Durante este último tiempo hemos escuchado sobre la Inteligencia Artificial (IA) y los beneficios que conlleva esta nueva tecnología, incluso asociándola a un cambio profundo en las relaciones sociales y laborales, donde las máquinas reemplazarán ciertas actividades que comúnmente las realizamos los humanos. Pero desde mi percepción la IA no debe ser vista como un concepto destructivo, sino más bien entenderla como la inteligencia exhibida por máquinas, en especial cuando estas aprenden para solucionar algún problema de una manera precisa y confiable.
Estas soluciones pueden ser en cualquier ámbito, desde la generación de robots para educarlos en funciones cotidianas como aseo, inteligencia de negocio para bancos y comercio, e incluso en la educación. ¿De qué manera se puede utilizar IA en esta área? Permítanme entonces comentarles la experiencia vivida en nuestra sede Plaza Norte y como el desarrollo de esta tecnología podría generar un impacto significativo en nuestros estudiantes.
En un esfuerzo conjunto con el Director de Carreras de la escuela de Ingeniería Wladimir Ferrada, se realizó un proyecto de permanencia estudiantil, con el objeto de detectar posibles focos de deserción y generar una respuesta y ayuda focalizada para todo estudiante que aún no se había matriculado en el período regular. El proyecto se puede resumir en los siguientes hitos:
-Recolección de reportes y datos varios de los distintos sistemas informáticos y unidades de Duoc UC.
-Cruces de datos y análisis multivariable (avance curricular, asignaturas pendientes, gratuidad, renuncias, bloqueo académico, entre otras) por cada estudiante de la Sede.
-Generación de bases de datos con segregación de distintos “grupos tipos” según las variables estudiadas.
-Distribución de llamados telefónicos para distintas áreas de la Sede, a bien de contactar a los estudiantes no matriculados, orientados según su grupo tipo.
Este proyecto permitió, junto a otras iniciativas, disminuir la deserción de estudiantes en 1,7% en comparación al año 2016, con una tasa de un 60% de éxito de estudiantes contactados. Estas acciones se focalizaron durante el mes de julio y enero del año 2017 y 2018, respectivamente.
Sin duda una mejor sistematización de datos, información en línea de los estudiantes (notas y asistencia), un adecuado análisis histórico de variables y un modelo predictivo que aprende un comportamiento-patrón a medida que se va ejecutando (aquí se considera la Inteligencia Artificial) permitiría conocer anticipadamente el riesgo de deserción de los estudiantes de la Sede. Para este caso particular se podría proponer el uso de redes neuronales, que se compone de elementos computacionales que se comportan de manera análoga a las neuronas biológicas (en funciones básicas) y se organizan similar al cerebro humano.
Esta tecnología entonces nos entregaría una herramienta de gestión que permita tomar acciones tempranas y en tiempo real para reducir en un porcentaje mayor la deserción estudiantil y una metodología sistemática de adquisición de conocimiento y experiencia a la organización. De todas maneras hay que cuestionarse ¿Podrá esta Inteligencia Artificial, en su composición básica similar al cerebro humano, reemplazar la gestión de docentes, colaboradores o directivos de una institución educacional? Desde mi punto de vista cada persona posee atributos característicos y complejos que la hace única e irremplazable, y en el estado actual de la tecnología solo se pueden realizar funciones básicas de aprendizaje, lo cual no reviste una amenaza aún en este ámbito. De todas formas la Inteligencia Artificial sigue siendo un aliado que nos permitirá avanzar en la resolución de problemas complejos.
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