“Todos pueden hacer teatro, incluso los actores. En todas partes se puede hacer teatro, incluso en los teatros”.
Augusto Boal
A comienzos del presente año fue aprobada, por la cámara baja, una moción que propone discutir la incorporación del teatro como asignatura obligatoria del currículo de educación escolar básica y media en nuestro país, lo que supone una oportunidad de profundizar en temáticas que valoren el arte más allá del producto estético, para ser visto este como un instrumento que facilita el desarrollo integral de los individuos y la participación ciudadana en la construcción de una sociedad más empática, reflexiva y que es capaz de observarse a sí misma.
En un sentido más amplio, la influencia del teatro y diferentes manifestaciones artísticas en otros ámbitos de la vida ha alcanzado, durante los últimos años, reconocimiento incluso en su calidad terapéutica por distintos ministerios de salud en Europa y Latinoamérica reconociéndolos como parte de las llamadas terapias integrativas.
Este eventual punto de inflexión en la valoración y el rol que cumple el teatro en Chile permite abrir el telón y reconocer experiencias de muchos artistas que desarrollan lo que hoy se denomina Teatro Aplicado, es decir proyectos vinculados por ejemplo, a la educación, la salud y el desarrollo comunitario, todas estas, experiencias que se han desarrollado por años en otros escenarios menos visibles que la televisión y las tablas.
Si bien la discusión de la inclusión del Teatro en el curriculum escolar en nuestro país se comienza a discutir de manera oficial este 2016, diez años antes, la UNESCO realizó la Conferencia Mundial sobre la Educación Artística reuniendo a más de 1200 participantes de 97 estados miembros. Como resultado, se elaboró La Hoja de Ruta para Educación Artística, documento que la reconoce como un “Derecho Universal”, basándose en La Declaración Universal de Derechos Humanos (art. 22, 26 y 27) y en la Convención sobre los Derechos del Niño (art, 29 y 31) toda vez que “La cultura y las artes son componentes básicos de una educación integral que permita al individuo desarrollarse plenamente” (UNESCO, 2006, p.2).
Siguiendo esta línea, la Carrera de Actuación en la sede Viña del Mar, ha potenciado durante los últimos años una vinculación interdisciplinar entre nuestro quehacer profesional y otras áreas que permitan llevar el teatro y sus múltiples beneficios a otros contextos. La incorporación a la mesa regional de Educación Artística y otras vinculaciones nos han permitido, por ejemplo, participar de proyectos que intentan innovar en el ámbito educacional en sectores vulnerables lo que sin duda permite a nuestros alumnos explorar diferentes límites y territorios desde las artes escénicas, ser actores tanto en el espacio simbólico de la escena como ser actores sociales, en la(s) realidad(es) que habitan, conscientes del protagonismo que deben asumir para contribuir al desarrollo cultural de la sociedad, explorando en espacios y públicos no tradicionales e intentando llevar el teatro a todos los escenarios posibles.
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