Desde este mes ya se encuentra en las librerías un libro cuyo título es: “Educación Católica en Chile: perspectivas, aportes y tensiones”, Ediciones UC, escrito por destacadas autoridades y académicos de nuestro país. No es el primer libro ni será el último sobre este tema, que es de especial relevancia para todos los que compartimos la fe católica, trabajamos en instituciones con esta identidad e, incluso para los no católicos que, a través de este texto, pueden acercarse a conocer lo que piensan sobre el tema importantes figuras de la educación católica.
El mencionado texto nos trae un interesante y contundente artículo de nuestro Capellán General, padre Cristián Roncagliolo, que lo tituló: “La pastoral en la educación universitaria: naturaleza, criterios y propuestas”. Si bien plantea que diagnosticará y analizará el estado de la pastoral universitaria y expondrá la experiencia y la propuesta de la pastoral de la UC, de su lectura se podría decir que también es una reflexión y propuesta para una pastoral católica en la educación superior. Es decir, este artículo puede ser perfectamente aplicable como texto interpretativo y propositivo de cómo debería ser la pastoral de la educación técnica profesional.
Es evidente que en una institución católica la pastoral, como bien lo señala el padre Cristián, “está al servicio de la totalidad del Proyecto Educativo y como parte sustancial del mismo”. Si la misión institucional es clara en su identidad, la existencia de una pastoral resulta ser esencial para el despliegue de un aspecto vital de la misión. Finalmente, qué duda cabe como bien lo expresa el artículo: “la pastoral está naturalmente al servicio de que el hombre no descarte la cuestión sobre Dios como pregunta esencial de su existencia”.
Es digno de elogio el diagnóstico que el artículo realiza sobre el estado de crisis de identidad en muchas instituciones católicas en el mundo. Se observa transparencia, franqueza, deseo de encontrar respuestas verdaderas, autocrítica y asumir responsabilidades de todos los que participamos de la fe católica. Lo expresa de la siguiente manera: “son pocos los establecimientos educacionales que pueden mostrar, con evidencia, que el proceso evangelizador que desarrollan dentro de sus instituciones es medianamente aceptable o que la dimensión pastoral encuentra en ellas una maduración acorde al resto de las áreas del mismo establecimiento”.
Entre las razones que explican la debilidad de las pastorales, el autor menciona varias: su escasa valoración como un aporte de esta dimensión a la educación; la precariedad de los procesos pastorales; limitarse a acciones puntuales, muchas veces solo solidarias; el aislamiento de los encargados de pastoral; algunos de los que participan de la pastoral son poco rigurosos en las herramientas pedagógicas que utilizan y que no les permite relacionarse de igual a igual con otros miembros de la comunidad y, que tampoco es extraño percibir que los integrantes de pastorales no corresponden al perfil de personas propias de la institución. Todo esto provoca poca relevancia de ellas en la cultura institucional, en su misión evangelizadora y en la presentación de la maravillosa cosmovisión y forma de vida cristiana.
Es muy interesante como desarrolla el perfil que debería tener una pastoral que se construye no solo desde la teoría si no plenamente compenetrada con la realidad y que la convierta en una oferta educativa atractiva para los miembros de la institución en la cual se desempeña. Propone explícitamente elementos que debería tener una pastoral de educación superior. Primero, que sea una “iglesia de salida”, es decir, que reconozca la diversidad y la comunión de los distintos, que se exprese en los lugares de encuentro y en la misión a la cual están abocados. Que sea una “iglesia orante”, dicho de otro modo, que se rece y se busque la conversación con Cristo y, que su catolicidad sea manifiesta. Por último, dado que su campo de acción es la educación superior, debe ser capaz de dialogar con las propias categorías de las distintas disciplinas académicas o técnicas, para que desde ellas y en su lenguaje, la pastoral pueda evangelizar con eficacia a las personas que poseen formaciones específicas o técnicas distintas.
Entiende a la pastoral como la suma virtuosa de todos los carismas y maneras de sentir la religiosidad cristiana. Es muy iluminador y orientador cuando señala: “Dada las características (de toda institución de educación superior), la pastoral no puede estar asociada a un movimiento determinado o a una suerte de uniformidad espiritual porque, al no ser capaz de integrar a los otros con su propia espiritualidad, cercena su capacidad evangelizadora”. Termina afirmando:”Debemos visibilizar a la Iglesia con su rica diversidad”.
Creemos que la lectura del artículo y las reflexiones del padre Cristián, son una fuente orientadora para todos aquellos que participan activamente en las pastorales y también para todo católico que trabaja en una institución educativa católica y que desea una pastoral de salida, orante y fiel al magisterio de la Iglesia.
Equipo editorial Observatorio Duoc UC
Documento disponible en: https://goo.gl/rdQANB
Lunes 24 de agosto de 2015.
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