25 de Agosto, 2025

Lo que permanece y lo que cambia en la formación Técnico-Profesional

Equipo Editorial Observatorio

Equipo Editorial Observatorio

8 minutos de lectura

En un tiempo acelerado y a ratos brumoso provocado por el avance de la IA, la Educación Técnico-Profesional necesita avanzar con brújula, no con prisa. El tránsito debe distinguir con rigor lo que permanece: el núcleo ético que legitima el quehacer formativo y su promesa de movilidad y dignidad; de lo que cambia: las herramientas, los procedimientos, las arquitecturas curriculares y los marcos de gobernanza que exige la inteligencia artificial y su ecosistema.

No se trata de oponer tradición y tecnología, sino de articularlas: fines claros y medios revisables. Bajo esa lógica, las siete tensiones que mencionaremos dejan de ser dilemas abstractos y se vuelven exigencias operativas que orientan decisiones de aula, de evaluación, de datos, de infraestructura y de relación con el trabajo. La tesis es simple y verificable: cuando el para qué se ancla en verdad, dignidad, justicia, autoría, autonomía, solidaridad y sostenibilidad, el cómo puede innovarse sin pérdida de sentido. Y al rendir cuentas sobre procesos y resultados, la ETP consolida su confianza social allí donde importa: en el trabajo bien hecho.

Permanece el núcleo ético que legitima a la Educación Técnico-Profesional (ETP): la búsqueda de la verdad verificable, la dignidad de las personas, la justicia, la autoría responsable, la autonomía del juicio, la solidaridad del contrato social y la sostenibilidad como deber intergeneracional. La IA no deroga estos fundamentos: los vuelve condiciones explícitas del diseño pedagógico y de la gestión institucional. Por tanto:

  1. La distinción entre lo plausible y lo verdadero sigue siendo la piedra angular de cualquier formación profesional. La verificación de fuentes, la replicabilidad de procedimientos y la trazabilidad del razonamiento no se negocian; la co-presencia de sistemas generativos obliga a mostrar el proceso; pero el estándar de verdad permanece humano, deliberado y público. Las orientaciones de la Unesco insisten, precisamente, en mantener el foco en la agencia humana, la alfabetización crítica y la seguridad como premisas del uso educativo de la IA.
  2. El dato personal es medio y límite. La relación educativa custodia confidencias académicas, de salud, socioeconómicas, y por eso la minimización de datos, el consentimiento informado y la finalidad pedagógica siguen siendo el marco. La novedad técnica no relativiza la dignidad: la hace más visible y exigible.
  3. La ETP siempre ha debido cuidar la equidad de acceso, permanencia y evaluación. Ese mandato no cambia: hay que detectar sesgos, remediarlos y rendir cuentas. Las recomendaciones internacionales para una IA confiable (OCDE) mantienen este principio como horizonte normativo y operativo.
  4. Lo que permanece es el mérito como demostración de dominio: saber explicar, defender decisiones y transferir criterios a contextos reales. La coautoría humano-IA no destruye el mérito; exige declararlo y evaluarlo con reglas claras (quién hizo qué, con qué herramientas, por qué las decisiones). La noción de autoría responsable, por tanto, se preserva y se hace explícita.
  5. La formación técnica enseña a decidir bajo restricciones reales. La autonomía sigue siendo el fin de la enseñanza. Los sistemas de apoyo no reemplazan la responsabilidad personal por las decisiones profesionales.
  6. La ETP sostiene la movilidad y la cohesión al vincular titulaciones con trabajo digno. Esa función permanece: acompañar transiciones, no prometer atajos. Los análisis recientes de la OIT reiteran que el impacto de la IA remezcla tareas y expone desigualmente a ocupaciones y empleos. La respuesta ética sigue siendo proteger a quienes más riesgo tienen con reconversión y apoyo efectivo.
  7. La ética del oficio presupone minimizar daño y optimizar recursos. Ese principio ambiental y de sobriedad tecnológica no es nuevo: la IA lo vuelve visible en energía, huella de cómputo y ciclo de vida de los equipos. La sostenibilidad permanece como criterio transversal que orienta decisiones curriculares, de infraestructura y de proveedores.

En síntesis: permanece el canon de la profesionalidad. La IA no libera de verificar, custodiar, incluir, atribuir, deliberar, acompañar y cuidar: nos obliga a demostrar qué y cómo lo hacemos.

Lo que cambia

Cambia la palanca cognitiva que amplifica la redacción, análisis, simulación y diseño; cambia la arquitectura curricular (de planes lineales a capas y credenciales acumulables); cambia el marco regulatorio (de buenas prácticas a obligaciones verificables); y cambia la composición del trabajo, con una recombinación acelerada de tareas y habilidades. En ese paisaje, las siete tensiones reaparecen como exigencias operativas.

  1. El foco se desplaza del producto final a la trazabilidad del proceso: bitácoras de decisión, defensa oral, versiones con justificación y evidencias de prueba/contraprueba. La OCDE propone precisamente repensar qué enseñar y evaluar en un contexto de IA poderosa, reforzando juicio, verificación y creatividad situada.
  2. La minimización, el registro de usos y las evaluaciones de impacto algorítmico dejan de ser buenas ideas y pasan a cláusulas exigibles con proveedores. El AI Act europeo instaló un cronograma: prohibiciones y alfabetización en IA desde 2 de febrero de 2025; obligaciones de transparencia y gobernanza para modelos de propósito general (GPAI) desde 2 de agosto de 2025; y una transición extendida para sistemas de alto riesgo hasta 2 de agosto de 2027. Aunque se origine en la UE, ese estándar arrastra a proveedores globales y a las instituciones que los contratan.
  3. Cambia la práctica: se incorporan pruebas de equidad en rúbricas, protocolos de revisión de fallos y tableros que miden brechas por género, escuela o contexto. La gobernanza de IA pasa a reportar incidentes y remediaciones y no como excepción, sino como rutina de calidad.
  4. Se formalizan declaraciones de uso (qué modelo, para qué tarea, con qué datos), límites por asignatura y exigencias de defensa individual. La autoría se vuelve documentada y el mérito, explicable. Esto sincroniza con el énfasis de la OCDE en reposicionar el currículo hacia capacidades que la IA no sustituye: juicio, verificación, comunicación con contexto y transferencia entre dominios.
  5. Cambia el currículo base: todo estudiante necesita comprender capacidades y límites de los modelos, sesgos, privacidad, seguridad y estrategias de verificación. La alfabetización deja de ser un electivo y se vuelve infraestructura común. Unesco lo llama enfoque centrado en la persona; la OCDE lo traduce en objetivos curriculares concretos.
  6. Cambia la escala del upskilling/reskilling: se incorporan credenciales acumulables, portafolios verificables y pasarelas entre programas. La OIT advierte un shock de remezcla de tareas; por eso el acompañamiento a trayectorias, especialmente de grupos femeninos y ocupaciones administrativas más expuestas, pasa a ser una obligación institucional y no un adorno.
  7. Cambia la forma de decidir infraestructura: se ponderan costos energéticos de entrenamiento/inferencia, vida útil de hardware y alternativas de bajo impacto. La institución alinea compras, licencias y laboratorios con metas ambientales verificables, porque la confianza social también se sostiene midiendo huella y optimizando uso.

Y, debajo de todo, cambia la conversación pública: la ciudadanía valora ahorros de tiempo, pero expresa dudas sobre el futuro del empleo, las nuevas maneras de aprender y seguridad de las infraestructuras digitales. La docencia tendrá que enseñar y comunicar a la vez, mostrando evidencia y protocolos, no discursos tranquilizadores.

La ecuación queda clara: lo permanente define el para qué (verdad, dignidad, justicia, autoría, autonomía, solidaridad, sostenibilidad); lo cambiante define el cómo (trazabilidad, gobernanza, auditoría de sesgos, coautoría declarada, alfabetización, pasarelas formativas, sobriedad tecnológica). Si la ETP convierte esta brújula en práctica: midiendo, corrigiendo y rindiendo cuentas, nuestras titulaciones seguirán significando confianza social allí donde más importa: en el trabajo bien hecho.

Nota: Se utilizaron varias IA para buscar las permanencias y los cambios en la ESTP en una época de dominio IA: ChatGPT, Gemini 2.5 pro, Perplexity, Grok Fast y Claude Sonnet 4. La selección y redacción final es nuestra.

Referencias

European Commission. (2024, August 1). AI Act enters into force. https://digital-strategy.ec.europa.eu/

European Commission. (2025, August 1). EU rules on general-purpose AI models start to apply, bringing more transparency, safety and accountability. https://digital-strategy.ec.europa.eu/

International Labour Organization. (2025, May 20). Generative AI and Jobs: A Refined Global Index of Occupational Exposure (Working Paper). https://www.ilo.org/

Miao, F., & Holmes, W. (2023, updated 2025, April 14). Guidance for generative AI in education and research. Unesco.

OECD. (2025, May 23). What should teachers teach and students learn in a future of powerful AI? OECD Education Spotlights, No. 20. https://www.oecd.org/

Stanford Institute for Human-Centered AI. (2025). AI Index Report 2025 — Public Opinion section. https://hai.stanford.edu/

Unesco: Orientación para la IA generativa en educación e investigación. https://www.unesco.org/en/articles/guidance-generative-ai-education-and-research

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1 comentarios

  • Tatiana Garrido

    Excelente!!👏🏻👏🏻

    Agosto 28, 2025
    | Responder

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