Desde hace algunos años los Programas de Ética y Formación Cristiana han estado empeñados en ser más cercanos a los alumnos y, a su vez, presentarse de manera más contextualizada. Ha sido un cambio complejo y profundo que ha implicado la participación y esfuerzo de muchos y que requiere ir ahondando y perfeccionando cada vez más los avances logrados, para a través de nuestras asignaturas y de la labor conjunta de todos los docentes y colaboradores de Duoc, “aportar a nuestros estudiantes una visión más plena de la realidad y de la dignidad trascendente de la persona humana, iluminada por la fe cristiana, y favorecer en ellos el desarrollo personal de las virtudes que les permitan crecer como personas y contribuir al servicio del bien común en su ejercicio laboral y en la sociedad[1]”.
Es dentro de este contexto que hoy, uno de los grandes desafíos en los que estamos envueltos es fortalecer los procesos de enseñanza aprendizaje de nuestros alumnos, a través del proceso de evaluación permanente y sistemática, y de la retroalimentación efectiva de los resultados de aprendizaje a los estudiantes, docentes y a toda la comunidad académica, para la mejora continua[2].
En Duoc UC, comenzamos en 2010 una experiencia evaluativa a la que denominamos “EPA” (Evaluación Progresiva del Aprendizaje). Lo inició el Programa de Matemáticas, y nos sumamos rápidamente los programas de Ética y Comunicación y Lenguaje, y actualmente estamos incluidos todos los programas de la Dirección de Formación General y de la Dirección de Ética y Formación Cristiana.
El EPA es un proceso de evaluación permanente y sistemático, que apunta tanto a la evaluación para el aprendizaje como a la evaluación del aprendizaje, aportando evidencias a lo largo de este proceso, tanto en las evaluaciones parciales como en los exámenes, al estudiante, al docente, al subdirector académico y a la dirección central, para proponer los planes de mejora. Las evaluaciones en el EPA deben contar con las condiciones necesarias desde el punto de vista técnico (objetivas, válidas y confiables) y a su vez ser oportunas, en cuanto a la entrega de información y feedback que requieren los alumnos, docentes y todos los implicados en el proceso educativo.
Asimismo, la evaluación de los resultados del aprendizaje que se realiza a través del EPA contribuye significativamente a la “certeza en la calidad”, tomando en cuenta que “los resultados del aprendizaje pueden: aumentar la transparencia y la comparabilidad de estándares entre y dentro de las capacidades; poseer mayor credibilidad y utilidad que los requisitos tradicionales; jugar un rol importante al actuar como puntos de referencia para establecer y evaluar estándares[3]”.
Este proceso de evaluación y retroalimentación es esencial para lograr un aprendizaje significativo en los alumnos (Fink, 2003), en el que los tres componentes (resultados de aprendizaje, evaluación y retroalimentación, actividades de enseñanza y aprendizaje) deben estar fuertemente alineados e integrados (Fink, 2008).
En el caso de las asignaturas de los Programas de Ética y Formación Cristiana, en el proceso de actualización de las asignaturas que se está realizando en estos años, uno de los desafíos que se ha tenido presente es esta relación que debe existir entre los diversos factores involucrados, de manera que el aprendizaje pueda ser significativo para nuestros alumnos.
Otro de los desafíos importantes a los que nos enfrentamos es enriquecer cada vez más las formas de las actividades evaluativas, de manera los resultados de aprendizaje puedan evidenciar mejor la riqueza del proceso de enseñanza aprendizaje de nuestros alumnos.
La evaluación es en sí, uno de los procesos críticos que enfrenta toda institución educativa. Es un proceso desafiante y exigente para todo aquel que se ha comprometido con la calidad en Duoc UC. El seguir trabajando en el proceso evaluativo y sus implicancias es parte del compromiso con la calidad y con nuestros estudiantes que nos hemos impuesto y sobre la cual pretendemos seguir ahondando en los resultados de aprendizaje.
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