En mayo recién pasado visitó nuestro país Richard Sweet. Invitado por Fundación Chile impartió una conferencia centrada en los aprendizajes profesionales en el lugar de trabajo. Experto en reformas curriculares y educación técnica en la Universidad de Melbourne y asesor de la OCDE, fundamentó la importancia del aprendizaje en el espacio laboral desde distintas vertientes. De esta forma, en su exposición señaló que:
– Para la empresa: Los lugares de trabajo donde los empleados aprenden de manera permanente nuevas competencias tienden a ser más productivos, más rentables e innovadores, y tienen una menor rotación personal.
– Para los aprendices: El aprendizaje en el lugar de trabajo es más estimulante, está conectado con el mundo laboral y mejora las perspectivas de empleo. Esto puede ampliar las oportunidades para los grupos sociales más vulnerables.
– Para los empleados: Aprender nuevas cosas vuelve más entretenido el trabajo, incrementa el interés de éstos respecto de sus perspectivas profesionales y los vuelve más proclives a recibir formación y capacitación profesional formales.
– Para los formuladores de políticas públicas: El aprendizaje en el lugar de trabajo produce competencias de mayor calidad y relevantes para el trabajo; refuerza la cooperación entre el mundo de la educación y el de la empresa; mejora las posibilidades de que los estudiantes encuentren un empleo; involucre a los empresarios en el diseño y la gestión de la formación y capacitación profesional; y es financieramente atractivo en la medida que los costos son compartidos entre los empleadores y el Estado en lugar de provenir íntegramente del erario público.
– Para quienes dirigen escuelas o institutos: El aprendizaje en el lugar de trabajo puede ayudar a desarrollar competencias genéricas, como el trabajo en equipo y la capacidad de solucionar problemas; incrementa el interés de los alumnos respecto de sus estudios; puede brindarle información a los jóvenes sobre posibles trabajos y carreras profesionales y traducirse en mejores resultados en términos del tránsito de la escuela al mundo laboral.
– Para los formuladores de políticas en servicios públicos de empleo: El aprendizaje en el lugar de trabajo puede motivar a quienes han estado desempleados durante largos períodos, promueve el contacto de las personas cesantes con empleadores y desarrolla nuevas competencias de una manera más estimulante y relevante de lo que lo hace la capacitación en el aula.
Entendido el aprendizaje en el lugar de trabajo como aquel generado cuando la persona desarrolla una labor efectiva, remunerada o no, que se traduce en la producción de bienes o servicios reales, encuentra en la cooperación un elemento clave para la existencia de este tipo de aprendizaje. En efecto, señala Sweet que para que el aprendizaje en el lugar de trabajo sea eficaz todos deben trabajar de manera conjunta: las autoridades ministeriales, las organizaciones empresariales, las agrupaciones de trabajadores, etc. Es en la coordinación y cooperación donde se encontrará el núcleo de programas con robusta estructuración.
Desde un punto de vista práctico, para iniciar y expandir los programas de aprendizaje en el lugar de trabajo, el experto de la OCDE compartió algunas lecciones aprendidas que nos parece importante retomar:
– Iniciar el proceso con una visión compartida, involucrando a actores claves en su desarrollo y asegurar el compromiso de todos con ella.
– Construir un marco general de política en torno a esta visión compartida, resguardando su sólido apoyo político desde la autoridad.
– Procurar que el marco general le confiera un fuerte sentido de apropiación y control a los interlocutores sociales respecto de componentes claves del nuevo programa.
– Contemplar que el marco general incluya propuestas de financiamiento.
– Asegurar que se especifique con claridad la responsabilidad de cada uno de los actores claves.
– Generar canales de coordinación y comunicación institucional.
– Precaver que el programa creado no compita con otros ya existentes.
– Poseer una visión a largo plazo. A no ser que se cuente con una sólida tradición institucional susceptible de dar apoyo al programa de aprendizaje en lugar de trabajo, es aconsejable comenzar con programas piloto.
– Establecer alianzas (nacionales e internacionales) a fin de robustecer la experiencia.
– Intensificar los esfuerzos en la construcción de las herramientas necesarias para brindar apoyo al nuevo programa: estándares de competencia, currículos, instrumentos de evaluación, etc.
– Destinar tiempo y dedicación para fortalecer los conocimientos de aquellos que tendrán la responsabilidad de hacer funcionar el programa (Docentes, tutores, diseñadores curriculares, etc.).
– Difundir y comunicar ampliamente el nuevo programa a los actores claves y a la comunidad en su conjunto.
El experto australiano, basado en el manual de la Fundación Europea para la Capacitación, compartió la promoción de los aprendizajes profesionales en el lugar de trabajo y su fortalecimiento cualitativo considerando como pilares: las necesidades y condiciones particulares de cada realidad; considerar las oportunidades, en lo realmente posible, no en los problemas o barreras existentes y focalizarse en la sugerencia de opciones en lugar de señalar soluciones.
EQUIPO EDITORIAL OBSERVATORIO DE LA EDUCACIÓN TÉCNICO PROFESIONAL
Lunes 13 de octubre de 2014
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