Asumir el rol de docente en la Escuela de Administración y Negocios de Duoc UC, impartiendo la asignatura de Inbound Marketing II, en la carrera de Ingeniería en Marketing Digital, ha significado para mí un desafío y, al mismo tiempo, una oportunidad de enorme valor. En mi experiencia laboral como especialista en marketing, la inteligencia artificial (IA) ya no es una novedad, sino una práctica instalada en la gestión de procesos, la generación de contenidos y la optimización del tiempo de trabajo. Llegar a las aulas con esa mochila de vivencias me permitió reconocer rápidamente que los estudiantes no solo tienen interés por la IA, sino que también necesitan aprender a utilizarla de manera crítica, estratégica y ética.
Mi convicción es clara: la IA no reemplaza al aprendizaje ni a la creatividad humana. Al contrario, es un acelerador que nos permite multiplicar posibilidades. La clave está en entender cómo integrarla en el proceso educativo para que deje de ser un recurso aislado y se convierta en un aliado transversal de la formación.
Avances: más tiempo para lo que importa
Uno de los principales avances que he observado al incorporar IA en el aula es la optimización de los tiempos. En un curso de Marketing Digital, los plazos de entrega y los procesos de revisión suelen ser exigentes. Gracias a la IA, los estudiantes pueden avanzar más rápido en sus encargos, apoyándose en estas herramientas para generar borradores, bosquejar ideas o estructurar un texto inicial.
Del mismo modo, quienes ejercemos la docencia también encontramos en la IA un recurso que agiliza la preparación de clases y la retroalimentación. Este ahorro de tiempo no se traduce en una enseñanza más superficial; por el contrario, abre espacio para lo más valioso: el acompañamiento personalizado y la conversación pedagógica. Es en ese espacio donde surgen las preguntas, los matices y las reflexiones críticas que realmente transforman el aprendizaje.
En otras palabras, la IA nos permite desplazar el foco desde la instrucción unidireccional hacia un aprendizaje colaborativo y dialógico, donde el docente deja de ser solo transmisor de información para convertirse en guía y estratega del proceso.
Novedades: integraciones que potencian la creatividad
Las novedades que la IA trae a la formación en Marketing Digital no se limitan a la velocidad. Hoy contamos con integraciones que hasta hace poco parecían impensables. Herramientas como ChatGPT se combinan con plataformas de diseño como Canva, y esa sinergia abre un abanico de posibilidades para la enseñanza.
En el aula, esto significa que ya no hablamos solo de redactar un texto o diseñar una pieza gráfica. Ahora los estudiantes pueden, en cuestión de minutos, levantar un sitio web con contenidos pensados en un valor personal específico o en un público objetivo concreto. Antes, esta tarea tomaba horas de trabajo, varias iteraciones y múltiples entregas. Hoy, en cambio, podemos dedicar ese tiempo a analizar el por qué de las decisiones, la pertinencia de los mensajes y la coherencia con la estrategia de marca.
Lo que antes era un ejercicio técnico que demandaba largas jornadas, hoy se convierte en una oportunidad pedagógica para fomentar la visión crítica, la creatividad y el pensamiento estratégico.
Desafíos: ética, proceso y cambio de mentalidad
Si los avances y novedades son tan contundentes, los desafíos no son menores. El primero y más evidente es el uso ético de la IA. Para un estudiante puede ser tentador pensar que basta con ingresar instrucciones en una herramienta para obtener un trabajo “hecho”. Sin embargo, en marketing —y particularmente en Inbound Marketing— el verdadero valor no está en el producto final, sino en el proceso que lo sustenta.
Por eso, mi rol como docente no se limita a evaluar si un contenido está bien entregado según la rúbrica. También debo observar cómo el estudiante interactúa con la IA, cómo formula sus prompts, cómo integra los aprendizajes de semestres anteriores y cómo orienta a la herramienta como si fuera un miembro más de un equipo de trabajo.
Al usar ChatGPT para redactar, es como si se dialogara con un redactor creativo; al trabajar con Canva, es como si se colaborara con un diseñador. En ambos casos, lo que se pone a prueba no es la capacidad de la IA, sino la habilidad del estudiante para dar instrucciones claras, estratégicas y coherentes. Ese es el aprendizaje profundo que buscamos: que comprendan que la inteligencia artificial es una herramienta poderosa, pero dependiente de su criterio, su conocimiento y su propósito.
El segundo desafío es quizás más cultural: cambiar nuestra mentalidad frente a la IA. Durante mucho tiempo se ha instalado la idea de que recurrir a estas herramientas es “hacer trampa” o “evadir el esfuerzo”. Creo que debemos soltar esa visión negativa. La IA es problemática solo cuando se utiliza de forma poco crítica o sin consciencia. Pero cuando la integramos como un recurso de apoyo, deja de ser un atajo y se convierte en un potenciador del aprendizaje.
Un estudiante que trabaja con IA ya no está solo. Puede hacer lluvia de ideas, generar propuestas y producir contenidos como si estuviera acompañado por un equipo completo. Eso no elimina la necesidad de esfuerzo, pero sí redistribuye las cargas: menos tiempo en la ejecución mecánica, más tiempo en la estrategia, la reflexión y la justificación de decisiones.
En este sentido, el verdadero desafío transversal es que los estudiantes puedan explicar por qué hacen lo que hacen y para qué lo hacen. Esa justificación de su propuesta de valor es lo que los diferenciará en el mercado laboral. Y ese es el mismo criterio que marca la diferencia entre usar la IA como un simple generador de textos o como una herramienta estratégica capaz de producir resultados relevantes y pertinentes.
Un futuro compartido
La inteligencia artificial llegó para quedarse, tanto en la industria como en la educación. Como docente, mi compromiso es formar profesionales que no solo dominen las herramientas, sino que también sepan dirigirlas, cuestionarlas y justificarlas. Porque al final, lo que distingue a un especialista en Marketing Digital no es su capacidad de presionar un botón, sino su habilidad para entender a las audiencias, diseñar experiencias coherentes y generar propuestas con sentido.
En el aula, la IA nos está mostrando que podemos optimizar tiempos, enriquecer el proceso de aprendizaje y abrir nuevas formas de creatividad. Pero también nos recuerda que el conocimiento humano sigue siendo insustituible. El futuro del Marketing Digital no será sólo de la inteligencia artificial: será de quienes aprendan a trabajar en conjunto, integrando lo mejor de ambos mundos.
29 de Septiembre, 2025
De la industria al aula: la inteligencia artificial como aliada en la formación en Marketing Digital

Andrea Paz Montecinos Silva
Docente de la Escuela de Administración y Negocios de la sede Antonio Varas de Duoc UC.
6 minutos de lectura
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