En la sociedad actual, caracterizada por el dinamismo y velocidad de cambios tecnológicos, el pensamiento crítico hoy en día se erige como una competencia esencial. La Educación Técnico-Profesional, orientada a formar personas que sean capaces de insertarse en sectores productivos y estratégicos, enfrenta el desafío de no solo limitarse a transmitir conocimientos técnicos, sino de formar estudiantes que cuestionen, analicen y transformen nuestra realidad.
En el uso cotidiano (o doxa), “pensar críticamente” suele entenderse de distintas maneras, todas vinculadas con el acto de cuestionar, valorar o bien discernir. El termino critico proviene del griego kritikos, que significa “capaz de juzgar o discernir”. Esta raíz etimológica enfatiza que el pensamiento crítico no es meramente opinión, sino un proceso activo de evaluación mediante criterios claros y reflexivos.
El pensamiento crítico se refiere a la capacidad de los estudiantes para pensar y evaluar de forma independiente la información y los puntos de vista durante el proceso de aprendizaje, incluyendo procesos cognitivos como cuestionar, analizar, razonar y juzgar (Dwyer et al., 2014). Diversos estudios declaran que el pensamiento crítico inevitablemente tiene algún grado de influencia en el uso de la tecnología. Las personas que tienen un mayor dominio del pensamiento crítico logran desarrollar competencias cognitivas avanzadas como, por ejemplo, el análisis riguroso y el razonamiento sólido.
Kant, en pleno espíritu de la ilustración, nos recuerda la consigna “sapere aude”: “atrévete a pensar por ti mismo”. El verdadero conocimiento surge de una autonomía intelectual activa, no de la aceptación acrítica de lo dado.
Unesco en su marco de Educación para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (2017), identifica el pensamiento crítico como una de las ocho competencias transversales necesarias para enfrentar los desafíos globales y promover la ciudadanía activa y reflexiva. Reconociendo esta importancia, existe diversas políticas educativas internacionales e institucionales que incorporan el pensamiento crítico explícitamente como eje formativo.
En este contexto, la Inteligencia Artificial Generativa (IAG) surge de manera significativa en las dinámicas educativas, invitando a repensar como promovemos el pensamiento crítico en nuestro estudiantado. Investigaciones recientes revelan una dualidad que es interesante abordar: por un lado, herramientas como ChatGPT o bien generadores de texto, pueden potenciar la motivación el compromiso y la resolución creativa de problemas, constituyéndose en un valioso soporte cognitivo para el estudiante (Premkumar et al., 2024). Por otro lado, el verdadero potencial de la IA generativa se despliega cuando es usada como una herramienta de pensamiento y no solo de contenido.
La IA generativa puede sin duda alguna estimular una adopción más autónoma del conocimiento, potencia la capacidad de los estudiantes para analizar problemas y tomar decisiones de manera informada, al mismo tiempo que refuerza las habilidades para procesar dicha información, impulsando el pensamiento innovador. Acá se abre un debate singular, ¿cómo asegurar que la inteligencia artificial generativa actúe como aliada al pensamiento crítico? En el ámbito de la Educación Técnico-Profesional, la integración de la IA generativa no debe quedar en meras menciones abstractas: requiere de una arquitectura pedagógica intencionalmente diseñada. Lo que debe primar es el uso de la IA como una herramienta de pensamiento, más que como un mero proveedor de respuestas.
Voy a indicar un ejemplo que es bastante alentador al respecto y que proviene de un estudio de Generative AI-mediated scaffolds for enhanced critical thinking (Hong, et al., 2025), utilizado en contextos vocacionales,el cual evidencia como espacios de apoyo pedagógico basados en IA, como por ejemplo, el uso de prompts bien estructurados, la revisión reflexiva y los ciclos iterativos de escritura, generaron mejoras sustanciales en los niveles de análisis, metacognición y juicio evaluativo del estudiantado.
En concreto, tecnologías como asistentes generativos adaptativos ofrecen posibilidades valiosas para diseñar situaciones formativas vivenciales. Lo interesante es interactuar con diversos escenarios generados por IA que requieren un diagnóstico, resolución y justificación de elecciones. Todas estas situaciones pueden convertirse en un vehículo de pensamiento crítico y acá nuestro rol como docente es transformador, dado que tenemos la responsabilidad de inducir la reflexión mediante preguntas como: ¿qué suposiciones están detrás de esta solución con IA? ¿Podemos mejorar? ¿Cómo? El desafío entonces no es tener una actitud temeraria hacia la IA generativa, sino más bien abordarla para fortalecer las capacidades de cuestionamiento y la transformación en diversos contextos.
De esta manera la IA actúa como un claro catalizador de innovación formativa, despertando la autonomía intelectual del estudiantado, sin dejar de lado nuestra mediación pedagógica como docentes, orientando el juicio legítimo y creativo. No debemos olvidar que el enfoque pedagógico innovador tiene el potencial de transformar el aprendizaje: en primer lugar, promueve la independencia cognitiva; en segundo lugar, fortalece la capacidad para analizar problemas de forma criteriosa; tercero, tomar decisiones fundamentadas y, por último, procesar información de forma eficaz, todo ello estimulando la creatividad.
Es aquí precisamente donde nuestro estudiantado debe desplazarse de un rol pasivo a un actor activo de su proceso formativo. En esta línea, todos estos métodos encuentran un real complemento cuando se integra la IA generativa, lo que facilita una secuencia didáctica, dinámica y reflexiva. Los docentes tenemos que adoptar metodologías innovadoras que generen en nuestros estudiantes una actitud de trabajo más comprometida, ya que esto sin duda mejora su rendimiento académico dado que se implementan métodos de enseñanza críticos y participativos.
En síntesis, el pensamiento crítico debe ser el eje central de la Educación Técnico-Profesional en contextos donde la Inteligencia Artificial Generativa cobra cada vez más protagonismo. La evidencia demuestra que, lejos de sustituir la reflexión humana, la IA puede y debe convertirse en catalizadora del juicio reflexivo, la autonomía y la innovación, siempre que se inserte en prácticas pedagógicas cuidadosamente diseñadas (Zhao et al., 2025). Por ello, nuestra misión docente es clara: no temer a la IA generativa, sino enseñarle a pensar con nosotros, reconociendo que cada interacción representa una oportunidad para profundizar, cuestionar y transformar. De esta manera formaremos personas capaces de liderar, innovar y aportar con criterio y propósito en el siglo XXI.
REFERENCIAS
Dwyer, C. P., Hogan, M. J., & Stewart, I. (2014). An integrated critical thinking framework for the 21st century. Thinking Skills and Creativity, 12, 43-52. https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1871187114000030?utm_source=chatgpt.com
Hong, H., Vate-U-Lan, P., & Viriyavejakul, C. (2025). Generative AI–mediated scaffolds for enhanced critical thinking in EFL writing. Edelweiss Applied Science and Technology, 9(6), 43–54. https://doi.org/10.55214/2
Premkumar, P. P., Yatigammana, M. R. K. N., & Kannangara, S. (2024). Impact of generative AI on critical thinking skills in undergraduates: A systematic review. Journal of Desk Research Review and Analysis, 2(1), 199–215. https://doi.org/10.4038/jdrra.v2i1.55 5768484.v9i6.7751
Zhao, G., Sheng, H., Wang, Y., Cai, X., & Long, T. (2025). Generative Artificial Intelligence amplifies the role of critical thinking skills and reduces reliance on prior knowledge while promoting in-depth learning. Education Sciences, 15(5), 554. https://doi.org/10.3390/educsci15050554
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