El retorno a clases paulatino comenzó a implementarse el segundo semestre del año 2021, fecha en la que las asignaturas disciplinares regresaron con clases presenciales y las transversales se mantuvieron de manera remota. Sin embargo, en el año 2022, todas las asignaturas incluyendo programas transversales y carreras, volvieron a modalidad presencial sin excepciones y, junto con esto, se enfrentaron desafíos que debimos ir trabajando a lo largo del primer semestre. En primer lugar, adaptar a toda una comunidad a los nuevos protocolos de higiene y seguridad para evitar posibles contagios; en segundo lugar, los protocolos aplicados en nuestra sede Alameda nos valieron el Sello COVID entregado por la ACHS, como reconocimiento a nuestro esfuerzo por mantener diferentes conductas que previenen posibles contagios tanto en las salas de clase, como en las diferentes áreas de alto tránsito de personas.
Por otra parte, uno de los segmentos más importantes a considerar durante este primer semestre 2022 fue el de los docentes; el retorno, luego de casi dos años de clases remotas, significó retomar la rutina antigua y los tiempos de traslados. Sumado a esto, los estudiantes con los que se encontraron en la sala de clases tampoco eran los mismos, ya que para muchos de estos la pandemia seguía mostrando consecuencias negativas en sus vidas personales afectando su desempeño en el aula.
Para poder apoyar a nuestros docentes fue vital el recuperar los espacios de convivencia y encuentro: volvimos a celebrar cumpleaños, a juntarnos durante las Semanas Cero en el auditorio y a disfrutar de un café. El escuchar sus inquietudes nos ayudó a entender el nuevo contexto que estábamos viviendo y enfocar el trabajo de la UAP en generar espacios de acompañamientos oportunos y centrado en sus necesidades. Cabe destacar la participación de nuestros docentes en la Jornada de Reflexión por una Sana Convivencia en junio de este año, en la que coincidieron en declarar que, si bien han sido testigos de cambios en el comportamiento de los estudiantes, estos son menos graves y radicales como los que observan en el entorno exterior de la sede Alameda. Esto significa que nuestra tarea de retomar el ritmo presencial, los espacios de encuentro y las actividades hitos de la Sede, ha permitido mantener un ambiente de buena convivencia docente-alumno y alumna.
Por otro lado, rediseñamos el servicio entregado a los estudiantes mediante un plan de acompañamiento que buscaba contactar oportunamente a nuestros alumnos y alumnas. Incorporamos a estos análisis variables psicoemocionales, financieras y académicas, lo que nos permitió tener una mirada integral sobre la situación personal de cada uno. Con esto, pudimos atacar rápidamente a los posibles desertores y ofrecer un plan de apoyo que se acomodara a sus necesidades, a través del Centro de Atención Académica de la Sede.
Es importante destacar que la jornada vespertina se ha visto particularmente más afectada por varios factores: violencia en las calles a altas horas de la noche, constantes ruidos de protestas que dificultan el estar en clases y escasa movilización pública que les permita un retorno seguro a sus hogares. Sin embargo, y pese a toda la gestión de los equipos, aún no hemos podido responder a las necesidades de los estudiantes vespertinos y tenemos el importante desafío de coordinar las ayudas que correspondan entre los diferentes actores de la zona República que influyen en la mejora de la seguridad.
Por lo pronto ha sido vital vincularnos con la comunidad y los vecinos: somos parte del Consejo de Seguridad Barrio República que busca encontrar estrategias de prevención para fomentar la seguridad de los alrededores; hemos trabajado directamente con Carabineros de Chile para solicitarle más rondas en los sectores cercanos al metro República y metro Unión Latinoamericana las que se han cumplido a cabalidad; trabajamos con la Municipalidad de Santiago quienes gestionaron que el bus de seguridad de la comuna este cada dos semanas afuera de la Sede vigilando la seguridad y recibiendo información sobre asaltos u otros problemas que se generan en el día a día; también la Municipalidad ha realizado charlas abiertas a la comunidad en el auditorio de la Sede reforzando la información sobre los canales de comunicación ante posibles problemas.
Es importante destacar la participación de la Universidad Diego Portales quienes también realizaron una charla para nuestros alumnos y alumnas en donde hablaron de las drogas de sumisión y cómo funcionan. Esto fue vital para tranquilizar a nuestros estudiantes quienes tienen personas cercanas afectadas por esto. Cabe destacar que todo lo anterior ha sido acompañado de una campaña comunicacional potente en donde enviamos periódicamente tips de seguridad para nuestros alumnos y alumnas y el Punto Estudiantil compró y repartió lanyard amarillos a todos los alumnos y alumnas de la Sede junto a la orden de ponerlos en sus mochilas. De esta manera, los alumnos y alumnas pueden reconocerse entre ellos en las calles y formar grupos para acompañarse en los trayectos al metro.
Otro foco importante de trabajo este año ha sido la deserción, un estudio realizado por la mesa de permanencia de Duoc UC en el año 2021 (gráfico 1) nos muestra que la principal razón de los alumnos y alumnas para no continuar sus estudios es la poca compatibilidad de sus deberes académicos con sus obligaciones económicas y laborales. Tener estos datos nos permite reflexionar acerca de posibles respuestas que la institución podría generar en post de generar oportunidades más flexibles al estudiantado que le ayuden a bajar la presión entre estudios y trabajo, por ejemplo.
Gráfico 1: Mesa de permanencia DUOC UC, 2021.
Gracias a la Pandemia aprendimos que podemos utilizar nuevos canales de aprendizaje, así como seguir conectados con nuestros estudiantes. Durante este nuevo contexto, es vital entender la urgencia de crear modalidades educativas flexibles y eficaces que se adecuen de mejor manera a la realidad de cada uno de nuestros alumnos y alumnas, sin perder la calidad educativa que nos caracteriza. Nuestra institución ya ha demostrado su capacidad de mejora, de adecuarse a los nuevos tiempos, sean los que sean, y mantenerse vigente, justamente porque está en constante revisión de sus procesos y de sus modelos, porque le importa su comunidad y lo que le afecta, porque sabe adaptarse y ofrecer lo mejor de sí para que su comunidad de estudiantes, docentes y administrativos viva un sistema educativo de verdadera calidad académica.
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