A partir del Convenio de Desempeño IDU 1304 “Estrategias de Flexibilidad y Armonización Curricular en un Modelo Educativo por Competencias”, Duoc UC se comprometió a generar un Modelo de Gestión del Conocimiento de las Innovaciones Curriculares, que permita capitalizar el conocimiento, transferirlo y escalarlo en la institución, y que sustente las distintas iniciativas de innovación curricular que surjan en el futuro. Para aprender de las experiencias de otras instituciones de educación superior, en noviembre del 2014, visitamos 9 reconocidas universidades europeas: U. Paris –Sorbonne, Alta Escuela de Comercio de París (HEC), Universidad de Lausanne, Universidad Politécnica de Valencia, Universidad de Valencia, Universidad Autónoma de Madrid, Universidad Politécnica de Madrid, Universidad de Barcelona y la Universidad Autónoma de Barcelona. Además, sostuvimos entrevistas con profesionales ligados a la Gestión del Conocimiento en empresas y servicios.
En esta columna, queremos compartir con la comunidad Duoc UC algunos de los aprendizajes adquiridos en la pasantía[1], que tuvo por objetivo principal conocer cómo han abordado las instituciones de educación superior la gestión del conocimiento generado por las innovaciones académicas y/o curriculares que hayan implementado.
En primer lugar, se reconoce que la existencia de un lineamiento rector, una política institucional y una voluntad declarada de parte de la Dirección de la institución, es clave para instalar una cultura de innovaciones y una cultura de “compartir” el conocimiento generado por ellas. Por lo general, internamente, en las Universidades no se comparte el conocimiento entre sus miembros (aun cuando son instituciones de conocimiento); suelen contar con mecanismos de “transferencia de conocimiento” asociado a las redes con el entorno (I+D+I), pero no necesariamente se reconocen o declaran mecanismos de transferencia de conocimiento al interior de la institución (más allá de los procesos de formación y de comunicación).
La instalación de una cultura de innovación y de gestión del conocimiento, impulsada desde la rectoría, permite además sentar las bases institucionales que soporten las distintas iniciativas de innovación. ¿Cuáles son estas bases? ¿Qué soportes brindan las universidades para generar innovaciones y gestionar el conocimiento de ellas? Pudimos ver que las universidades con buenas experiencias de gestión del conocimiento promueven la participación de sus miembros en proyectos de innovación académica e involucran a todos en la consecución de los objetivos institucionales, hacen converger intereses de la dirección con intereses de los docentes, brindan financiamiento a proyectos, destinan áreas, unidades y sponsors a los proyectos de gestión del conocimiento, otorgan premios de reconocimiento a los participantes, y se definen como organizaciones de aprendizaje.
En segundo lugar, los mecanismos de creación de conocimiento que utilizan las universidades, en general, se refieren a aquellos donde se busca, identifica y genera nuevo conocimiento. Para hacerlo, las universidades han promovido la organización de grupos de trabajo, grupos de innovación, grupos de investigación y comunidades de práctica, que se componen de docentes provenientes de distintas áreas, pero con objetivos comunes. En algunos casos, los grupos disponen de financiamiento otorgado por las universidades para desarrollar conocimiento en determinadas temáticas de interés institucional. Es así como diversos grupos de trabajo se han hecho cargo de diseñar e implementar innovaciones de gran impacto en las universidades, como las derivadas del proceso de Bolonia.
El desafío posterior a la creación del conocimiento, es organizarlo, disponibilizarlo y “transferirlo” al resto de la universidad. Por lo general, los grupos promovidos por las universidades tienen como función explícita el compartir sus aprendizajes, y para eso, las universidades disponen de recursos o medios para la difusión, la socialización y la comunicación. La mayoría de las universidades menciona como una forma de comunicar y socializar el conocimiento, las publicaciones y boletines, jornadas, charlas y encuentros anuales. En éstos se requiere que los conocimientos a difundir estén previamente organizados (documentados, registrados, categorizados) de modo de poder facilitarlo adecuadamente a la comunidad universitaria.
Otra forma de compartir el conocimiento se realiza a través de la Formación al personal docente, y en esto, es clave contar con un cuerpo docente motivado. La formación en las universidades, por lo general, es promovida a través de Centros de Formación, Centros de apoyo al aprendizaje, etc., pero no necesariamente es una actividad obligatoria. Para favorecer la formación, algunas universidades disponen de formación para docentes a través de ambientes virtuales de aprendizaje.
Para la gestión del conocimiento organizado, se utilizan plataformas web de libre acceso (para cualquier público) y otras de acceso restringido a los docentes (sitios colaborativos). Se trata de tecnologías que permiten, en algunos casos, no sólo “guardar” información, sino también interactuar entre los miembros de la institución, compartir información, discutir, generar comunidades virtuales, etc. No obstante, el uso de herramientas tecnológicas para la gestión del conocimiento debe enmarcarse en un modelo claro de gestión, incluso con personas que se dediquen a “animar” el uso de los sitios.
Por último, uno de los elementos menos reconocido en las experiencias visitadas, aunque no menos importante, es el proceso de revisión, reflexión y evaluación a nivel institucional de los conocimientos generados. En la mayoría de las universidades prima la confianza en los conocimientos generados a partir del trabajo de los involucrados y la confianza en “probar” o pilotar las experiencias antes de escalarlas a toda la institución. En definitiva, se resguarda la alineación involucrando a todos los interesados en el proceso.
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