Asumir el cargo de subdirector de la escuela de Construcción en tiempos de COVID-19 no ha sido sencillo. Se trata de un momento singular cuyas consecuencias a largo plazo aún están por verse. Algunos compañeros y amigos me dijeron que no había peor mes para hacerlo. Otros, incluida toda mi familia, me dijeron que es precisamente este el momento de aportar. Por eso asumí desde el primer día la construcción de equipos y la generación de acuerdos que entreguen alternativas a nuestros estudiantes para una progresión académica adecuada.
Vivimos momentos de incertidumbre, el mundo ha tenido que adaptarse en forma acelerada a un nuevo contexto producto de COVID 19. Según datos de la CEPAL el impacto de estos cambios en América Latina será más fuerte que en la mayor parte del mundo pronosticando una caída del PIB del 1,8%. En Chile las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) hablan de crecimiento de -4,5% (mayo 2020). En la construcción, el informe de la Cámara Chilena de la Construcción, MACh52 de marzo de 2020, pronosticaba una tasa de cesantía del 12% para el segundo semestre de 2020, ralentización de la velocidad de venta de unidades habitacionales en el gran Santiago, baja en la oferta y leve aumento en los precios.
Por otra parte, hay que considerar el impacto ante la realidad de nuestros estudiantes. Las encuestas de inicio de la Escuela en 2019 indican que hasta el 73% de ellos en vespertino y el 35% en diurno trabajan, y en muchos casos ese trabajo es en el rubro de la Construcción. Sin duda esto les afectará en sus posibilidades de destinar tiempo al estudio, en cambios de ciudad en busca de trabajo o en problemas económicos.
No querría se viera el análisis como una visión catastrófica. El mundo ha pasado por la depresión del 30, la crisis del petróleo del 73, la crisis asiática del 97, la subprime del 2007, y siempre el resultado final ha sido un cambio, un nuevo camino, un avance, en esta oportunidad también será así.
En este escenario complejo la educación debe adaptarse. Todos hemos sido afectados profundamente por esta pandemia y hemos tenido que tomar acciones frente a medidas de cuarentena, distanciamiento social, nuevas maneras de relacionarse y trabajo a distancia.
Los estudiantes vulnerables resultan ser los más afectados por estas medidas ya que no cuentan con las herramientas ni los medios para enfrentarlas por sí solos, malas o pobres conexiones a internet, acceso limitado a equipos o planes de datos, dificultad o desconocimiento para el uso de computadores o simplemente la necesidad de compartirlos con otros miembros de su familia con el consecuente impedimento de asistencia a clases sincrónicas.
Este es el desafío que hoy enfrentamos, la nueva forma de organizar la docencia en línea, de la forma más efectiva y justa posible. Haciéndose cargo del universo particular de cada estudiante, de su trascendencia y su libertad. Considerando la realidad que cada uno de ellos vive el día de hoy, de sus sueños de futuro y crecimiento, y de nuestro compromiso con ellos y la sociedad.
Hoy, por lo tanto, debemos hacernos cargo de dos aristas igualmente importantes, la académica y la motivacional. Aquella que conduce al conocimiento, a la competencia, a la formación, y la que inspira a nuestros estudiantes a seguir adelante pese los problemas y obstáculos que la pandemia nos ha puesto al frente.
Esto cobra singular importancia en una escuela de Construcción que se ha identificado históricamente con un hacer práctico, desde su nacimiento con carreras como Dibujo arquitectónico y Técnico en Construcción hasta Ingeniería en Construcción y las especialidades que hoy día impartimos. Enfrentar la pandemia organizando la docencia en línea ha significado trabajar en adecuaciones que afectan el quehacer práctico, lo limitan, lo acotan o lo virtualizan, y en cada una de ellas debemos asumir el Trade-off que todo cambio conlleva.
De las iniciativas desarrolladas por la Escuela me gustaría destacar:
Adecuaciones académicas que permiten modificar la estructura presencial y práctico presencial de cada asignatura y cada programa sin afectar las competencias y los indicadores de logro que nos permiten certificar la adquisición de competencias de cada estudiante apoyando su progresión académica.
Virtualización de actividades prácticas, investigando, estudiando, probando y utilizando tecnologías y software como; videos de experiencias, modelos de realidad aumentada que permiten a los docentes construir ejercicios distintos para cada grupo de alumnos; animaciones tridimensionales que simulan la ejecución de partidas, simuladores en la WEB como los de equipos topográficos que permiten enfrentarse a la complejidad de máquinas de última generación, vistas virtuales y guiadas a obra que permiten a los alumnos estar presentes en una faena sin importar la distancia y visualizar en tiempo real (o en forma posterior asincrónica) las faenas.
Respeto por la identidad de cada Sede y en especial del perfil y la realidad de sus estudiantes, flexibilizando la posibilidad que cada una de ellas enfrente sus alternativas de presencialidad, dando siempre opciones a los estudiantes de participar en línea de experiencias equivalentes u ofreciendo alternativas de ejecución práctica en asignaturas optativas, caso a caso.
Compensar las pérdidas propias del Trade-off, fortaleciendo la oferta de charlas, webinars o seminarios, con especial énfasis en la motivación de nuestros estudiantes, además del ofrecimiento de cursos de capacitación online por intermedio de nuestros acuerdos o convenios con empresas del rubro.
Pretendemos que el resultado de todo esto impacte positivamente en la adquisición de competencias, la progresión y la permanencia de nuestros alumnos.
Al enfrentar este desafío de reorganización de las actividades y de adecuación, la escuela de Construcción tiene el privilegio de apoyarse en un equipo maduro y capacitado de directores de Carrera en las diez sedes en las que tenemos asiento, lo que ha sido fundamental para la ideación, desarrollo e implementación de estas medidas y nos da la tranquilidad de enfrentar los cambios que se presenten en el futuro con seguridad en el éxito.
En síntesis, el año 2020 y el COVID 19 nos enfrenta a desafíos y cambios que nunca habíamos visto como sociedad, a un futuro hoy incierto. Esto afecta especialmente a nuestros estudiantes más vulnerables, de los que debemos hacernos cargo. Los cambios han llegado para quedarse, al igual que en crisis anteriores, puede que no sean de inmediato, pero es seguro que vendrán. Nuestra Institución y la escuela de Construcción tiene impregnado en su ADN la semilla de la adaptación, siempre fundada en nuestra identidad católica y la convicción que el alumno debe estar al centro, y contamos con las personas idóneas para transitar el camino hacia la nueva forma que tomará la educación.
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