Durante el segundo lustro de la presente década, de hecho, podríamos aventurarnos que para el 2025, la manera en la que se relacionarán las máquinas con nosotros, los seres humanos, especialmente en el mundo laboral, será tan automatizada y fluida que será prácticamente un estándar de facto[1].
Las empresas, especialmente las que nacieron nativas digitales, las que ya superaron la transformación digital y se encuentran avanzando a etapas de evolución y madurez digital más profundas e incluso más sofisticadas, basarán sus decisiones en los datos, utilizando modelos de negocio, técnicas y algoritmos que hacen un uso intensivo de estos.
McKinsey & Company, realizó un estudio en la cual definen que las empresas que avancen de manera más rápida en esta estrategia para la toma de decisiones serán las que generen y capturen mayores ventajas competitivas, mejorando casi un 20% sus ganancias (antes de impuestos e intereses). Estas ventajas, producirían, además un círculo virtuoso en las organizaciones que avanzan hacia la excelencia operacional.
Diferentes disciplinas provenientes desde las ciencias de la computación, como la inteligencia artificial, y de manera protagonista el aprendizaje profundo basado en redes neuronales artificiales, son las invocadas a extraer conocimientos desde los datos, ya sea para automatizar tareas a través de la clasificación o realizando regresiones para predecir o estimar un valor.
Como Escuela de Informática y Telecomunicaciones nos atrevemos a decir con convicción, que el uso de los datos y las tecnologías digitales están ayudando, no solo a mejorar la competitividad de las empresas, sino que permite a las personas puedan enfocar los esfuerzos en actividades que (por ahora…) están destinadas a los seres humanos: creatividad, innovación e incluso porque no, más tiempo para el ocio saludable y funcional.
Para fines de esta década: la capacidad de cómputo, la cantidad de datos, los nuevos modelos, técnicas y algoritmos de IA perfectamente orquestados a la captura, transmisión y procesamiento de datos generará de manera casi instantánea información valiosa para la toma de decisiones, lo que implicará a su vez generar conocimiento mucho más rápido y precisos.
Los datos, los cuales ya son un activo en las organizaciones digitales, deberán ser resguardados de tal manera que permitan garantizar la privacidad y confidencialidad de estos a lo largo de su ciclo de vida, desde que son capturados, transmitidos, almacenados, procesados, visualizados y finalmente, “destruidos”. Este proceso, que hoy, salvo ciertas buenas excepciones, existe solo en las grandes corporaciones, estará a cargo de un equipo de expertos dedicados a la ingeniería de los datos. Equipo de expertos que permitirán de manera segura una integración, despliegue y entrega continua de servicios de datos, especialmente aquellos que permiten el autoservicio de los datos por parte de los diferentes stakeholders.
Para que lo anterior, se incorpore de manera natural en las empresas, el “mindset” debe cambiar. Se suma a la privacidad y confidencialidad de los datos, la ética como un componente estructural en el tratamiento de estos y la información que se genera. Hoy en día, se reconoce a las personas como dueños de los datos. Las personas se empoderan y son sensibles a la vulneración de sus derechos, respaldados por las diferentes regulaciones existente en los países donde residen o generan los datos. En lo específico la ley Protección y Tratamiento de Datos Personales para Chile que se encuentra en manos del poder legislativo para su actualización.
La inteligencia artificial
Sin duda alguna, hoy estamos haciendo un uso intensivo de la inteligencia artificial, muchas veces en herramientas y servicios de uso diario como nuestro propio celular, la televisión, la aspiradora inteligente por nombrar solo algunos ejemplos. Creemos importante comenzar este párrafo destacando el uso ético (que ya relevamos en el uso de los datos) de la inteligencia artificial. Esta será tan peligrosa o inofensiva como el ser humano quiera que lo sea. Es decir, la pregunta no es si la IA es ética o no lo es, o si puede llegar a ser usada de manera que atente en algún aspecto a las personas. La pregunta correcta es: ¿Creemos que la IA será utilizada de buena manera por los seres humanos? Es decir, la decisión está en nuestras manos, no en la IA como tal.
La Inteligencia artificial es un conjunto de disciplinas bajo el paragua de las ciencias de la computación: procesamiento de imágenes, visión por computadora, reconocimiento de la voz, aprendizaje automático por nombrar algunas de estas. Para sorpresa, tal vez de muchos, y a pesar de los avances que hoy estamos experimentando, aún la IA está limitada a ciertas acciones específicas para la cual fue “entrenada”. Se espera que para el año 2040 – 2050, la IA sea mucho más amplia de lo que hoy conocemos. Nos referimos a imitar de manera conjunta varias o muchas acciones humanas de manera paralela. Por ejemplo: Una IA que hoy fue entrenada para desplazarse de manera “libre” en un espacio limitado, no es posible, que con el mismo “entrenamiento”, lo pueda hacer en otro espacio con diferentes características.
Un claro ejemplo de esto es la noticia (https://www.youtube.com/watch?v=PXByWF2PphM) donde, desafortunadamente un auto TESLA, que basa su funcionamiento en muchas prestaciones de IA, perdió el control y aceleró a gran velocidad. Siendo los diferentes sistemas de IA, incapaces de funcionar como probablemente lo hizo en los escenarios donde fueron entrenados.
Sin querer en absoluto, ser insensibles con los resultados de este comportamiento errático de la IA, está ya está instalada en nuestras vidas. Tecnología cuya adopción se vio acelerada en los últimos 5 años, redibuja totalmente el horizonte para la innovación. La capacidad de cómputo, los datos y la IA han trazado una línea de un antes y un después. Las organizaciones de todo tipo, las personas, la sociedad tiene prácticamente un lienzo en blanco donde “dibujar” nuevamente sus servicios, sus productos basados en esta triada.
Vigilancia tecnológica y los nuevos desafíos de innovación
La Escuela de informática y Telecomunicaciones de Duoc UC, mantiene una permanente vigilancia tecnológica, con el propósito de formar profesionales pertinentes ahora, mañana y en el largo plazo. Es así, como hoy en día nos encontramos en un proceso de revisión (CAPE) de nuestra Escuela en su conjunto, explorando, diseñando la mejor estrategia formativa que nos mantenga cumpliendo de manera sistemática este propósito.
Desde el lado de la informática, se están creando programas que permiten satisfacer las dos grandes áreas que hoy definen este campo: datos y software. Esta estrategia, viene a reforzar el posicionamiento de la institución y la Escuela en Chile y a sembrar el posicionamiento fuera de nuestras fronteras con los programas on-line que ya están en marcha.
La infraestructura y plataformas tecnológicas, áreas también cubiertas por la Escuela, están en el mismo proceso de innovación curricular, adoptando tecnologías 100% basadas en la nube, junto a metodologías que acompañan y potencian su adopción. De la misma manera, redes y telecomunicaciones han adoptado fuertemente el área de ciberseguridad, como una disciplina transversal a cualquier estrategia formativa, adaptándose al nuevo escenario que ya se está creando en Chile con la instalación y despliegue de tecnologías 5G, fibra óptica submarina que une Chile con Asia, y la fibra óptica a nivel nacional, permitiendo el acceso a tecnologías y servicios de última generación, no solo en las ciudades, sino que a sectores que se han caracterizado por su aislamiento geográfico, tecnológico y digital.
La instalación de data centers de las llamadas Big Tech en nuestro país (Google, Microsoft, Amazon, Huawei (por ahora)), serán para el 2025 un nuevo impulso y llamado a la innovación en nuestro país. Estos centros de cómputos prometen potenciar el almacenamiento, la inteligencia artificial y el más variado portafolio de servicios.
La Escuela de informática y Telecomunicaciones de nuestra institución ya inició el camino de la innovación, la cual se refleja en los nuevos currículos y desde el diseño e implementación del plan estratégico 2025 de nuestra Escuela.
[1] Columna publicada en el Boletín N° 57 Observatorio Duoc UC.
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