Estamos viviendo de esos tiempos que posiblemente los nietos de nuestros alumnos soñarán haber vivido. Con una mirada retrospectiva, concluirán que se trató de tiempos en los que recién se habían abierto oportunidades educacionales que nunca antes existieron, pues hasta entonces, el camino, al menos en lo profesional, estaba generalmente trazado para la mayoría y sólo una elite accedía a un nivel de educación realmente superior. Posiblemente desearán haber sido parte de la historia que nosotros protagonizamos.
Seguramente darán por descontadas las dificultades que sus padres, nuestros alumnos, debieron pasar para aprender, para formarse, para iniciar un camino que nunca acaba; el enorme esfuerzo vinculado a una doble y triple jornada; el escaso financiamiento relativo que alcanzan como alumnos y las dificultades de nivelar la deficiente formación escolar en áreas críticas.
Darán por descontado también el esfuerzo que se requiere de sus formadores, los profesores y colaboradores, por lograr imprimir conocimientos específicos, capacidad de aprender, curiosidad y creatividad, y el dolor que sienten cuando alumnos dejan de estudiar por la razón que sea, pero particularmente, por dificultades económicas.
Hoy iniciamos este año académico agradeciendo las oportunidades y pidiéndole a Dios nos guie para realizar un trabajo trascendente. Y es que resulta trascendente transformar a un estudiante y entregarle habilidades para el trabajo; pero más y particularmente focalizado a nuestra misión, es trascendente que nuestros estudiantes tengan un sello especial, de personas buenas, que en su actuar predominen valores éticos y de servicio al prójimo.
Sabemos que estos tiempos de mayores oportunidades son duros. Son duros porque la mera existencia de oportunidades estresa; porque seguir el camino más fácil que esforzarse, jugársela por el estudio, de dar a veces la contra, está ahí.
No tenemos miedo a errar; pero sí a no hacer todo lo que está en nosotros. Es que depende de nuestra comunidad de colaboradores y alumnos dar un salto que afecte a vuestras familias, un salto que contribuya a su país y a la sociedad a través de un ejemplo de vida.
Sabemos que la educación técnico profesional ha sido por años postergada en la agenda legislativa y en las prioridades nacionales. Sabemos también que dicha postergación se debe tanto a lo elitista de la toma de decisiones, como a la confusión del rol que puede marcar en un país que necesita tanto más de técnicos y profesionales con miradas concretas a problemas identificados, como el que más en el mundo. Sabemos también que eso debe cambiar y que el efecto de generaciones exitosas productivamente, impecable en sus valores, es definitivamente el mejor precursor de un cambio en la mirada.
La influencia que buscamos debe partir por mostrar, enseñar, difundir a través de nuestro propio ejemplo, que la educación técnico profesional es un camino propio, un camino de desarrollo personal y social, y que como en los países más avanzados del mundo, es un complemento de profesionales más generalistas, con menos foco en el desarrollo de habilidades específicas para el trabajo. Mejores egresados del sistema técnico profesional mejoran la productividad de toda la fuerza de trabajo.
El ejemplo de superación, trabajo y creatividad es constantemente representado por nuestros alumnos, como sin dudas es el de Israel Durand, un ícono del DUOC UC y de la Sede San Joaquín, ejemplo a todos los alumnos. Ese debe complementarse con un mensaje único, claro y definido desde el lado docente. El mensaje lo damos con nuestro actuar, a partir de la convicción que lo que hacemos es construir el futuro no sólo de las familias de nuestros egresados, sino los cimientos de un país en el que el progreso se genera masivamente, a partir de un trabajo serio y sistemático.
Es que la comunidad Duoc UC contribuye a lo más esencial de las aspiraciones sociales hoy, acceder a un trabajo digno y dignificar el trabajo. Eso produce una fuerza vital, que debe potenciarse día a día con un involucramiento con la empresa, con la comunidad próxima, y con diversas instancias de formación, incluyendo liceos, la instancia previa, y con instancias de formación superior, particularmente en empresas y politécnicos.
El camino está abierto, el camino es ancho, no tengamos miedo de pedirle a Dios nos ayude a andarlo; ello sólo puede dar frutos.
Muchas gracias
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