Al comenzar un nuevo ciclo académico, nos enfrentamos, una vez más, a la saludable y necesaria tensión que implica mirar hacia atrás y, simultáneamente, proyectarnos hacia el futuro en estas materias[1]. Tal como sucede todo año, el inicio académico constituye un hito simbólico convenido por la comunidad educativa para examinar los logros alcanzados, las lecciones aprendidas, las fortalezas consolidadas y las fragilidades aún latentes; y, a la par, para retomar y concluir con fuerza las tareas pendientes y las estrategias que darán forma al itinerario institucional que anhelamos coronar con éxito compartido. Bajo esa lógica reflexiva y prospectiva se desarrolló la Inauguración del Año Académico 2025 y que congregó en nuestra Casa Central a autoridades universitarias y técnico‑profesionales, junto a una comunidad ansiosa de renovar su compromiso con la excelencia y el servicio educacional.
Un llamado a la verdad y al servicio
Abrió la ceremonia el Cardenal y arzobispo de Santiago Fernando Chomalí Garib, quien, con la serenidad propia de un pastor, nos recordó que Duoc UC en Chile representa una inmensa riqueza para la Iglesia y la sociedad civil. Su exhortación se articuló en tres grandes ejes. Primero, la búsqueda apasionada de la verdad, entendida no como institución de educación superior aislada, sino como una conquista fraternal y colectiva al servicio del bien común. Segundo, la profundización del vínculo con la Iglesia y, en ella, con Jesucristo, fuente inagotable de sentido y de dignidad para la acción educativa. Tercero, el servicio a la comunidad como brújula que otorgue norte y legitimidad a nuestro trabajo cotidiano de impartir educación de calidad.
Especial énfasis puso el Cardenal en la labor docente, pidiendo empatía y aprecio hacia los alumnos y alumnas, de modo que cada profesor o docente detecte, cultive y proyecte los carismas particulares de quienes se le confían. A los estudiantes, en tanto, les legó una consigna tan sencilla como radical: “estudiar, estudiar y estudiar”, recordándoles que ellos son “la gran fuerza, riqueza y tesoro de Duoc UC”. En su voz resonó la convicción de que, cuando se conjugan estudio riguroso, enseñanza empática y orientación al servicio, germina la auténtica grandeza institucional.
La sintonía que anhela más sinergia
El segundo discurso estuvo a cargo del Rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Dr. Juan Carlos de la Llera Martín, quien, a un mes de asumir su rectorado, celebró el privilegio de virar su mirada hacia la Educación Técnico Profesional como engranaje clave del desarrollo nacional. Recordó el origen audaz de Duoc UC en 1968 —gesto inspirado en la doctrina social de la Iglesia y creado por el Centro de Alumnos de la Escuela de Pedagogía de la UC— y destacó su evolución hasta convertirse en una red de 21 sedes, 9 escuelas y más de 70 carreras, con 112. 000 estudiantes presenciales y un campus virtual que ya titula su primera cohorte. De la Llera subrayó que Duoc UC es el único instituto profesional chileno con tres acreditaciones consecutivas de siete años, sello que certifica calidad y mejora continua.
Más allá de los datos, el Rector enfatizó la profunda sintonía de valores que comparten la UC y Duoc UC: identidad católica, vocación de excelencia y sentido trascendente del conocimiento. Con la mirada puesta en el bien del país, propuso convertir esa sintonía en auténtica sinergia mediante diez líneas de colaboración concreta: Rutas formativas articuladas; proyectos conjuntos de innovación y transferencia; pasantías y prácticas cruzadas; programas de formación docente; comunidades de aprendizaje compartidas; iniciativas de impacto social; un observatorio UC-Duoc UC de Educación Técnico profesional; actividades culturales y espirituales comunes; y, muy especialmente, un hub de innovación digital, datos e inteligencia artificial alineado con la nueva Vicerrectoría de la UC.
Un sello fundante que proyecta futuro
El presidente del Consejo Directivo de Duoc UC, Sr. Patricio Donoso Ibáñez, recogió el guante lanzado por el Rector de la Llera y refrendó la voluntad de acción conjunta arraigada en el ideario católico que ambas instituciones comparten. Subrayó que el foco estratégico de los últimos años ha estado —y seguirá estando— en el estudiante: Perfeccionar su formación, robustecer su experiencia y acompañar su proceso de aprendizaje con docentes más preparados y comprometidos. Reconoció avances en los procesos internos, aunque advirtió desafíos pendientes, de ahí la urgencia de perseverar en la construcción de una organización cada vez más sólida que aporte titulados competentes para la sociedad, elevando así en la práctica la Educación Técnico Profesional en Chile.
De la excelencia local al benchmark internacional
Cerró la jornada el Rector de Duoc UC, Carlos Díaz Vergara, quien, tras agradecer la presencia de la máxima autoridad de la UC, enfatizó la “estrecha relación de trabajo” que ya produce frutos tangibles. Confirmó la matrícula 2025 de 112. 470 estudiantes y celebró la reciente acreditación de siete años, advirtiendo, no obstante, que el verdadero parámetro ya no es la competencia local, sino los modelos de referencia mundial —citó expresamente a Singapur y Suiza—.
Al presentar el avance del Plan de Desarrollo 2021‑2025, informó que casi el 90 % de las 81 iniciativas están en tiempo, aunque instó a acelerar su ejecución. Detalló medidas para incrementar titulación y empleabilidad y mejorar la experiencia de aprendizaje: Redoblar la capacitación docente, potenciar pasantías empresariales, aplicar mediciones externas de competencias, enriquecer la evaluación práctica, flexibilizar la malla con hasta un 30 % de actividades virtuales, y estrechar vínculos con las empresas de cada territorio. Añadió programas de apoyo a la salud mental e inclusión, así como un curso obligatorio sobre convivencia y abuso.
En materia de vinculación con el medio, anunció un nuevo modelo de gestión, mayores lazos con liceos técnico‑profesionales y reformas en los cursos de formación humana, ética y cristiana. Respecto a la cultura institucional, abogó por una gestión descentralizada, simplificada y orientada a resultados, que premie la innovación y la colaboración.
Instó a la comunidad educativa en general, a trabajar con mayor territorialidad en su gestión para ver las necesidades reales de las sedes y escuelas, y así mejorar en forma más inmediata y efectiva la entrega de un servicio educacional de calidad.
La inteligencia artificial como palanca transformadora
Un punto gravitante de su intervención fue la incorporación de la inteligencia artificial generativa. El Rector Díaz calificó la irrupción de ChatGPT como un hito que reconfigura la docencia, la administración y la gestión educativa. Lejos de percibirla como amenaza, la presentó como una oportunidad para multiplicar la pertinencia y la eficiencia de nuestro quehacer. Ya en 2024, recordó, se inició un proceso transversal de integración de IA, cimentado en la formación continua de docentes y en la exploración de especialidades conjuntas con la UC. De cara al Plan de Desarrollo 2026‑2030, la IA se alza como vector ineludible del nuevo horizonte institucional.
Reflexión final: Del impulso compartido al pacto de acción
El guion de esta inauguración se hilvanó sobre un doble eje: identidad y excelencia. Identidad, porque todos los oradores convergieron en el reconocimiento de un sustrato católico que confiere sentido último a la búsqueda de la verdad y al servicio de la persona. Excelencia, porque los desafíos planteados, desde la analogía con los modelos suizo y singapurense hasta la adopción acelerada de la IA, exigen un estándar de calidad que no se contente con la autorreferencia nacional.
Pero la identidad y la excelencia, en sí mismas, no bastan; requieren la savia de la colaboración. En ese terreno se juegan nuestras oportunidades: Articular rutas formativas, compartir laboratorios y profesionales, nutrir observatorios, coproducir innovación aplicada y, sobre todo, colocar al estudiante en el centro de un ecosistema donde lo técnico se inscribe en una visión integral de la persona y del trabajo. Si el Cardenal Chomalí nos recordó la primacía del servicio y el estudio; si el Rector de la Llera nos invitó a transformar la sintonía en sinergia; si el presidente Donoso nos desafió a consolidar la preocupación por el estudiante; y si el Rector Díaz nos llamó a medirnos con los mejores parámetros globales, es porque existe un consenso tácito: Solo la corresponsabilidad permitirá convertir los buenos propósitos en políticas sustentables y los discursos emotivos en resultados verificables.
El camino, por tanto, se abre ante nosotros con claridad: Innovar sin renunciar a la tradición, integrar sin diluir la identidad y servir sin paternalismos, construyendo comunidad de aprendizaje donde la dignidad del trabajo técnico se reconcilie con la aspiración teórica del conocimiento universitario. Que las palabras pronunciadas en este 17 de abril resuenen no como eco pasajero, sino como una convención moral que vincule a profesores y docentes, estudiantes, directivos y aliados estratégicos en un mismo empeño: Hacer de Duoc UC un referente global de Educación Técnico Profesional que, desde Chile, irradie excelencia, inclusión y trascendencia.
Porque, en definitiva y volviendo a la reflexión inicial que marca nuestro estilo, cada año académico inaugura la oportunidad de reafirmar que los calendarios pueden ser acuerdos convencionales, pero la búsqueda incansable de la verdad y el servicio a la comunidad son compromisos irrevocables que trascienden cualquier fecha.
Que este 2025 sea, entonces, la oportunidad de demostrar que los hitos se tornan historia cuando la comunidad que los vive decide perseverar en la senda de la excelencia y el bien común. Ese es el desafío que hoy abrazamos.
[1] El acto se efectuó en la Casa Central, piso 15, el jueves 17 de abril de 2025 a las 9am.
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