En enero de 2020 vimos como por todo el mundo se extendía una nueva enfermedad. En Chile aún estábamos ocupados analizando lo ocurrido en octubre de 2019 y aventurando qué pasaría en mayo. En marzo partimos con las clases y poco después llegó la cuarentena ¿Estuvimos ciegos? ¿Por qué nadie había hecho caso a Bill Gates? A pesar de que nos había advertido lo que ocurriría en una charla TED.
En la Europa del siglo XVI un cisne negro se veía como algo imposible que existiera, ya que todos los registros existentes informaban que los cisnes eran blancos. Las exploraciones en Sudamérica y luego en Australia Occidental demostraron la equivocación. En 2007, el filósofo e investigador libanés Nassim Talem lo reinterpretó como aquellos sucesos sorpresivos (para el observador), de gran impacto socioeconómico y que, una vez pasados, se racionalizan hasta parecer predecibles o explicables.
Esta definición, al menos para la mayoría de las personas, se adapta perfectamente a lo vivido en Chile durante el último año y medio. Los impactos que estos eventos han tenido en nosotros y en nuestras vidas son hoy aún difíciles de dimensionar. Una profunda crisis ha recorrido el mundo occidental acelerando procesos, alterando perspectivas y cambiando formas de vida. Duoc UC no ha sido ajeno a todo ello ni, por supuesto, la escuela de Construcción.
Sin duda la pandemia nos tomó por sorpresa, pero mucho mejor preparados de los que pensábamos y en el camino descubrimos capacidades que dormían en nosotros. Primero durante la inmediata adaptación en lo que se ha llamado Educación Remota de Emergencia, donde cambiamos el aula para la casa y la exposición con data y pizarra por la cámara y Collaborate. La fortaleza de nuestros docentes y estudiantes fue clave, junto al tremendo esfuerzo colectivo de toda la institución.
Al cierre del primer semestre de 2020 ya teníamos claro que la mayor dificultad para la Escuela estaba en las experiencias que requerían presencialidad y nos lanzamos a buscar alternativas para garantizar el logro de los aprendizajes. Algunas fueron parciales, otras solo se aplicaron en algunas sedes, y durante todo el pasado año hubo muchos proyectos que tenían más de exploratorios que de definitivos.
Al igual que en la sociedad pasamos del “esto es temporal” al “parece que hay para largo” y actualmente a “no vamos a volver a como era antes”. La Escuela inició un proceso de implementación de cambios en la forma en que operan nuestros programas de estudios con la mirada en que iban a perdurar en el tiempo.
Así, toda propuesta de solución debe superar dos criterios: En primer lugar, se priorizan las acciones definitivas sobre las temporales. Y, en segundo lugar, entre las elegidas, se implementan aquellas donde la experiencia de aprendizaje de nuestro estudiante se acerca más a nuestro Modelo Educativo. Con ello buscamos acercarnos día a día a la experiencia de enseñanza aprendizaje ideal que nuestros alumnos esperan recibir cuando confían en nosotros; y además ganar en “antifragilidad”, es decir la capacidad de adaptarse y mejorar en entornos de incertidumbre, no solo ser resiliente.
Como ejemplo, una de las certezas que teníamos en octubre del pasado año era que cada sede vivía situaciones sanitarias diferentes, estaban en fases distintas y con tiempos de apertura disímiles. Por lo cual la primera medida que se aplicó fue flexibilizar los tiempos de talleres mediante un proceso de ajuste y modificación de los planes didácticos de aula de las asignaturas de taller buscando independizar los indicadores de logro de las actividades prácticas presenciales con miras a flexibilizar la programación y ejecución en sedes y así lograr desencajarlos de los tiempos usuales del semestre, romper con la progresión lineal y poder realizarlos en distinto orden sin que con ello se perdiera el sentido de la experiencia. Esto no es sólo útil en las circunstancias actuales, sino que se podría aplicar en cualquier momento a futuro: si falla un proveedor y no llegan ciertos materiales, o bien se estropea un equipo, u otra circunstancia que afecta solo a algunas sedes.
Así mismo, iniciado el primer semestre, se nos presentó la oportunidad de trabajar con la plataforma C1Do1, que permite entrenar procedimientos o habilidades y su retroalimentación mediante la grabación de videos. La Escuela aprovechó la oportunidad para incluir varios de los talleres de la carrera de Restauración Patrimonial, lo que permitió que los alumnos solo tuvieran que ir a la sede para realizar algunas, y otras las pudieran realizar en sus hogares. Con el tiempo esperamos lograr un nuevo estándar de experiencia de aprendizaje donde el alumno pueda acceder con completa libertad de horarios a los talleres, capacitarse, entrenar en los tiempos que le sean más convenientes y, finalmente, grabarse para recibir la retroalimentación del docente.
Un tercer ejemplo, es el reemplazo de las experiencias de salida a terreno: se grabaron visitas virtuales con cámaras 360°, a las que se les incluyó sonido de ambiente, así como puntos de interés tanto en formato texto como video para generar un ambiente inmersivo. La maduración de este proyecto esperamos permita acercar de forma rápida industrias y ambientes a los que no podemos acceder ya por restricciones de seguridad, distancia geográfica, riesgos inherentes, u otros motivos y así enriquecer la experiencia de aprendizaje del alumno.
Finalmente, el independizar los indicadores de logro de las actividades prácticas presenciales, permite que, desde este semestre, iniciemos un proceso para el reconocimiento de aprendizajes previos en actividades prácticas independientes para alumnos con experiencia laboral afín demostrable. Es decir, convalidar parcialmente una asignatura, en este caso el taller, y que el alumno solo tenga que ir a aprender lo que no sabe, lo que le empodera de su aprendizaje y le entrega flexibilidad académica.
Estas son unas pocas muestras del trabajo realizado por la Escuela, durante el periodo de gran aprendizaje que ha sido la pandemia. Cuando llegue el próximo cisne negro nos va a sorprender, si no, no lo sería. En nosotros está la forma de afrontarlo.
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