¿Cuál es el origen y causas de su fe en Jesucristo?
El origen de mi fe proviene del amor de mi abuela que me transmitió desde pequeña. Puede parecer raro, pero todo comenzó porque la acompañaba siempre a misas que pedía en nombre de amigos o vecinos muy estimados por ella, o también la acompañaba a funerales en los que conocí más lo que era rezar el rosario. Comencé a valorar y a vivir el sentido de la oración, a lo cual, con el tiempo fui inculcando a mi vida[1].
Además, el hermano de mi abuela era cuasimodista[2], por lo que también vivía las hermosas ceremonias que se realizan gracias a los cuasimodos. Ellos han sido inspiraciones importantes para mí, así como también me fui acercando a actividades de la capilla cercana a mi casa, en las que comenzaron a invitarme para participar en actividades con niños de mi edad, y gracias a ello, he adquirido buenos lazos con amigos que hasta el día de hoy conservo. Todos ellos son una gran motivación y fuente de apoyo para mí.
Sinceramente, aunque quienes me conocen actualmente no lo crean así, yo era una niña muy introvertida, con miedo a opinar, sin una voz de liderazgo, y con el tiempo, gracias a la Iglesia he logrado desarrollar todo esto y mucho más. Ya en mi juventud, he conocido mucho más la fe en la que creo solemnemente, con la gracia de tener los sacramentos de bautismo, comunión y confirmación con un gran apoyo de mi familia, monitores, sacerdotes, amigos y amigas.
En mi comunión y confirmación pude adentrarme aún más en la iglesia y ser parte de la fe, junto a niños/ jóvenes de mi edad, compartiendo testimonios con ellos mediante retiros, con actividades del mes ignaciano que se celebra en Padre Hurtado. La Parroquia san Ignacio de Loyola convoca a todos a ser parte de la solidaridad con una gran cantidad de actividades, las cuales hasta el día de hoy participo y en las que también he llegado a ser coordinadora. Orgullosamente puedo ver que, gracias a la imagen de mi abuela y tío, he incorporado la fe de una muy linda manera en mi vida.
¿Cuáles son los momentos en su vida en que más ha sentido la presencia de Dios en su cotidianeidad?
A mis 21 años puedo decir que soy una agradecida de sentir la presencia de Dios en todas las cosas, debido a que desde muy pequeña he tenido ese deseo de realmente querer participar, de querer ayudar, y bueno, lo he logrado gracias al recibimiento que he tenido en la Iglesia que me esperaba con las puertas abiertas. Sin embargo, hay momentos de la vida que me ha marcado más aun su acompañamiento, experiencias que me han llevado a replantearme muchas cosas y valorar también la vida que tengo gracias a Dios.
Actualmente participo activamente en la pastoral de la sede Antonio Varas en diversas actividades, siendo parte del equipo de MMSS (Misiones Solidarias) realizadas por un gran equipo de alumnos, alumnas y colaboradores en Duoc UC cada año en misiones de invierno y de verano, anunciando la palabra del Señor mediante visitas, ayudas y principalmente haciendo comunidad. En esta instancia, he participado en el equipo de formación para misiones de la sede Antonio Varas, en la comisión nacional de misiones, y posterior encargada nacional de misiones junto a dos compañeros de las sedes de Concepción y San Bernardo y con el equipo de Casa Central que nos apoyaba bastante; ¡en las últimas misiones fui parte del equipo de formación y servicio en MMSS 2022, preparando la comida para los misioneros y todos los días con pan amasado calentito! Para quienes hemos vivido esta experiencia sabemos que es un arduo trabajo, en el que también me he fortalecido como persona y he crecido como tal, logrando mejorar partes de mí que no sabía cómo abordarlas, y de esta manera he podido ayudar a otras personas que han requerido de mi apoyo. El día de hoy ya se están preparando para las próximas misiones de verano 2023.
Voluntariados a modo resumido, tales como:
-Colonias Urbanas (entregarles una semana de vacaciones a niños vulnerables desde los 5 y hasta los 15 años de edad).
-Cristo en la calle o café solidario (realizar un acompañamiento a personas en situación de calle, y entregarles comida, frazadas, ropa u algo en lo que tengan como una gran necesidad).
-ENE (Encuentro de Niños en el Espíritu, un fin de semana de retiro espiritual para niños, en los que pueda fortalecer su fe en Dios e inspirarlos a continuar en ella).
-Formaciones partiendo desde una pregunta tan fácil y a la vez complicada como un ¿Quién soy?, y profundizando cada vez más, relacionándolo a los valores humanos, morales y religiosos en los que nos ayuda enormemente Jesucristo.
-Trabajos solidarios (alivianar una necesidad fundamental para alguna familia vulnerable, mediante alguna construcción o arreglo de un espacio en particular).
Estos son algunos de tantos momentos que me ha regalado el Señor; donde he conocido muchas realidades tanto chocantes como también experiencias muy gratificantes, las cuales me motivan a continuar ayudando y compartiendo con distintas personas y en distintos lugares. Recalco mucho los voluntariados, ya que es cuando más veo a Cristo en cada una de las personas con quienes comparto. La imagen de Él está ahí, en esas personas, en sus testimonios, en sus realidades y acciones, todo el tiempo Él está acompañándome ahí.
¿Cómo ha sido su experiencia comunitaria en la fe católica?
Ha sido un camino de altos y bajos, de los cuales he aprendido muchísimo, y dentro de este, me quedo con la gracia de vivir cada experiencia con la entrega, con alegría y mucho amor junto con quiénes comparto este camino de fe. Soy una persona muy agradecida de los momentos entregados, vivencias y desafíos que se suman a diario, y bueno, los lazos que se forman en las aventuras comunitarias donde es inexplicable describir todos los sentimientos que se viven en la fe católica. Dentro de ellos los sentimientos que más florecen son en momentos de alegría, de tristeza, de emoción, de euforia, y muchos sentimientos más y que solo se viven en comunidad y en sintonía con nuestra fe.
El acompañamiento de jesuitas en mi vida católica, han sido un apoyo fundamental en mi desarrollo de fe ya que, al participar de diversas actividades, ya sea como coordinadora, monitora, “tia Karol”, guía, formadora o algún otro cargo en el que he vivido la responsabilidad de liderar un grupo de jóvenes en la iglesia, los jesuitas son quienes más me han ayudado en adaptar actividades para poder motivar a los jóvenes de seguir participando y viviendo en la fe.
¿Cuáles han sido sus mayores dificultades para permanecer en la fe y cómo las superó?
La pérdida de mi abuela en un momento bastante fuerte y una seguidilla de problemas tras ello, en el que dudé de muchas cosas, hasta incluso por un tiempo di un paso al costado de las actividades en las que participaba, ya que estaba afrontando obstáculos que parecían imposibles de derribar. Pero me detuve a reflexionar en ejercicios espirituales para volver a estar en sintonía con el Señor, acercándome nuevamente a Él, con ejercicios en retiros espirituales y diversas actividades que me impulsaron a poder de la mejor forma las circunstancias que nos desafían a diario.
Esta etapa la pude ver como una pausa en mi vida, no le encontraba sentido a muchas cosas, y al no estar participando en la Iglesia como agente pastoral, sentía que tenía mucho tiempo muerto y sentía que algo me faltaba; pero luego gracias a muchas conversaciones con amigos y con el coordinador de la pastoral, Rodrigo Maturana, logre adentrarme nuevamente y motivarme a participar de lo que tanto me gusta, y lo que en verdad hace años vengo haciendo y puliendo tras cada obstáculo que se me ha presentado.
¿Qué puede usted aportar a la Iglesia y de qué maneras se siente miembro de esta?
Como agente pastoral puedo ayudar en simplemente estar para mis amigos, familiares o para quien necesite desahogarse. Creo que el escuchar activamente y ser crítico tanto de uno mismo como con los demás, en base a nuestra religión, aplicando esto con buenas prácticas y de buena manera, es un gran pilar para nuestra vida. Y bueno el compartir, hacer comunidad es la parte favorita de mi participación y aporte en la Iglesia, el dar a conocer que esta es parte de todos, y que no solo es lo que todos pintan de estar en misa o solo leer la biblia. Es mucho más: intento hacer que la fe la vivamos de momentos enriquecedores para el corazón y obviamente cada uno de nosotros pueda llevarse algo a su vida y aplicarlo.
Me siento parte de ella por los beneficios que entrega el compartir y los momentos especiales que se generan en estos espacios escuchando a los demás. El estar ahí ya es una sensación de tranquilidad y de alegría por sociabilizar con más personas y ver que tienen otros mundos, otras realidades y cosas que enseñar. Es realmente impresionante cuando voy a una caminata, cuando voy a misionar o cuando soy parte de alguna actividad de la Iglesia, la cantidad de personas que se reúnen por un mismo motivo, eso me incentiva más aun en seguir siendo parte de la fe, porque fieles hay y solo queda motivarlos a seguir en este hermoso camino. Y si fueran unos pocos, debemos participar con las mismas ganas, porque seamos pocos o seamos miles, el amor y la solidaridad perdura en cada uno de nosotros y esto jamás se perderá.
[1] Entrevista publicada en el Boletín N°56 del Observatorio Duoc UC.
[2] La fiesta de Cuasimodo es una manifestación religiosa que se origina en la zona central de Chile desde el siglo XIX, y que todos los años se organiza durante la Semana Santa. Consiste en acompañar a un sacerdote que entrega la comunión a los enfermos en sus respectivos domicilios.
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