“En la Iglesia, ninguno sobra. Ninguno está de más. Hay espacio para todos. Así como somos. Todos. Y eso Jesús lo dice claramente.” Esto es un extracto del Papa Francisco en la Ceremonia de Acogida, de la JMJ en Portugal. Él es muy directo y deja un gran desafío a la Iglesia y por qué no decirlo, a Duoc UC. Somos responsables de mostrar a nuestra comunidad interna y externa que la Iglesia es un espacio que Dios abre en la tierra, en donde cada persona tiene su lugar. Quienes ya formamos parte tenemos la responsabilidad de mostrar a quienes no lo saben, que tienen un asiento reservado, debemos ser capaces de hacerlos entrar y acompañarlos hacia ese lugar que Dios a destinado para ellos.
Para nuestros alumnos y alumnas fue impactante escuchar que no son un número para Dios. Acostumbrados a la era de la masividad, no es cotidiano escuchar que te llaman por tu nombre. Me daba felicidad escuchar como a nuestros peregrinos esto les dio una alegría sincera, que fue sin duda el impulso necesario para tener la fuerza física y espiritual de vivir la semana de la JMJ. Invitaba el Papa Francisco a que los días de la Jornada “sean días en los que grabemos en el corazón que somos amados como somos. No como quisiéramos ser, como somos ahora”. Comprender lo amados que somos por Dios puede no ser sencillo cuando tienes una vida, en donde pasas desapercibido o crees no ser valorado; por esto, no se debe dejar de mostrar a cada persona que Dios lo ama tal cual es, como cristianos debemos decirlo y hacerlo ver con nuestros actos. Como institución podemos hacerlo, al entregar un servicio personalizado, amable y empático para nuestros estudiantes y colaboradores. Nunca debemos olvidar que Duoc UC es parte de la Iglesia y lo que hacemos es signo de lo que la Iglesia es.
Al vivir la Jornada Mundial de la Juventud nuestros peregrinos duocanos vivieron una fiesta, donde no importa el país y la cultura a la que pertenecemos, pues cuando adoramos a Dios, cuando cantamos alegres o cuando peregrinamos a lugares santos, somo todos iguales, somos todos hijos amados de Dios. El vivir este encuentro es sin duda una forma de romper fronteras, de vivir siendo parte de la Iglesia fundada por Cristo, es posible incluso en nuestros tiempos donde hay gente que no da espacio a la fe y a Dios.
El Papa Francisco, no solo quiso mostrar a los jóvenes lo amados y especiales que eran para Dios, también dejó consejos de cómo ser buenos cristianos, así como Jesús lo hizo con las parábolas, utilizó algo cotidiano, como sería ayudar a levantarse a alguien que cayó al suelo, utilizando simbólicamente el instante en que quien ayuda, mira desde arriba a quien tiene que levantar. Apunta a que solo en ese momento se mira a alguien hacia abajo, para ayudarlo, en ningún otro momento debemos creer que somos mejores, superiores o más valiosos que otros.
En esta Jornada Mundial de la Juventud se tiene por lema “María se levantó y partió sin demora” (Lc 1, 39). Esta cita es el relato de cuando María, se entera a través del Ángel Gabriel que estaba embarazada y que el niño de su vientre era el Hijo de Dios. En ese momento, también conoce la noticia de que su prima Isabel, de avanzada edad, también estaba embarazada por un milagro del Espíritu Santo. En ese instante, María emprende el viaje para visitar a su prima, despreocupándose de ella misma, la alegría la pone en movimiento y el Papa Francisco nos invita a ser como María. Nos invita a ser alegres y a ponernos en marcha para ir al encuentro con el otro, el amor de Dios hace que no nos quedemos de brazos cruzados, nos hace actuar con alegría.
De la Jornada, me tocó particularmente el corazón las palabras del Papa Francisco, cuando dice, “quiero mirar a cada uno a los ojos”, me hizo entender que, así como lo vivido en la JMJ era único y especial para cada uno de los peregrinos, también lo era para él. Creo esto fue signo de lo humano que es el Papa y de cómo el ver a tantos jóvenes llena su corazón, para seguir con la ardua tarea de guiar a la Iglesia de Cristo. Destacó la importancia de nuestra oración, pedir la Espíritu Santo que lo siga acompañando. La labor del Santo Padre es vital para el pueblo de Dios, ya que somos un rebaño que necesita de un guía iluminado por Cristo, que sea realmente movido por Él, para esto, pese a la distancia con Roma y el Vaticano, no debemos perder la fe de que la oración tiene poder y que cada rezo por el Papa tendrá fruto.
Finalizo, dando ánimo a todos los cristianos, jóvenes y no tan jóvenes, sigamos las palabras del Papa Francisco y no tengamos miedo, pues solos no estamos. Los peregrinos al encontrarse con 1.500.000 personas alabando a Cristo lo pudieron entender de manera práctica, pero quienes no peregrinaron pueden tener la certeza que Dios Trino está con ellos. Él no olvida a su pueblo querido y pese a cualquier dificultad que enfrentemos estará con nosotros. ¡No tengamos miedo de seguir siendo ovejas de este rebaño!
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