Marzo 2022 y el sentimiento era de preocupación: una preocupación profunda de la nueva generación que entraría a Diseño de Vestuario. Habíamos vivido 2 años on line muy difíciles y esta generación presencial venía de no terminar segundo medio y de estar tercero y cuarto medio on line. ¿Qué sería de esos jóvenes que habían perdido tanto? ¿Que no se habían podido graduar? ¿que no habían tenido viaje de estudios ni vacaciones ni amigos de adolescencia? Esperábamos lo peor, creímos que los dos años on line habían sido la previa a lo que se venía, una nueva “generación perdida”.
Pero la vida quiso que viviéramos lo inesperado. Esos chicos que tanto esperamos conocer eran exactamente lo contrario, jóvenes que con esfuerzo estaban ahí poniendo lo mejor de sí, atentos, entusiasmados, con ojos brillantes, silenciosos, pero intensos. Sí, es verdad que son una generación que arrastra muchos problemas, quedaron dañados por la soledad de esos años, por la inseguridad de lo que tuvieron que vivir, por la pena de perder familiares, por no entender porque era justo a ellos a quienes les tocó vivir crudamente la Pandemia.
Marzo de 2022 en la sede Viña del Mar de Duoc UC, un grupo de 110 estudiantes resultarán ser el grupo más estudioso, energético, comprometido e inspirador que nunca nos había tocado ver. Si tuviéramos que describirlos en dos palabras, creo que la primera sería “tolerantes”, en su significado más puro de la RAE: “llevar con paciencia”, estos chicos se permiten ser pacientes, quizás tantas horas de encierro les dejó la nueva audacia de poder “Respetar las ideas y creencia de los demás “el otro significado que le da la RAE a la palabra Tolerancia. ¿Será que esta pandemia inculcó en esta nueva generación de jóvenes lo que tanto nos hacía falta como sociedad?
La segunda palabra para describirlos “Avidez” cuyo significado es “ansias o deseos de poder conseguir algo”. Creemos que estos chicos están ávidos de ser diseñadores, de descubrir, de crear de aprender, de buscar y de hacer bien las cosas. Ellos nos sorprendieron y nos recuerdan en esta sorpresa que nada puede detener la energía acumulada de los jóvenes cuando sienten llamados por la creatividad, aquellos que quieren aprender a ser capaces de construir un nuevo tipo de estudiantes y pasar de ser la que creíamos como la generación perdida a la generación épica, una épica que al menos a nosotras como docentes ya dejó una marca inolvidable y que nos llama y nos reta a buscar incansablemente nuevas formas de construir profesionales dignos y referentes no para otros ni desde otros sino que desde sí mismos.
Por otro lado, no podemos dejar de lado la metodología ACBD que nos permitió poner en acción y encauzar esas ganas y energía de los estudiantes por aprender.
Pudimos aplicar todos los desafíos y cada fase de ellos de manera completa y diríamos muy exitosa, a pesar de los problemas con los que nos enfrentamos en la vuelta a la presencialidad. Estos de diversas índoles: salud, problemas emocionales complejos, miedo a contagiarse, olvido de lo que era estar en clases con otros, etc. Al principio nos complicaron algunos aspectos sobre todo el comprender la importancia de la asistencia (desafío 0) de a poco logramos que se fueran comprometiendo hasta tener 100% de asistencia en el desafío 1, hasta el desafío 2 y examen.
Materias del curso. Respecto a los contenidos, intervenimos algunos de ellos a través de distintos recursos, para que los estudiantes percibieran de manera más fluida las materias del 1 semestre que sin duda son importantísimas para los niveles siguientes. Los recursos fueron más visuales, sonoros, y de mucho trabajo gráfico, como por ejemplo los moodboards. Las láminas gráficas y las fotos intervenidas, nos pareció que si cada encargo tenía una cuota más personal creativa los harían trabajar desde la motivación. Pensamos que esto nos dio muy buen resultado, ir alternando la dificultad creativa y el aprendizaje de los contenidos. Por ejemplo, en los moodboards y láminas, al principio palabras, más adelante conceptos hasta llegar a la construcción del fundamento. Este punto para nosotros el más débil al volver a la presencialidad, la construcción de un lenguaje crítico, certero y adecuado al oficio.
Trabajo en equipo. Los estudiantes trabajaron muy bien en equipo y estaban siempre expectantes con quienes trabajarían. Para esto utilizamos distintas estrategias para armarlos, al principio con un juego, luego con salidas a recorrer la Sede observando y luego contando los que vieron, o salir y tomar fotos de la temática del desafío y mostrando posteriormente las fotos. De alguna manera los hicimos más participes, sin serlo directamente, de acciones que luego gatillaran la selección de los equipos. Nos funcionó y así siempre ellos tenían esa sensación de haber quedado en un equipo determinado por una razón objetiva y lógica. El trabajo en cada desafío fue ágil, fluido y sobre todo cada vez más consciente y comprometido destacando siempre la etapa de desarrollo. Donde más pudimos observarlos tanto individualmente como en equipo fue en la construcción de los prototipos, muy concentrados. Creativos en las soluciones y optimizando el trabajo al 100%.
También creemos en la importancia de tener experiencias individuales, ya que les permite medirse ellos mismos sin comparación y darse cuenta de cómo van construyendo o potenciando sus habilidades para el aprendizaje del diseño. Potenciamos mucho estas experiencias individuales con retroalimentaciones de taller e individuales con dialogo y opiniones para que ellos pudieran darse cuenta en que estaba cada uno dentro del taller y lo llamamos llevar “el pulso”.
Trabajo de dupla. Para nosotras como dupla fue un trabajo arduo, sobre todo dado por la cantidad de alumnos en 1 año. Al principio nos costó manejar los tiempos de retroalimentaciones; sin embargo, en algún momento hicimos el click de optimizar el trabajo en la sala de clases, realizando en nuestros cuadernos registro de lo que cada uno o cada equipo hacía con croquis y observaciones que íbamos pasando a SET (herramienta de evaluación para el aprendizaje) para poder ir construyendo el informe para los estudiantes.
En relación a los roles siempre estuvimos organizadas para poder entregar distintos puntos de vistas, a la vez complementarios a los estudiantes y así las correcciones fueran para ellos abrientes y no cerradas. Pienso que obviamente es un valor el tiempo que llevamos realizando las clases con la metodología ACBD (4 años), esto nos permite realizar unas clases fluidas y sentir que podemos potenciar algunas cosas y filtrar otras según lo que el tipo de estudiante-curso necesite con más urgencia, la flexibilidad como un valor en la estructura de la metodología.
Metodología ACBD. La metodología nos pareció desde un principio una manera integrativa de las materias y sus contenidos. Nos permite a nosotros(docentes), tener una visión jerárquica de lo que el estudiante debe haber aprendido al final del curso, y a los estudiantes les facilita la comprensión de los contenidos a través de las distintas etapas de trabajo, ser eficientes respecto a los tiempos de cada etapa y al trabajo que pueden realizar en la clase, en el aula.
Contamos con un espacio optimizado, con herramientas y recursos que posibilitan un trabajo serio, productivo y eficiente. Los estudiantes sienten este espacio a veces como una oficina de diseño, otras como una línea de producción de una empresa. De esta manera cuando trabajan y/o estudian están sintonizados con metas claras y con un tipo de trabajo asociado al campo laboral.
Trabajan tranquilos porque saben que tienen un lugar y unos recursos que los ayuda y que los motiva y solo hay que tener una disposición hacia el aprendizaje. Recordamos una frase de un alumno del año 2019: “siento que cada día vengo a aprender algo nuevo”.
La metodología está pensada y estructurada para dar cabida a aprender desde la propia experiencia y sobre todo aprender desde lo que se vive clase a clase con el otro y de cómo se van equilibrando las habilidades y capacidades y como aquello que está débil se va mejorando con este pulso y esta relación constante con sus compañeros, escuchando, mirando, observando lo que los otros hacen y como lo hacen. Una red que no se agota porque está siempre presente en los desafíos. Y como no mencionar las amistades y el poder de lo social: cada vez conocen mejor a un compañero y esta situación social también les permite visualizar realidades distintas que los hacen crecer y madurar socialmente, respeto, comprensión, empatía, solidaridad, tremendas herramientas para el futuro.
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