En las últimas dos décadas, la educación superior en América Latina ha experimentado una serie de transformaciones que han redefinido su estructura y propósito. Estos cambios han sido impulsados por un entorno de creciente globalización, la evolución en la participación estatal y el fortalecimiento de la gestión privada en las instituciones educativas. En este contexto, las demandas del mercado laboral exigen técnicos y profesionales con competencias más complejas y un nivel avanzado de alfabetización tecnológica. Al mismo tiempo, el rápido surgimiento de nuevos oficios y carreras vinculadas a sectores emergentes, junto con la expansión sostenida de la matrícula en la educación superior, han generado desafíos significativos en términos de retención estudiantil, para imaginar nuevas carreras y en la capacidad de las instituciones para cumplir con las promesas de empleabilidad hecha a sus estudiantes.
Hoy, en el siglo XXI, los desafíos se han intensificado y diversificado, requiriendo respuestas aún más ágiles y estratégicas. El avance de la inteligencia artificial, la automatización y la economía digital ha creado una demanda sin precedentes por habilidades tecnológicas y adaptabilidad. Las instituciones de Educación Técnico Profesional (ETP) deben responder no solo a las necesidades actuales, sino anticipar las futuras, integrando tecnología y sostenibilidad en sus currículos y prácticas.
Las tendencias contemporáneas en la educación superior muestran una expansión continua en la matrícula, acompañada por una oferta educativa cada vez más diversificada. Esta diversidad incluye un estudiantado con una amplia gama de antecedentes culturales, sociales y económicos, lo que plantea el desafío de crear modelos educativos inclusivos y equitativos.
Además, se observa un aumento en la responsabilidad y transparencia (accountability), un proceso de internacionalización más profundo y una creciente demanda de egresados de la ETP por parte de las industrias. Sin embargo, el desafío central radica en mantener la relevancia de las formaciones académicas en un entorno laboral en rápida evolución, donde las habilidades blandas y la capacidad de adaptación son tan cruciales como las competencias técnicas.
La educación superior, y en particular la ETP, tiene un papel crucial en tres dimensiones fundamentales: potenciar la productividad y competitividad de las naciones, ampliar las oportunidades individuales fomentando la movilidad social, y fortalecer la gobernabilidad democrática, esencial para la cohesión y sostenibilidad de cualquier sociedad. En este sentido, la ETP no puede limitarse a la formación técnica: Es deseable también cultivar ciudadanos globales, comprometidos con los desafíos sociales y ambientales de nuestro tiempo.
Objetivos estratégicos para la Educación Superior Técnico Profesional en el contexto actual
a) Impulsar la transformación digital y la sostenibilidad: En un mundo cada vez más digitalizado y consciente del cambio climático, la ETP debe priorizar la formación en tecnologías emergentes y prácticas sostenibles. Esto incluye la incorporación de competencias en inteligencia artificial, automatización, economía circular y energías renovables, preparando a los estudiantes para ser líderes en la transición hacia una economía más respetuosa del medio ambiente y conocedores de la oferta tecnológica vigente y de sus posibilidades de aplicación.
b) Promover la equidad e inclusión en la educación: La ETP debe ser un motor de equidad social, asegurando que todos los estudiantes, independientemente de su origen, tengan acceso a una educación de calidad que les permita desarrollar su máximo potencial. Esto implica diseñar currículos inclusivos, implementar políticas de apoyo financiero y desarrollar programas que atiendan las necesidades de los grupos más vulnerables.
c) Fomentar la empleabilidad en un entorno laboral cambiante: La empleabilidad en la era digital requiere una combinación de competencias técnicas, habilidades blandas y una mentalidad de aprendizaje continuo. La ETP debe fomentar la adaptabilidad, la innovación, el pensamiento crítico y la capacidad de los estudiantes para adquirir nuevas competencias de forma autónoma, respondiendo a las exigencias de un mercado laboral en constante cambio.
d) Reforzar la educación continua y el aprendizaje a lo largo de la vida: El concepto de educación a lo largo de la vida es más relevante que nunca. La ETP debe equipar a los estudiantes con la habilidad de “aprender a aprender”, permitiéndoles adaptarse y evolucionar en sus carreras profesionales, así como responder a los desafíos tecnológicos y laborales que surjan a lo largo de su vida.
e) Innovar en modelos educativos y flexibilidad curricular: En un contexto donde el cambio es la única constante, la ETP debe aumentar su amistad con los modelos educativos innovadores que integren aprendizaje híbrido, experiencias laborales, y una mayor flexibilidad curricular. Esto permitirá a las instituciones adaptarse rápidamente a las demandas del mercado y ofrecer una formación pertinente y de calidad.
Finalmente, La Educación Superior Técnico Profesional no debe ser vista simplemente como un mecanismo para satisfacer solo las demandas del mercado laboral para una mera productividad económica. En su esencia, la ETP tiene la responsabilidad de formar personas integrales, ciudadanos globales que no solo posean competencias técnicas, sino que también estén comprometidos con la sostenibilidad, la equidad y el bienestar social del mundo. Las instituciones educativas deben enfocarse en desarrollar individuos que puedan contribuir de manera significativa a sus comunidades y al mundo, asegurando que su impacto trascienda el ámbito económico para incluir la promoción de valores éticos y un compromiso profundo con los desafíos sociales y ambientales de nuestro tiempo.
Si examinamos el actual Plan de Desarrollo de Duoc UC 2021-2025, comprobaremos que varias de las ideas expresadas en esta editorial, están presente en el espíritu y tácticas que hoy se desarrollan en la institución. Como lo hemos expresado en editoriales anteriores, estamos en el inicio de un cambio paradigmático que nos está modificando sustancialmente nuestra velocidad para atender a las demandas actuales de una mejor educación y más logros de aprendizajes.
Todo se ha vuelto dinámico y diverso. La evolución de la historia, con su actual espiritualidad y materialidad, nos obliga a salir de nuestra zona de confort y comprender que Duoc UC debe asumir el ritmo, el color y la textura de las innovaciones en desarrollo en el mundo. En esto está hoy la institución, escuchando los sonidos del tiempo, mirando las nuevas carreteras del conocimiento técnico profesional y, lo que es más saludable y reconfortante, entendiendo que sus estudiantes necesitan una institución actualizada, con claridad de futuro y que tiene un mensaje trascendente que transmitir: Una invitación abierta y libre para conocer a Jesucristo, razón esencial que explica el origen, permanencia y futuro de la institución.
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