1 de Febrero, 2016

Incheon: aprendizajes durante toda la vida para todos.

Equipo Editorial Observatorio

Equipo Editorial Observatorio

5 minutos de lectura

En la actual sociedad del conocimiento, era de la información como denomina Castells, es un hecho que la producción, en las más diversas áreas y disciplinas, ha aumentado de manera sostenida y exponencial. De acuerdo a distintas cifras que se manejan, aun cuando varían de manera importante según las fuentes, las más conservadoras señalaban que en la última década del siglo pasado el conocimiento se duplicaba cada cinco años, estimándose, que en el primer cuarto del presente siglo esta situación se daría cada setenta y tres días.

Buckminster (curva de duplicación del conocimiento) estableció que en 1900 la humanidad doblaba su saber en 100 años, cincuenta años después el tiempo de duplicación bajaba a un cuarto de siglo y en 1975 se demoraba doce años. De conformidad a las variables incluidas en sus cálculos, el arquitecto estadounidense estima que en la actualidad esta situación no supera los dos años.

Futuristas contemporáneos e ingenieros de grandes marcas tecnológicas están presagiando que en menos de un día la información mundial se duplicará gracias a la “internet de las cosas” (interconexión de objetos a través de la red por medio de sensores). Esta situación otorga a la labor educativa importantes desafíos y no pocas preguntas; es un hecho que la educación ha de reestructurarse de alguna manera para poder dar respuestas satisfactorias al universo estudiantil, en particular y las familias en general, que inquirirán al respecto.

En la educación superior, cualquiera sea su modalidad; puede que un estudiante ingrese a una carrera y en el lapso de cinco años sus materias iniciales ya estén obsoletas. Por lo tanto,  evidente es que se requerirá, entre otros, de sintetizar el conocimiento, habrán de considerarse de manera efectiva la incorporación de las nuevas tecnologías en los currículos, tendremos que ver de qué manera organizar el conocimiento global, el que está y estará cada vez más en permanente evolución y expansión, habremos de hacernos cargo de la interdisciplinariedad de los propios conocimientos y tendremos que determinar hasta qué punto serán válidas aquellas organizaciones curriculares que ponen los énfasis en el saber cómo valor máximo.

Expresado de otra manera, la distancia temporal existente entre una tecnología puesta en práctica y su sustitución por otra más moderna es cada vez menor, ello significa que la velocidad de creación de nuevas tecnologías obsoletiza más rápidamente a sus antecesoras. Por ende, estamos presenciando nuevos conocimientos puestos en práctica que requieren de comprensión y capacitación. Conjuntamente, la vertiginosidad de la que hablamos requiere de un conglomerado laboral que, junto con ir especializándose en lo específico, vaya adquiriendo las competencias generales necesarias que le permitan una adaptación fácil y expedita a los constantes nuevos cambios a los que hará frente en su vida laboral.

No en vano, la propia OCDE ya desde finales del siglo pasado viene planteando la estrategia de Life Long Learning for All (LLLA) cuyas implicaciones, entre otras, se refieren a la universalización de la educación terciaria con ampliación del sector técnico-vocacional; generación de nuevas avenidas formativas en el nivel terciario, de modo de incorporar alumnos regulares y no regulares; mayores opciones para que las personas definan sus trayectorias formativas individuales; difusión y plena aceptación del paradigma de aprender a aprender y multiplicación y diversificación de contactos entre instituciones educativas y su entorno: creación de redes.

Junto a ésta estrategia, la misma oficina de cooperación está sosteniendo la importancia creciente de la educación a distancia y del aprendizaje distribuido; en ambos casos las tecnologías de red son de vital importancia para su desarrollo y se les considera como una de las más posibles respuestas para los cambios contextuales provenientes desde los ámbitos de la información, del conocimiento, del mundo laboral y de los significados culturales.

Ante esta situación, llama poderosamente la atención el observar que a escala mundial se realizan ingentes esfuerzos por el mejoramiento de la calidad de la educación, prueba de ello son los distintos acuerdos que se han firmado por parte de la gran mayoría de los países del orbe; conjuntamente apreciamos las importantes convenciones que se han efectuado de cuyas conclusiones han surgido las grandes orientaciones para las políticas educativas. Preciso es recordar que en 1990 en Jomtien, Tailandia, 155 gobiernos acordaban enseñanza primaria accesible a todos los niños y reducción del analfabetismo de manera masiva antes del término de la década. Diez años después, en Dakar, Senegal, La Educación Para Todos se alargaba al 2015 incluyendo primera infancia, educación básica, enseñanza media y adultos. En la actualidad, en Incheon, República de Corea, el Foro Mundial de Educación 2015, reconociendo y refrendando los acuerdos anteriores, asume como desafío para el año 2030: “una educación de calidad, equitativa e inclusiva así como un aprendizaje durante toda la vida para todos”.

Desde Duoc UC, si bien son variadas las estrategias y metodologías que estamos utilizando y desarrollando, se nos hace cada vez más urgente imaginarnos cómo podemos contribuir a los planteamientos de Incheon.

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