Durante años las organizaciones educativas y empresariales hablaron de generar iniciativas de modernización tecnológica; sin embargo, no fue hasta la llegada de la crisis sanitaria que estos planes se aceleraron. Pero aquellas organizaciones que lo hicieron tuvieron que considerar algo más profundo que la adquisición de hardware y software: debieron contemplar la incorporación de profesionales con nuevas habilidades y competencias, capaces de ayudarlos a aumentar la agilidad y resiliencia.
Esta nueva normalidad – que seguramente llegó para quedarse – está aumentando diariamente la demanda de un mayor número de especialistas para liderar y ejecutar dichos procesos de transformación. Así lo confirman cifras de la consultora internacional IDC, quienes proyectan que hacia el año 2030, la cantidad de profesionales especializados en el área TI aumente hasta diez veces más respecto a la base existente en la actualidad. Esta estimación se sustenta en otra de sus proyecciones, la cual indica que las organizaciones destinarán el 70% del gasto TI en iniciativas vinculadas a digitalización ¿Por qué? Porque seguramente será lo que les permita sobrevivir y ser exitosos en el nuevo escenario.
Pero, aunque se proyecta este aumento en la cantidad de profesionales, actualmente nos enfrentamos a un gran déficit uno que generará pérdidas económicas por 34 mil millones de dólares en América Latina para el 2022. Este impacto incidirá en la falta de innovación de los equipos de trabajo y en una baja producción en productos, entre otros, generando baja competitividad y mermas en el rendimiento financiero.
Mantenerse vigentes y superar las expectativas de sus clientes por medio de respuestas rápidas e híper personalizadas, continuará siendo un desafío transversal a todas las industrias, tarea en que la tecnología y el capital humano serán fundamentales.
En base a los puntos comentados, nuestro foco como educadores del ámbito técnico y profesional, es estar profundamente conectados con las necesidades del mercado y trabajar de manera colaborativa con las distintas industrias, conociendo sus proyectos y los planes de desarrollo que tienen para el país, como así también, conocer los avances de las compañías lideres en tecnologías para sacarles el mayor provecho. Desde nuestra visión, las sinergias de una educación colaborativa entre la industria y la academia otorgan al estudiante una visión ampliada del impacto de su profesión, así como del beneficio de una adopción temprana de tecnologías.
Como Escuela de Informática y Telecomunicaciones, en Duoc UC sede San Carlos de Apoquindo hemos abordado estos desafíos desde dos puntos: el primero tiene que ver con la vinculación con la industria y nuestro entorno. Muestra de ello es el trabajo conjunto que han realizado nuestros estudiantes junto a la Municipalidad de las Condes en el desarrollo de aplicaciones móviles para emprendedores. Otro ejemplo, es el importante acuerdo que suscribimos con Google Cloud para certificar a académicos y alumnos en sus tecnologías.
El segundo punto tiene que ver con la creación de una cultura que evite la resistencia al cambio y se tenga consciencia de ellos. Una cultura que potencie el trabajo colaborativo y multidisciplinar, que nos permita brindar al mercado profesionales que se adapten a los distintos entornos.
Es aquí donde las palabras colaboración y agilidad se han vuelto clave. Creemos firmemente que tener distintas miradas enriquecen cualquier proyecto. Por eso, abrimos las puertas de nuestro CITT a alumnos de otras carreras, quienes nos dotarán en lo disciplinar de una visión mucho más amplia. Del mismo modo, estamos propiciando un temprano involucramiento de nuestros alumnos con la industria, y este 2021, tuvimos en primer año a dos estudiantes de Informática y uno de Publicidad participando del “Desafío Ripley”
Otro caso que nos llena de orgullo es lo que ocurrió con nuestro grupo de estudiantes CITT, quienes de manera remota se prepararon y lograron posicionarse dentro de los 30 mejores equipos de la “RoboOne Japón 2021”. Un logro con doble mérito, porque además fueron el único grupo no japonés que entró a ese ranking. Así, gracias a la utilización de herramientas colaborativas alojadas en la nube, escritorios remotos y diferentes dispositivos, coronamos con éxito grandes proyectos.
Sabemos que en la formación disciplinar que entregamos será muy relevante la integración de nuestros jóvenes con su comunidad, el entorno empresarial, el desarrollo tecnológico y todo lo que pueda incidir en su mercado, proporcionándoles las herramientas necesarias para aportar valor en todo su quehacer.
Como informáticos, la adopción de tecnologías es algo que se absorbe de manera natural. No obstante, el desafío será conectarnos con ese entorno y formar equipos de alto rendimiento que puedan “pensar fuera de la caja”, y que expandan sus límites, investigando, buscando soluciones, ejemplos y respuestas, no solo de sus pares, sino que complementándolas con las miradas de otros profesionales de diferentes diciplinas y de distintos lugares del mundo formando equipos ágiles, con una evolución hacia el respeto y la responsabilidad, eliminando las fricciones de las burocracia, que sean resilientes y con voluntad de cambiar de entorno con facilidad, y por supuesto, con una disposición al aprendizaje continuo. Ese es nuestro objetivo.
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