Desde el inicio de la pandemia la preocupación permanente ha sido lidiar con las expectativas de los estudiantes, quienes por la naturaleza de las carreras clínicas, tienen grandes motivaciones asociadas a la vocación de servicio, a lo que se suma el predominio kinestésico que requiere el ensayo y error para aplicar conocimientos y adquirir habilidades. En efecto, en condiciones normales, nuestros planes de estudio contemplan entre 40-50% de horas prácticas presenciales en talleres de asignaturas disciplinares y prácticas curriculares e internado. Entonces, al referirnos a los desafíos, el foco ha sido la satisfacción y permanencia de nuestros estudiantes, implementando medidas activas a cargo de quienes conformamos el equipo de salud, teniendo en cuenta el perfil de nuestros estudiantes y los aprendizajes esperados por asignatura. Cerramos el proceso de matrícula 2021 con una permanencia de 89%, lo cual nos reta a replantearnos para perfeccionar aquello que fue beneficioso, minimizando brechas.
Algunas buenas prácticas ejecutadas el año 2020: Establecimos horarios de atención en formato online, publicando los link de conexión en comunidades de AVA. Esto sin duda propició la contención de los estudiantes, la agilidad de respuestas y la derivación oportuna a otras áreas como financiamiento o desarrollo estudiantil. Para ese período generamos más de 50 instancias de comunicación con los estudiantes, ya sea por los horarios de atención, intervenciones en las clases o por medio de charlas motivacionales. Este año hemos replicado esta experiencia y con el aprendizaje adquirido, está contemplado desarrollar con mayor anticipación actividades de impacto favorable en estudiantes de inicio, como por ejemplo las charlas a cargo de egresados de las carreras de salud. Si se trata de contención, quienes han sido y continúan siendo protagonistas, son los docentes de la Escuela de Salud, quienes destinan tiempo a conversar y reflexionar con los estudiantes.
El año 2020, las actividades presenciales se programaron en cuanto las condiciones sanitarias lo permitieron, para ello, establecimos protocolos de seguridad para el resguardo de la salud de estudiantes y docentes, en consistencia con estándares definidos por Minsal y la institución. En términos concretos, esto significó que estando en fase 2, los docentes de la escuela realizaron videos en la Sede para disponer de recursos audiovisuales de apoyo al proceso de enseñanza aprendizaje. Se realizaron clases y talleres demostrativo que inicialmente solo consideraron la presencialidad del docente, incorporando posteriormente talleres y prácticas curriculares con estudiantes voluntarios sin riesgo, de acuerdo con una encuesta aplicada previamente para reducir la probabilidad de contagios por COVID-19. Esto nos permitió llegar al término del primer semestre con el cumplimiento de aproximadamente el 60% de los talleres integrados, entendiendo que fue necesario disminuir la presencialidad a lo estrictamente necesario acorde a lineamientos de escuela.
El segundo semestre, tuvimos mayor fluidez en el modelo híbrido para las carreras clínicas de la escuela, donde sumamos invitación a prospectos para conexión online, para que fueran parte de los talleres dirigidos a estudiantes. Por otro lado, la incorporación del hospital virtual nos permitió un complemento en el aprendizaje y disminución de días de práctica para los estudiantes de la carrera Técnico de enfermería, quienes cumplieron en la Sede con los escenarios inmersivos. A la fecha, 96 estudiantes han tenido la experiencia virtual.
Importante señalar, que no hemos tenido contagios por COVID-19, como consecuencia de las actividades presenciales desarrolladas en la Sede.
Para este período académico, el gran desafío es culminar con las notas pendientes en prácticas curriculares, lo cual ha requerido varias intervenciones en programación y proyección, fundamentalmente por variables externas que inciden en la disponibilidad docente, como por ejemplo la gran demanda laboral por profesionales enfermeras (os) en los sistemas públicos y privados.
Habiendo transcurrido más de un año desde el inicio de la pandemia, rescato un aspecto muy positivo: Los estudiantes han adquirido un rol más activo en el contexto de comunidad, que invita al trabajo colaborativo, a construir entre todos. Ya no es tema lo que experimentamos como resistencia de los estudiantes por tener clases online, entre marzo y abril del año 2020. Ellos tienen una actitud más proactiva, que se traduce en mayor asistencia, participación e interacción en clases, lo que finalmente significa mayor autonomía, autogestión y responsabilidad por parte del estudiante en el proceso de aprendizaje.
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