudo administrar la gestión de sus clases, el desarrollo y la generación de contenidos académicos, y todo tipo de herramientas para la evaluación y comunicación con sus alumnos. Es así como se pudo fomentar el desarrollo de actividades que antes no formaban parte de las dinámicas propias del aula, por ejemplo, la utilización de los foros, los blogs, las wikis, etc.
Gracias al conocimiento adquirido y el manejo ágil de la plataforma AVA, durante el segundo semestre nuestros docentes desplegaron metodológicamente diversos recursos para fortalecer los aprendizajes de sus estudiantes. A través de la tecnología, los docentes en sus asignaturas realizaron diversas actividades que permitieron vincular a sus estudiantes con profesionales de la industria para el desarrollo de proyectos colaborativos, charlas virtuales e incluso visitas a terreno mediante plataformas digitales. Más aún, gran parte de estas actividades contó con la participación de nuestros titulados que, ya sea en Chile o en el extranjero, pudieron transmitir sus experiencias al aula virtual.
El rol de nuestro equipo docente no solo fue formar a estudiantes, sino también aprender de ellos y trabajar colaborativamente el autoaprendizaje para volcarlo al desarrollo de su docencia. Es así como surgieron iniciativas muy destacables, que se transformaron en materiales complementarios, proyectos académicos e inspiración para nuestros estudiantes.
En marzo del 2020, nuestro docente titular Francisco Isla incursiona en el formato LIVE de Instagram, realizando “Coronizados”, una serie de conversaciones vía streaming con profesionales de la industria de la publicidad, diseño e innovación. Con el paso de los meses este espacio se traslada a YouTube con un canal propio y más de 60 invitados de todas partes del mundo.
Además, en septiembre del 2020, como una forma de complementar los contenidos de sus clases, mediante a un formato más cercano y en línea a los intereses de sus alumnos, el profesor Cristián Faúndez desarrolla una serie de cápsulas de contenidos en YouTube, que profundizan conceptos claves en la industria de las comunicaciones, realizando análisis y ejemplificando con casos reales dichos contenidos. La “Publiseñal” se ha transformado en un canal de YouTube que salta las barreras del aula y se transforma en un contenido de consumo para estudiantes, docentes y profesionales de las comunicaciones.
Durante abril de este año, con el objetivo también de complementar los aprendizajes formales de nuestros estudiantes y, a la vez, ser un apoyo para las pymes y micro emprendedores en un período de alta incertidumbre, nace el proyecto podcast llamado “We Happy Com, una conversación optimista para hablar de comunicación”. Esta iniciativa intercarreras, liderada por los docentes Francisco Isla (Publicidad) y Andrea Antón (Relaciones Públicas), emerge como un canal de comunicación hacia la comunidad y un espacio de encuentro para fortalecer las relaciones humanas a través de la conversación.
La tecnología y su uso, como medio para conectar y formar a nuestros estudiantes, nos entrega hoy múltiples beneficios como el establecimiento de una sincronía sinérgica y online con la industria, metodologías ágiles para evolucionar e innovar rápidamente, también el fortalecimiento del individuo con mayor énfasis en sus capacidades. Además, permite la posibilidad de currículums flexibles y con modelos de aprendizaje adaptados a la realidad del estudiante, rompiendo las barreras del aula, el país y lenguaje, y no solo aportando al desarrollo de la industria, sino también para el desarrollo de una sociedad globalizada.
Lo descrito anteriormente, refuerza y da más sentido a nuestro propósito y al nuevo enfoque de nuestro modelo basado en competencias, que enfatiza el desarrollo de las capacidades individuales de nuestros estudiantes, para no solamente formar profesionales y técnicos competentes, a través de un perfil profesional homogéneo y uniforme, sino que además fortalecer la formación de una identidad profesional diversa y singular, que permita una formación más robusta y significativa para enfrentar los cambios que la sociedad y la industria hoy nos exige.
Los cambios vertiginosos del mundo de hoy y todo lo expresado anteriormente, debiera llevarnos a reflexionar sobre tres aspectos:
1.La generación de contenidos se convierte hoy en un complemento clave para la formación y en una competencia del siglo XXI que todo docente debiera enfrentar. Esta permitirá, a través de una innovación metodológica empática, inspirar a nuestros estudiantes, unir personas, fomentar la exploración y el autoaprendizaje, poner en práctica lo aprendido y lo más importante, comunicar con impacto y trascendencia social.
2.Las sedes se comienzan a perfilar como centros de experiencias prácticas y significativas para el aprendizaje, dejando atrás y quitándole la responsabilidad solo a la “presencialidad” como argumento para una educación de calidad.
3.El rol que asumirá la tecnología para la evaluación de aprendizajes de cada estudiante para el fortalecimiento de sus capacidades individuales y su identidad profesional en una educación para la vida.
La tecnología, la digitalización y una verdadera transformación digital, arraigada a nuestra cultura institucional, serán un factor clave en la forma de enfrentar los nuevos desafíos formativos. Sin duda, todo este aprendizaje adquirido este último tiempo nos ha robustecido para enfrentar estos desafíos que se vienen, una educación de calidad que combine una presencialidad significativa con un ecosistema digital al servicio de la docencia y del aprendizaje.
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