Estamos en presencia de un avance asombroso de la digitalización en el mundo. Lo que se entendía como un proceso que se iniciaría y profundizaría primero en las instituciones de educación superior, para luego trasladarse a todas las instituciones de la sociedad de manera pausada y controlada, la pandemia COVID-19 llegó a alterar este proceso y trayecto natural. De repente tenemos a restaurantes, turismo, constructoras, supermercados, tiendas de todo tipo, todos avanzando a una velocidad inusitada en la incorporación de más tecnología a sus negocios. Más que una convicción de la necesidad de avanzar para modernizarse fue una reacción de legítima sobrevivencia de estas ante los continuos confinamientos a los que han estado expuestos numerosos países. Sin digitalización de mi quehacer laboral, hoy no existe sobrevivencia para ninguna institución.
El problema para todos ha sido que la competencia digital no es solo el manejo de una competencia sino de un conjunto integrado de estas como el pensamiento crítico, el trabajo en equipo, el aprendizaje autodirigido, habilidades tecnológicas, entre otras. Pero, además, se requieren redes de computadoras, sistemas operativos, bases de datos, ingeniería de software, comprensión de la necesidad imperiosa de la seguridad de los equipos computacionales. Es decir, es un cambio de paradigma portentoso respecto de cómo trabajábamos y qué necesitábamos para ser eficaces hasta hace unos meses.
En noviembre de 2012, la Comisión Europea enfatizó en la necesidad urgente que los centros educativos proporcionaran las competencias digitales a sus administrativos, docentes y estudiantes para que pudieran aprovechar las tecnologías y utilizaran los recursos educativos abiertos existentes en la red de internet. Asimismo, argumentaban que “La competencia digital es un prerrequisito para que los estudiantes de todas las edades puedan beneficiarse por completo de las nuevas posibilidades que ofrece la tecnología para un aprendizaje más eficaz, motivador e inclusivo”[1] (como lo subraya “Education and Training Monitor, 2013”, p.19).
El Marco estratégico europeo de Educación y Formación ET2020[2] presentó cuatro objetivos comunes a Europa: Hacer del aprendizaje permanente y de la movilidad una realidad; mejorar la calidad y eficacia de la educación y la formación; fomentar la igualdad, la cohesión social y la ciudadanía activa; incrementar la creatividad y la innovación, incluido el emprendimiento, en todos los niveles de la educación y la formación. Y hoy cada uno de estos objetivos no son posibles de lograr sin digitalización. Así lo ha dejado claro la Comisión Europea estos últimos meses en múltiples declaraciones públicas.
El comité de expertos de la Comisión Europea, en enero del 2019, en su Foro sobre el futuro del aprendizaje[3], concluyó que lo digital llegó para quedarse, tanto en educación como formación. Sugiere que las acciones de Europa deben basarse en cómo la gente usa la tecnología en la práctica, como también el estudiar los hallazgos de la investigación educativa. Subrayan que la tecnología tiene el potencial real y visible de ser disruptiva, y existe la tendencia a sobreestimar su impacto al principio y a subestimarla en el largo plazo.
Reconoce el Foro que desde una perspectiva práctica, hoy en Europa persiste una brecha de habilidades digitales a pesar de la creciente importancia de estas en relación con muchos aspectos de la vida, incluido el acceso a los servicios públicos y gubernamentales. Enfatizan que el aprendizaje a lo largo de la vida juega un papel clave para abordar esta brecha. Por tanto es importante garantizar un sistema coherente para la adquisición de habilidades y uno que pueda adaptarse a las necesidades del mercado laboral tanto en el aprendizaje formal como en el no formal.
Aprovechar al máximo el aprendizaje digital significa ir más allá de simplemente transferir material de aprendizaje en formato digital. Significa comprender y asumir un cambio cultural holístico en la manera como trabajamos, nos comunicamos, administramos la tecnología, de cómo logramos aprender más y de esta manera poner al servicio nuestro todos los recursos tecnológicos existentes para obtener una mejor calidad de vida y más eficacia profesional en nuestros lugares de trabajo.
El desarrollo profesional advierte el Foro es igualmente importante y debe ser un elemento central de todas las estrategias para adaptar las habilidades y competencias digitales a las necesidades personales e institucionales. Los educadores y administrativos deben recibir una capacitación que aborde las habilidades digitales, las nuevas metodologías, opciones de enseñar y lograr aprendizajes, así como para los administrativos, el de obtener más eficiencia en su rol de apoyo a la actividad académica en las instituciones educativas. El panel de expertos europeo citado, recomendó la inversión continua en herramientas digitales en las instituciones de educación y formación, que debe ir de la mano con el desarrollo de nuevas metodologías de enseñanza[4].
En el futuro la digitalización beneficiará claramente a la sociedad. Sin duda el presente genera el nerviosismo habitual en las personas que observan que el saber acumulado debe ser renovado para poder continuar aportando sus energías laborales a un nuevo mundo emergente y desconocido. La capacidad de adaptación es vital. Ya no se puede pensar que terminado COVID-19 la vida laboral será como antes. La modernización de todas las instituciones es independiente de la pandemia que nos abruma: Estamos observando la incorporación cultural de una nueva manera de vivir y trabajar compenetrados y en armonía con los avances científicos y tecnológicos en desarrollo.
Martes 13 de octubre de 2020.
[1] https://aprende.intef.es/sites/default/files/2018-05/2017_1020_Marco-Com%C3%BAn-de-Competencia-Digital-Docente.pdf P.4
[2] https://ec.europa.eu/education/policies/european-policy-cooperation/et2020-framework_es
[3] https://ec.europa.eu/transparency/regexpert/index.cfm?do=groupDetail.groupMeetingDoc&docid=36318
[4] https://ec.europa.eu/transparency/regexpert/index.cfm?do=groupDetail.groupMeetingDoc&docid=36318 P.17.
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