Nos encontramos casi al final de este semestre, no nos imaginábamos en enero pasado cuando estábamos en plena temporada de verano, que nuestro semestre sería tan distinto, tan diverso, pero sobre todo tan desafiante. Cuando iniciamos este semestre con nuestras reuniones, saludos protocolares, bienvenidas a nuestros docentes nuevos y contábamos anécdotas de vacaciones, algunas dinámicas de clases del semestre anterior, que fue complejo también. Hoy estamos ad-portas de cerrar el semestre con nuestras clases cumplidas y dar paso al período de exámenes es importante una reflexión.
Este tiempo de trabajo nos ha dado la posibilidad de acercarnos a nuestros estudiantes de otra forma, visibilizar otra realidad, muchos de ustedes han tenido que aprender nuevas dinámicas de hacer clases, de vincularse con los estudiantes, de practicar al máximo la caridad, de buscar nuevas formas de participar, crecer pero sobre todo una nueva forma de realizar nuestras tareas docentes. Nos vemos enfrentados a una cámara, en donde le hablamos a una pantalla pensando que nos escuchan y nos ven, pero en la gran mayoría de las clases no vemos el rostro de nuestros estudiantes. Podríamos llamar el semestre sin rostros aparentemente.
Este tiempo, también, nos ha permitido conocer historias de nuestros estudiantes que eran ajenas, estudiantes que han visto mermadas sus posibilidades de educarse porque no hay conexión a internet, la falta de un computador o dispositivo que permita conectarse a la red. Pero es en las dificultades donde se ve la creatividad del ser humano y el ímpetu de buscar soluciones en medio de las dificultades. Hemos conocido historias de alumnos que bajan cada dos semanas a buscar el material para poder estudiar y sobre todo ese mismo estudiante agradece a su docente de formación cristiana que “ha sido el único que le ha enviado el material, que agradece esa preocupación pero que le ha tocado ser pobre”, ¿acaso la doctrina social de la Iglesia no dice algo en esto? ¿Se puede vivir la doctrina social de la Iglesia en estos tiempos? Claramente la respuesta es sí. Es en este tipo situaciones, donde la preocupación por el otro cobra un verdadero sentido. Si buscamos y afirmamos que cada persona tiene el derecho a educación, también es importante recalcar que, esa misma persona tiene el deber de querer educarse, y en ese sentido, los docentes son fundamentales en el cumplimiento de ese deber.
Hemos conocido la historia de alumnos que en dificultades emocionales han buscado ayuda en familiares para que le escriban a los docentes para que pueda terminar su semestre, acaso eso no es vivir la ética, donde nos comprometemos con la dignidad de otra persona. Hemos visto, cómo se nos informa que alumnos, administrativos, profesores han sufrido la pérdida de un ser querido y aparece la posibilidad de contener y acompañar, cobra sentido especial la vocación de servicio. Al parecer el “semestre sin rostro”, nos revela otras formas de conocer, sentir y descubrir los distintos rostros que componen nuestra Sede.
Si bien es cierto, son tiempos de muchas incertezas, también son tiempos en donde podemos poner en práctica los contenidos que enseñamos, son tiempos en donde nuestro proyecto educativo se hace vida, no palabras o letras guardadas en las bibliotecas, son tiempos en donde se debe reflejar que “entregamos una formación integral a nuestros estudiantes, para aportar a la construcción de una sociedad mejor. No solo buscamos formar técnicos y profesionales de excelencia, sino también personas íntegras con una formación valórica que les permita ser agentes transformadores de su entorno.”
Por eso es importante y agradecer la disponibilidad, tiempo y trabajo de este semestre a nuestros docentes. Es importante animarlos para que el próximo semestre, sea un tiempo para buscar la verdad, esa verdad que es tan esquiva en estos tiempos, pero cuando aparece llena el corazón del ser humano, que esa búsqueda aliente nuestra saber teológico, filosófico y de cada una de los saberes particulares, pero sobre todo humano, porque Duoc UC, “es una institución católica, fundada en el propósito de servir a Dios, la búsqueda de la Verdad y del Bien Común.”.
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