El término “estrategia” se deriva del griego “Strategos” que significa, literalmente, “general del ejército”. Cada una de las diez tribus de la antigua Grecia elegía cada año un Strategos para dirigir su regimiento. En la batalla de Maratón (490 AC), los Strategos asesoraron al Gobernante político como un consejo. Dieron asesoría “estratégica” sobre la gestión de las batallas para ganar las guerras, en lugar de asesorar sobre “tácticas” de manejo de las tropas para ganar las batallas.
No es de batallas y guerras lo que quiero plantear. En vez de esto, quiero abordar los conceptos de planificación estratégica, gestión y sustentabilidad.
Todos hacemos gestión —aunque sea intuitiva—, y controlamos el rumbo —aunque no usemos indicadores. El control de gestión busca sistematizar estos datos para ordenar el aparente caos y definir cursos de acción que fortalezcan y neutralicen las debilidades. Sin el correcto control de gestión, de nada vale planificar y programar, porque nunca sabremos si fuimos efectivos, o si estamos respondiendo a los lineamientos institucionales. La gestión, en algunos casos, puede indicarnos que el curso de la operación no es el óptimo.
Debe ser parte de la cultura organizacional el encauzar los recursos de forma correcta para alcanzar los resultados esperados. De no ser así, debe existir la correcta evaluación y justificación, teniendo presente que pueden aparecer escenarios que cambien el impacto planificado.
En 1993, en Estados Unidos se trabajó en la Ley de Eficacia y Rendimiento del Gobierno (Government Performance and Results Act)[1]. Las agencias ejecutivas desarrollaron, para la presentación de su presupuesto, planes estratégicos y planes anuales de desempeño. En este contexto, los elementos básicos de los planes estratégicos fueron los siguientes:
Una declaración comprehensiva de la misión de la agencia.
- Objetivos de largo plazo para la agencia en general, y objetivos para las funciones principales y operaciones.
- Estrategias y recursos necesarios para desarrollar los objetivos y metas.
- Descripción de la relación entre los objetivos de largo plazo y los objetivos de los planes anuales de desempeño.
- Identificación de los factores claves externos a la agencia más allá del control que podrían afectar significativamente el desarrollo de los objetivos estratégicos.
Está claro que la planificación estratégica antecede al control de gestión. Dicha planificación es la que nos permite abarcar aspectos generales, que involucran el mediano y largo plazo, además de entregarnos las señales necesarias para identificar cursos de acción para que respondan a las prioridades institucionales.
Dentro de las actividades de planificación es importante determinar entre una planificación estratégica y una planificación operativa. Ambas nos entregan señales del mejor curso de acción a tomar. Sin embargo, la primera se refiere al largo y mediano plazo y la segunda se relaciona al corto plazo.
Cuando hablamos de planificación estratégica nos estamos refiriendo a las grandes decisiones, al establecimiento de los objetivos estratégicos que permiten materializar la Misión, la Visión y El Modelo Educativo. Son estos los que nos proporciona nuestra identidad y nuestras prioridades antropológicas y educativas. Todo ello apunta a educar con calidad a nuestros estudiantes.
¿Por qué es tan importante que nos preocupemos de la sustentabilidad del proyecto? Esto se responde con solo dar un vistazo fuera de nuestra casa y ver que cada día es mayor la responsabilidad que tenemos como Institución.
En el informe Perspectivas económicas de América Latina 2015, se destaca la diversificación productiva y una mejor educación como necesidades para favorecer el crecimiento en Latinoamérica, región que según el resultado del documento “continúa la senda de desaceleración económica iniciada en 2010”. Según este informe, los pronósticos para el crecimiento del PIB se ubican en el rango del 1,0%-1,5% en 2014 (2,5% en 2013, 2,9% en 2012), y se recuperarán ligeramente en 2015 hasta el 2,0%-2,5%.
El informe señala que esta evolución se explica tanto por factores internos como por el contexto exterior menos favorable de los últimos cinco años, agregando que la desaceleración de la economía china y su impacto en la demanda y los precios de las materias primas y la política monetaria de Estados Unidos. El informe, además, indica que, “para impulsar el crecimiento potencial y la equidad es necesario seguir avanzando en reformas estructurales”.
Por ello, una mejora de los niveles de educación de toda la población en América Latina, de las competencias de su fuerza laboral presente y futura, y del entorno y las políticas de innovación constituyen un componente esencial para impulsar el crecimiento incluyente en la región.
En ese sentido “es urgente mejorar el vínculo entre el sistema educativo y el productivo”, reforzando en particular la formación técnica, recalca el informe (OCDE)[2].
Finalmente concluyo que, tanto para planificar como para gestionar, es necesario que cada uno comprenda claramente la finalidad de las acciones que influirán en el futuro de miles de alumnos y sus familias.
[1] Fuente: Results – Oriented Government. March 2004. Government Accountability Office. GAO http://www.gao.gov
[2] Fuente: OCDE – (“Perspectivas económica de América Latina 2015”)
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