El mes de noviembre llega de manera agradecida. La primavera hace florecer el paisaje, la temperatura favorece los encuentros al aire libre, y aunque este tiempo se desarrolla con cierta intensidad, aparece lleno de esperanza. Celebramos en este mes un tiempo especialmente dedicado a la Santísima Virgen.
¿Cómo se inició en Chile el Mes de María?
Lo cierto es que no hay noticia escrita sobre los inicios de la celebración del mes de María en Chile. Pero lo que sí está registrado es aquel mes de María de 1854 en el que Monseñor Joaquín Larraín, siendo Rector del Seminario Pontificio de Santiago, estableció que se celebrara entre el 8 de noviembre y el 8 de diciembre. Quería, de esta manera, que este tiempo fuera de preparación para la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción que proclamó el Papa Pío IX[1].
Monseñor Larraín solicitó a Monseñor Rodolfo Vergara que compusiera la oración del mes de María que rezamos desde hace más de 160 años. Es una oración preciosa, centrada en la verdadera devoción a la Santísima Virgen que consiste en la imitación de sus virtudes. Una oración que se sabe de memoria y que el pueblo chileno reza con el corazón.
Además de la oración diaria a la Santísima Virgen, la piedad popular llena este tiempo de numerosas manifestaciones de cariño y devoción: procesiones, peregrinaciones, rezo del rosario de la aurora, aumento de la vida eucarística, mayor compromiso de servicio y atención a los necesitados, ofrendas, cantos, flores, etc.
¿Cómo hemos celebrado en Duoc UC el Mes dedicado a María?
Este mes, la Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana ha querido ofrecer a la comunidad un espacio de vivencia de la fe en torno a la figura de la Virgen María como Madre de Jesús y esposa de San José.
María nos conduce a Jesús, por eso, iniciamos y concluimos este mes e Ella dedicado con la celebración de la Santa Misa.
Juntos hemos rezado a diario la oración a María propia de este mes, pidiéndole a ella su intercesión y presentándole cada semana una intención: por nuestras familias, por Chile, por la Iglesia y por nuestra comunidad Duoc UC. Así, numerosos colaboradores y estudiantes se han reunido en oración en las capillas de cada una de las sedes y ante los altares que han preparado en los espacios de estudio y de trabajo.
Como comunidad, también hemos peregrinado a Santuarios marianos. Estudiantes de nuestra comunidad acudieron a los santuarios de la Purísima de Lo Vásquez[2] y al de la Inmaculada Concepción en el Cerro San Cristóbal[3] para preparar unos videos que permitieran a los miembros de nuestra comunidad realizar una peregrinación virtual en este tiempo de emergencia sanitaria.
Cuarenta colaboradores, alumnos y familiares participaron en la peregrinación María Joven. Varios de ellos ayudaron estrechamente en la preparación espiritual y en la organización de dicha peregrinación presidida por el obispo auxiliar y Vicario General del Arzobispado de Santiago, Monseñor Cristián Roncagliolo[4].
A lo largo de la historia y en cada pueblo, la devoción a María se ha manifestado a través de variadas expresiones artísticas y de diversas advocaciones[5]. Para conocer la presencia de María en otras culturas, algunas sedes contaron con la exposición Magníficat. Dicha exposición se inspiró en la profecía mariana: “…todas las generaciones me llamarán bienaventurada” (Lc 1,48). La muestra presentó -con hechos, cifras y obras de arte-, que las palabras pronunciadas en el Magníficat se han cumplido en todos los tiempos y espacios. En Magníficat nuestros estudiantes y colaboradores encontraron distintas representaciones que dan cuenta de la universalidad de la figura de María: la Virgen Emperatriz de China, la Orana María que representa a María en su versión polinésica, la Virgen de la Aldea de Marc Chagall, etc.
Además, Claudio López Morales, estudiante de Restauración de Bienes Patrimoniales de la sede de Alameda, expuso y plasmó en preciosas acuarelas que la Virgen María es una sola, es la Madre de Jesús y Madre nuestra, y se ha aparecido y manifestado a hombres y mujeres en distintos momentos de la historia, tomando las vestimentas y rasgos de la comunidad o nación a la cual se dirige.
Otra manifestación de cariño y devoción a Nuestra Señora es el canto. Serenatas[6], homenajes polifónicos, la presencia de un coro litúrgico confirmado por colaboradores[7] han estado presentes en todas nuestras sedes.
Una riqueza de la devoción popular en Chile son los bailes religiosos dedicados a la Madre de Dios. Nuestras sedes también han presentado a la comunidad esta forma de oración.
No solo hemos vivido este mes dentro de nuestra comunidad educativa. También hemos compartido este tiempo con las fundaciones e instituciones con las que colaboramos habitualmente a través de actos de caridad y voluntariados. Así, quisimos imitar a la Virgen María en su diligencia para servir a los demás.
Y para vivir también este tiempo en familia, se entregaron más de 500 kits marianos que contenían un cuadro de la Virgen, un rosario, el libro con las oraciones del mes y un cirio. Sabemos que la familia que reza unida permanece unida y qué mejor que poner bajo la protección de María a nuestros seres queridos.
Cierre del Mes de María y del Año de San José
El 8 de diciembre de 2020, la Iglesia celebró el inicio de un año dedicado especialmente a San José. Durante este tiempo, hemos tenido múltiples instancias para conocer a quien es el patrono de la Iglesia Universal y también de nuestra institución.
Al concluir este año josefino y el mes de María se celebró una Misa en cada una de las sedes y se organizaron diversas actividades formativas que nos permitieran conocer mejor a nuestro patrono. Relevamos el Seminario Internacional Con Corazón de Padre en el que destacados ponentes nos ayudaron a profundizar en la imagen de San José como patrono de la Iglesia, como maestro en la escucha de Dios, como educador y como quien acompaña en el dolor y la muerte[8]
La Virgen María y San José son nuestros protectores, interceden por nosotros, nos conducen a Jesús y son camino seguro para la vida eterna. Al concluir este tiempo de gracia recemos juntos: Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía. Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía. Jesús, José y María, con vosotros descanse el alma mía.
[1] Para ser la Madre del Salvador, María fue “dotada por Dios con dones a la medida de una misión tan importante” (LG 56). El ángel Gabriel en el momento de la anunciación la saluda como “llena de gracia” (Lc 1, 28). En efecto, para poder dar el asentimiento libre de su fe al anuncio de su vocación era preciso que ella estuviese totalmente conducida por la gracia de Dios (Catecismo de la Iglesia Católica 490). Así, el Papa Pío IX declaró el siguiente dogma: «… la bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda la mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo Salvador del género humano (Pío IX, Bula Ineffabilis Deus: DS, 2803).
[2] https://www.youtube.com/watch?v=MTlldQcnDKY
[3] https://www.youtube.com/watch?v=RqsA6luU7rc
[4] https://www.iglesia.cl/43291-peregrinacion-de-maria-joven–levantate-y-se-testigo.html
[5] Una advocación mariana es una alusión relativa a apariciones, dones o atributos de la Virgen María.
[6] https://youtu.be/Zk7LbPmcIQ4
[7] https://www.instagram.com/tv/CW8nsnPlvT8/?utm_medium=copy_link
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