El año 2007 nació en Valparaíso la primera y hasta ahora única carrera técnica vinculada al área de la Restauración en Chile, proyecto de colaboración entre Duoc UC y el Instituto Ítalo Americano (IILA) de Italia. Se levantaron las necesidades y oportunidades que presentaba el panorama patrimonial, y se empiezan a desarrollar de forma más sostenida inversiones de carácter público y privado, impulsados por la nominación de Valparaíso como patrimonio de la humanidad y por el creciente interés en el patrimonio nacional, dando origen así a la carrera de Restauración Patrimonial.
La formación de nuestros alumnos ha estado siempre orientada a ser diversa, tanto en el área de los oficios ligados a técnicas tradicionales, como de los criterios de restauración y la coordinación y administración de una obra restaurativa. Desde nuestros inicios hemos estado muy vinculados con el medio, participando en gran cantidad de proyectos de distinta envergadura, ligados al patrimonio local y nacional, posicionándonos como un referente técnico en la materia. Partimos con las Patrullas Patrimoniales junto a alumnos de los colegios de Valparaíso para crear conciencia en esta materia, luego vinieron las restauraciones de las puertas, ventanas y mesa central del Palacio Baburizza, y con los años siguieron el Arco Británico, Museo Cielo Abierto, San Pedro Caleta El Membrillo, Cristo Iglesia San Francisco, entre otros.
Con todo lo recorrido nos falta mucho por crecer todavía, ya que quien abre camino en el bosque se enfrenta siempre a nuevos espesores. Creemos que es importante detenerse a mirar lo que hemos hecho y lo que queda por delante, así como también el estado de las cosas que nos incumben.
En 10 años no todo ha progresado como quisiéramos. Por un lado las empresas ligadas a la construcción han aprovechado el nicho en el ámbito de la restauración de bienes muebles e inmuebles, profesionalizándose progresivamente y reconociendo la importancia de contar con profesionales técnicos en Restauración entre sus equipos; se han creado nuevos emprendimientos y cada vez hay más iniciativas particulares y agrupaciones sociales preocupadas por el patrimonio cultural. Pero el impulso que hace una década prometía dar el Estado en protección y recuperación del patrimonio, se diluye ante la falta de una política pública clara y moderna, que tome decisiones que logren desencadenar iniciativas y permitan así incentivar la inversión y la ejecución de proyectos a largo plazo, que respeten el patrimonio y que sean un aporte a la ciudad. El patrimonio no solo se conserva, también se genera.
Entender la “ciudad patrimonial” solo como un contenedor de una época de gloria que hay que recuperar es buscar hacer un museo. Una ciudad tiene que ser algo vivo, donde la historia conviva, en todas sus etapas, con la actualidad. El patrimonio es riqueza heredable, económica, cultural, arquitectónica, artística, natural, entre otros. Nosotros heredamos este patrimonio de generación pasadas, pero ¿somos capaces de hacer crecer estas riquezas, de generar nuevas manifestaciones culturales que se trasformen en patrimonio, o solo vamos a profitar de lo que fuimos y de la belleza natural del entorno?
El impulso inicial necesita ser sostenido y respaldado en el tiempo para que genere un movimiento progresivo. Somos muchos los que empujamos con esfuerzo y dedicación, pero vemos con preocupación cómo este impulso se frena al chocar con nuestra realidad.
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