Hoy en día nadie puede desconocer un concepto como el de la eficiencia energética. Además de existir una gran cantidad de asociaciones, fundaciones e instituciones ligadas al conocimiento, difusión, capacitación y sensibilización de la eficiencia energética, aún estamos lejos de lograr un objetivo que permita ver este concepto aplicado en la industria, en la sociedad y en las personas. Sin ir más lejos, marzo fue el mes de la eficiencia energética, evento que gran parte de la población no estuvo al tanto.
Comencemos con lo básico. Según los datos entregados por la SEREMI de Valparaíso, al año 2016 un 63,3% de la energía generada en la región es de una fuente convencional no renovable (carbón, diésel y/o gas), mientras que el 36,7% restante se genera a través de fuentes renovables, tales como el viento, el sol, biomasa o a través del agua. Lo anterior establece un total de generación eléctrica de 73.730 GWh. A nivel regional se presenta que un 93,3% de la generación total de energía proviene del diésel, carbón o gas, mientras que el 6,7% restante proviene del sector hidroeléctrico o solar. Según el reporte anual de la Asociación Chilena de Eficiencia Energética (AChEE), en los centros de transformación y distribución de energía, se pierde alrededor de un 35% del consumo total a nivel país.
Lo anterior solo tiene por objetivo el poder situarnos en el contexto nacional y regional de la situación energética, la cual (en el corto plazo) presenta proyectos que son altamente resistidos por la comunidad y muy poco socializados por parte de las empresas a cargo. Pero ¿puede la eficiencia energética realizar algún cambio significativo en esto?
Mi opinión es positiva respecto a esto, pero debemos ser cuidadosos. Hoy en día, la gran mayoría de la industria regional tiene una infraestructura instalada que no fue desarrollada durante esta década ni la anterior, por lo que toda mejora que se pueda realizar (desde la eficiencia energética) viene post establecimiento de esta.
Pero ¿Qué pasaría si aplicamos eficiencia energética desde el diseño, desde el modelo de negocios?; ¿Qué pasaría si al momento de establecer un emprendimiento o una empresa decida instalar oficinas, talleres, entre otros con eficiencia energética desde el inicio de la idea?, tengo la certeza que el escenario tendría un cambio muy favorable para nuestras comunidades. Pero comencemos evaluando, que dentro de la toma de decisiones en una empresa la eficiencia energética no es primordial, no es un factor clave en alguna decisión de inversión (por lo menos en Chile).
Sumado a lo anterior, está el tema de costos. Actualmente en el país estamos frente a una disminución de precios relacionados con la eficiencia energética (por ejemplo, la iluminación vía LED), pero la cual todavía no es asumida por las empresas (en general). Tenemos iniciativas muy aplaudidas a nivel nacional, como lo es el caso de laboratorios Knop, quienes en su política de eficiencia energética y producción de energía limpia ha logrado la instalación de paneles fotovoltaicos en su planta de producción en Quilpué, para lo cual debieron cumplir con una serie de tareas para volver más eficiente su consumo interno y aprovechar al máximo la energía solar generada, logrando inyectar energía al sistema interconectado.
Aun así, volvemos a lo mencionado en el principio, la infraestructura (no desarrollada bajo estándares de eficiencia energética) presente en la región conlleva a que la inversión que se deba realizar sea muy alta, desmotivando a las empresas a pensar en esta opción.
Dado este escenario, se releva la importancia de que podamos motivar e impulsar la eficiencia energética desde el diseño, desde el inicio de esa idea de negocios. Que la eficiencia sea un factor a considerar dentro de todo proyecto que tengamos en mente, que logremos inculcar este concepto en los alumnos que están hoy en día en la educación básica, media y superior. Suena como algo muy lejano, pero no es así. La AChEE durante el 2015 trabajó con más de 294 establecimientos educacionales (escuelas básicas, jardines infantiles, centros educacionales, liceos, entre otros) alcanzando a 32.632 personas, enseñando tanto a docentes como alumnos aspectos claves de la eficiencia energética, compartiendo experiencias y casos, capacitando a docentes, etc.
Finalmente, la eficiencia energética debe ser un tema hoy y mañana, ya que este concepto (en conjunto a las energías renovables no convencionales) ayudará a cambiar el panorama actual que presenta la región y país sobre la generación de energía, fuentes de esta y con proyecciones hacia el 2030.
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