Érase un ya lejano marzo 2020 momento en que abandonábamos nuestras aulas presenciales, nuestros cafés en los pasillos dejaban de ser una constante e iniciábamos una navegación hacia un algo un poco desconocido que cambió radicalmente nuestras dinámicas personales y profesionales.
El desarrollo de la pandemia nos obligó a adaptarnos y no tuvimos otra opción que cambiar a la fuerza nuestras horas de clases presenciales por el Blackboard y Collaborate. Tuvimos que acomodarnos a nuevas formas, a estrategias pedagógicas distintas, a tratar de captar la atención de nuestros estudiantes también de una manera distinta velando que ellos no sintieran que se le estaba entregando una educación de menor calidad.
De esta manera, durante la pandemia, he tenido que readaptarme y aprender un sin número de programas, plataformas, estrategias metodológicas, entre otras, que si bien, conocía algunas por iniciativa propia, no estaba 100% familiarizado con todas ellas. He tenido que desarrollar nuevas habilidades para poder generar clases constructivas, significativas, que generen competencias en mis estudiantes de una manera remota.
Sin duda los estudiantes han tenido un reto en esta nueva forma de educarse, pero no cabe ninguna duda que para nosotros como docentes ha sido un desafío no menor. Hemos tenido que adaptar nuestros métodos de enseñanza y estrategias evaluativas. Sumado a esto, tenemos incertidumbre de que el estudiante esté realmente conectado y aprendiendo, duda que se genera porque se ha transformado en una realidad el que las cámaras estén apagadas y el chat de nuestras plataformas sea el medio para comunicarse y retroalimentar ¿estarán allí? Esto se ha transformado en un desafío que poco a poco he ido superando y trabajando con mis estudiantes.
Es muy probable que esta nueva forma de educarse haya llegado para quedarse; por tanto, como docentes, debemos estar en permanente crecimiento y adaptación, capacitándonos y actualizándonos constantemente en las nuevas formas, aplicando la gran cantidad de herramientas que existe y que se desarrollan día a día. Existen muchas “app” y programas que permiten desarrollar una muy buena conexión con los estudiantes entregando los conocimientos y las posibilidades para generar habilidades que se requieren de acuerdo con el saber de sus carreras.
El mundo cambió y este desafío no solo involucra al ámbito educacional, el mundo cambió para todos los actores que componen la sociedad. Sin duda el ámbito laboral también se transforma de una manera especial poniéndonos hoy en un escenario futurista con el teletrabajo. Como toda modificación traerá a nuestras vidas ventajas y desafíos.
También va a ser responsabilidad nuestra como docente entregarles las herramientas a nuestros estudiantes, para que puedan adaptarse a esta nueva forma y a encontrar las soluciones necesarias para que la conexión que se daba en un ambiente presencial de alguna u otra forma se genere en un contexto virtual.
Nos queda mucho por aprender para seguir avanzando en esto que se está desarrollando. Lo único que nos queda es poner lo mejor de nosotros mismos, echarle un vistazo a las fortalezas y herramientas con las que ya contamos, abrirnos para generar nuevos recursos y habilidades que nos permitan entregar una educación de calidad, conocimientos acertados y compromiso para generar en nuestros estudiantes las competencias que ellos requieren para este nuevo mundo.
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