Sin duda este año 2020 ha sido terrible para todos, porque ha afectado a nuestras familias y a nuestros trabajos; sin embrago, de todas las situaciones difíciles vividas podemos decir que de la experiencia docente se pueden rescatar elementos positivos y de crecimiento.
A partir de lo anterior, al evaluar este año docente que ha sido tan distinto a todo lo conocido, podemos centrarnos en las oportunidades de crecimiento que nos ha dejado esta pandemia en la convivencia con los otros y en nuestro espacio familiar.
Como Liceo Politécnico Andes este periodo ha sido un constante desafío para lograr los objetivos propuestos como institución educativa y como profesora que forma parte de este colegio creo que se ha evidenciado un gran esfuerzo por cumplir con nuestros estudiantes.
Al comienzo todos pensamos que esta situación no se extendería por mucho tiempo, pero a medida que se fue mostrando lo que era realmente una pandemia sin duda fuimos adecuándonos a la nueva realidad. Esta actitud creo que ha sido la más importante: el saber adaptarse.
Saber que los chicos no podrían rendir con guías y que como colegio debíamos tratar de seguir junto a ellos para lograr los objetivos, fue un gran desafío que hemos ido resolviendo en conjunto: integrando aún más a la comunidad en este nuevo proceso de enseñanza. Porque la relación del liceo con los apoderados y estudiantes ya no fue solo académica, si no que debió incorporar un gran apoyo en el ámbito emocional y en el económico que se volvieron factores elementales al momento de aprender para nuestros estudiantes.
Es así como esta pandemia nos ha enseñado a valorar los momentos junto a la familia, como también los buenos elementos de nuestro trabajo que se han evidenciado en esta situación de crisis en la que hemos sabido ser un equipo para lograr entregar el apoyo necesario a nuestros estudiantes. Esto comenzó con las clases virtuales las que fuimos mejorando en base a esta realidad con la finalidad de apoyar a estos chicos y chicas que al igual que nosotros se debían adaptar a la distancia y a aprender a través de un computador o celular.
Este proceso ha sido un cambio constante para todos, como profesores también nos vimos afectados en la economía familiar, la salud mental y en la amenaza del COVID-19 en las que se mostró el apoyo de la institución. En relación con lo laboral, ya no pudimos separar los tiempos entre las clases, la atención de apoderados versus nuestras labores domésticas y familiares. Por esto la adaptación de horarios fue y ha sido un gran respiro para lograr una rutina que nos ha permitido cumplir de alguna manera con el trabajo y nuestras familias durante esta pandemia. Esto se contrapone con otras realidades docentes en las que su labor la han debido cumplir sin mayor apoyo de los directivos de sus trabajos.
Este equipo de trabajo llamado Liceo Politécnico Andes ha sabido reinventarse en base al apoyo y a la escucha de los distintos elementos que lo componen. Si bien se han generado conflictos creo que siempre ha estado la voluntad de escucha, compañerismo y respeto a las distintas opiniones lo que se ha reflejado en un trabajo que ha sido valorado por estudiantes y apoderados de nuestro liceo.
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