Hace un tiempo atrás escribí un artículo en que presenté el concepto de “Laboratorio Vivo”. En este envío esbozaremos una reflexión sobre cómo la educación para la sustentabilidad ofrece un potencial de dar sentido al trabajo y producir el sello transformador que esperamos en nuestros egresados.
Este año 2014 hemos logrado avances interesantes en proyectos de sustentabilidad: ya está funcionando un sistema de reciclaje de residuos en 4 sedes –San Joaquín, San Bernardo, Puente Alto y Alameda– y dentro de poco daremos la partida a una quinta, con un sistema aún más ambicioso. En cuanto a eficiencia energética, la sede Alameda implementó un exitoso proyecto piloto[1], y otras sedes están aprovechando ese aprendizaje para implementar sus propios proyectos. Gracias al aporte de varios grupos de innovadores, Duoc UC está testeando tecnologías de gestión de la energía hasta hoy no disponibles en el mercado. Estamos abriendo camino en estos temas, lo que ha sido reconocido mediante el financiamiento por dos años consecutivos por la Agencia Chilena de Eficiencia Energética; como también a través de la invitación a presentar nuestros proyectos en dos prestigiosas universidades.
En esta ocasión queremos profundizar un poco más sobre lo aprendido en los proyectos de reciclaje de residuos. En las sedes donde se ha implementado, han sido los alumnos los principales promotores de la iniciativa. Sin embargo, una vez instalado y funcionando, uno de los desafíos difíciles de sortear consiste en que efectivamente el reciclaje se produzca. A pesar de contar con instalaciones apropiadas para reunir y acopiar los reciclables y con una empresa preparada para llevarlos a las plantas recuperadoras (lo cual no es tan fácil como parece), muchas de las latas, botellas y papeles siguen llegando a la basura. Peor aún, tal como nos relatan algunos auxiliares de servicio, muchas basuras ni siquiera llegan al basurero: quedan sobre las mesas, en los rincones, o en los pasillos. “¡Así, qué vamos a hablar de reciclaje!” nos indican. Y tienen toda la razón.
Con esto en mente, nos preguntamos si estamos siendo realmente capaces de formar personas con un sello distintivo, con cultura cívica, que comprenden los desafíos que enfrenta la sociedad, y que asumen sus responsabilidades; personas que buscan contribuir al bien común desarrollando al máximo sus talentos. Hasta ahora, y con pocos recursos, las subdirecciones de marketing han tomado el desafío de instalar una cultura de cuidado del medioambiente en sus sedes. Necesitamos hacer más: emprender un esfuerzo formativo permanente y coordinado de toda la comunidad Duoc UC.
A esto nos invita el Papa Francisco, cuando dice que la educación requiere potenciar el crecimiento de la persona en toda su capacidad creativa, para que sea capaz de mirar el futuro con esperanza, custodiando la creación como don gratuito de Dios (en lugar del enfoque tradicional de dominar, poseer y explotar la naturaleza) en pro del bien común[1].
Entre muchas otras, la Universidad de Stanford está desarrollando un ambicioso trabajo en la enseñanza de la sustentabilidad, de forma interdisciplinaria y orientada al desarrollo de soluciones innovadoras. Lo hacen porque están empeñados en formar a los líderes que requiere el siglo XXI[2].
Nuestra Universidad Católica, por su parte, se ha propuesto ser “una universidad sustentable” en el Plan de Desarrollo 2010-2015, en atención al contexto universitario mundial. Por ello está desarrollando proyectos de investigación en residuos, energía renovable, biohuerto, etc., y creó el innovador certificado académico interdisciplinario Desafíos de la Pobreza y la Equidad en el Desarrollo Sustentable, cuyo objetivo central es potenciar el sentido de compromiso y responsabilidad en cuanto a las relaciones entre pobreza, exclusión social y medioambiente.
En Duoc UC, en definitiva, ¿qué desafíos formativos nos impone el tiempo presente? ¿Aspiramos a formar personas que actúen como líderes comprometidos en resolver los grandes problemas actuales? ¿Cómo contribuiremos –desde nuestra misión– a construir esa cultura que deja atrás la “absolutización de la técnica”, que advierte el Papa Francisco?
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