El inicio de funciones de la sede Maipú coincide con un tiempo convulsionado desde el punto de vista educativo, donde los movimientos estudiantiles de 2011 marcaron una etapa de lucha por reivindicaciones y demandas de los estudiantes de la época. Aquellas demandas estaban relacionadas, entre otras cosas, con la igualdad de oportunidades en el acceso a la educación en sus diversos niveles. Parte de aquel grupo de jóvenes y adultos fue quien concurrió a nuestras aulas a comienzos de esta década, permeados de una u otra forma por aquel contexto social. En mi experiencia como docente desde ese momento a la fecha en la Sede, he podido comprobar que nuestros estudiantes han mantenido en el tiempo ciertas características desde la perspectiva motivacional, de apertura hacia un ejercicio más empoderado de sus derechos personales, expectativas futuras y otras que han ido cambiando producto de los cambios tecnológicos experimentados en la sociedad.
He constatado que un grupo importante de mis estudiantes proviene de la Educación Media Técnico Profesional y que en su trayectoria secundaria cursaron especialidades afines a las disciplinas de Electricidad y de Automatización (Electricidad Industrial, Electrónica, Telecomunicaciones, como las principales), aunque su preparación no siempre fue del todo suficiente dada la disparidad en infraestructura y recursos entre las Escuelas que las imparten. Por tanto, visualizan que nuestra institución puede proveerles a través de esta oferta formativa, una herramienta que les asegure en el corto y mediano plazo su movilidad social y acceso a mejores oportunidades laborales. A su vez, quienes no cuentan con dicha experiencia, manifiestan su preocupación por visualizarse como “en desmedro” frente a sus otros compañeros, situación que posteriormente decrece y se extingue al momento de ir avanzando en la Carrera. Esto, pues se dan cuenta que van adquiriendo nuevos conocimientos y se van desenvolviendo de mejor manera en las asignaturas cursadas, enfrentándolas con mayor confianza con miras a la obtención de buenos resultados. Junto a ello, los cambios tecnológicos experimentados en los últimos años, a nivel de uso de TIC y la permanente actualización de dispositivos, equipos, maquinaria y sistemas, también son objeto de interés para todos los estudiantes, situación que también nos exige como institución y docentes estar al día con dichas tendencias y hacer uso de estos elementos en nuestras prácticas de aula.
Otro elemento que he visualizado en mis estudiantes, y que se ha mantenido como constante en estos años, es la necesidad de comunicarse con sus profesores pero ya no exclusivamente desde una mirada verticalista, sino que esta situación se plantea con una visión de mayor cercanía, basada en un clima de respeto mutuo. En definitiva, esto ha colaborado con un mejor clima de aula en el día a día, fortaleciendo la motivación del grupo y que ha desembocado además en una mejora de sus resultados académicos. Nuestros destinatarios valoran de sobremanera a aquellos docentes que son capaces de mostrar confianza en ellos, que se muestreen dispuestos permanentemente a apoyarlos y que resuelvan oportunamente sus dudas, tanto académicas como laborales, y por qué no decirlo, hasta de tipo personal en algunos casos. Y en ese sentido, al recibir a estudiantes de inicio de ambos géneros, uno de los puntos que me ha llamado la atención al momento de integrarse a la institución es la “sombra” de los resultados obtenidos luego de rendir la Prueba de Selección Universitaria (PSU). Normalmente surgen preguntas relacionadas con la calidad de la enseñanza que entregamos y cómo ello se conecta con las exigencias de las universidades denominadas “tradicionales” versus la oferta de Duoc UC, entendiendo que la elijen “porque no les alcanzó el puntaje para una mejor opción”. Frente a lo anterior, la mirada que he entregado apunta, con palabras sencillas, a que no deben compararse o mirar en menos a nuestra oferta formativa, porque lo que busca es desarrollar competencias y habilidades profesionales en contraposición a la estructura academicista en la construcción de las mallas curriculares de dichas instituciones focalizadas en la entrega de contenidos. Esto sin duda se traduce para muchos de ellos en un golpe anímico a la hora de enfrentar la Carrera y todos los desafíos que conlleva el integrarse a la educación superior.
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