El mundo laboral del siglo XXI se presenta como un escenario pletórico de desafíos y oportunidades marcados por la automatización, la digitalización y la diversidad de visiones antropológicas que coexistirán. La educación técnica se encuentra, como la universitaria, en la vanguardia de esta transformación, siendo crucial para ambos subsectores preparar a los estudiantes para enfrentar las demandas cambiantes del mercado laboral y fomentar carreras sostenibles a lo largo del tiempo.
Uno de los pilares fundamentales para el futuro del trabajo es el aprendizaje continuo. Los avances tecnológicos y las transformaciones en los procesos de trabajo exigen que los profesionales estén dispuestos a actualizarse constantemente y adquirir nuevos conocimientos. Es por ello que los institutos profesionales están promoviendo el aprendizaje continuo mediante oportunidades de formación complementaria, cursos de actualización y programas de educación continua. En esta nueva realidad del siglo XXI, los estudiantes son y serán aprendices de por vida, adaptándose a los cambios y a los desafíos que se les presenten.
Además de las habilidades transferibles, la educación técnica fomenta habilidades técnicas específicas que sean relevantes para el futuro del trabajo. La digitalización, la programación, la inteligencia artificial, la ciberseguridad y la gestión de datos ya son conocimientos fundamentales para todas las carreras y áreas de estudios y, en este convencimiento, las instituciones evalúan el cómo hacerlo. La alfabetización digital se ha vuelto tan importante como lo fue en el pasado el saber leer, escribir y dominar las operaciones básicas de aritmética.
En un mundo donde la inteligencia artificial avanza, el metaverso ya es una realidad y la conexión cerebro-computadora es una posibilidad cierta en pocos años más, y la educación profesional y técnica adquiere, como en otros sectores educativos, un papel esencial para preservar la dignidad humana y la utilidad social. Formar a personas capaces de enfrentar los desafíos tecnológicos sin perder su esencia, dignidad humana y sentido profundo de contribución a una mejor sociedad, se convierte en una tarea crucial para los institutos profesionales y centros de formación técnica.
La Educación Técnico Profesional se encuentra en un punto de inflexión, creemos, donde la separación entre estudiantes universitarios y técnicos se desdibuja. La exigencia de habilidades y conocimientos superiores en los egresados de los institutos profesionales es cada vez más marcada. El mundo del futuro se vislumbra polarizado entre expertos y aprendices, y aquellos que no se adapten a las nuevas demandas tendrán dificultades crecientes para encontrar empleo.
Para sobrevivir y liderar en esta nueva era, los institutos profesionales buscan adaptarse rápidamente al cambio cultural y tecnológico. La capacitación de administrativos y docentes es fundamental para enfrentar la nueva realidad digital, metaverso y la convivencia con la inteligencia artificial, ciborg y androides.
El futuro ya está aquí, y cada segundo es importante. Aquellos institutos profesionales que comprendan la importancia del cambio y actúen con rapidez estarán mejor preparados para liderar en la nueva época que se avecina. Si bien no todo cambiará, es innegable que estamos presenciando un cambio paradigmático profundo en la historia de la humanidad.
Ya es un lugar común expresar que el futuro del trabajo está siendo moldeado por la automatización y la digitalización a un ritmo acelerado. Según el Foro Económico Mundial, se estima que para el 2025 el 85% de las tareas en los lugares de trabajo serán realizadas por máquinas y algoritmos. Además, se espera que la inteligencia artificial y la robótica eliminen millones de empleos a nivel mundial en los próximos años. Estos datos demuestran la necesidad de que la educación profesional y técnica prepare a los estudiantes para un entorno laboral cada vez más automatizado y digitalizado.
En cuanto al aprendizaje continuo, la OCDE ha sido reiterativa en los últimos años, en sostener que más del 50% de los empleados necesitarán actualizar sus habilidades en los próximos años debido a los profundos y extensos avances tecnológicos. Además, se estima que el 35% de las habilidades más demandadas en 2020 hayan cambiado en 2025. Estas cifras subrayan la importancia de que los institutos profesionales brinden oportunidades de formación continua para que los estudiantes puedan mantenerse actualizados y competitivos en el mercado laboral.
En términos de habilidades técnicas específicas, el informe Global Skills Index de Coursera nos expresa que la demanda de habilidades en áreas como la inteligencia artificial, la ciencia de datos y la ciberseguridad ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años. Por ejemplo, se estima que los empleos relacionados con la inteligencia artificial tendrán un aumento del 136% en los próximos cinco años. Estos datos respaldan la necesidad de que la educación técnica se enfoque en proporcionar conocimientos y habilidades en áreas emergentes y de alta demanda.
En relación a las transformaciones sociales y tecnológicas, un estudio de la consultora McKinsey estima que para 2030, alrededor del 14% de los trabajos existentes podrían ser automatizados por completo. Asimismo, surgirán nuevos empleos y la transformación de otros. Se espera que las habilidades relacionadas con la creatividad, la resolución de problemas y la inteligencia emocional sean cada vez más valiosas en el mercado laboral del futuro. Esto evidencia la importancia de que la educación técnica promueva habilidades transferibles como la adaptabilidad, la resiliencia y el pensamiento crítico.
En cuanto a las posibilidades de futuro, es complejo adivinar con precisión cómo evolucionará el trabajo y las posibles nuevas carreras en las próximas décadas. Sin embargo, la literatura existente, relacionada con las proyecciones futuras, nos plantea tres escenarios posibles.
a) En primer lugar, existe la posibilidad creciente de una mayor integración de la inteligencia artificial y la automatización en los procesos de trabajo, lo que requeriría una formación sólida en áreas relacionadas con la tecnología y la gestión de datos. Se advierte la necesidad de incorporar más conocimiento tecnológico y gestión de datos como materias relevantes para todas las carreras impartidas.
b) En segundo lugar, el desarrollo de nuevas industrias y sectores emergentes como la energía renovable, la biotecnología y la realidad virtual, podría abrir oportunidades laborales en campos aún no explorados y que es indispensable anticiparse oportunamente. En este escenario factible, surge la necesidad de explorar el diseño de carreras ad hoc.
c) Por último, que la creación de empleos orientados hacia la economía del cuidado y la sostenibilidad podría generar una demanda creciente de habilidades relacionadas con la atención a las personas y la gestión ambiental. En tal sentido, se abre un espacio relevante para el diseño de nuevas carreras que posean estos focos.
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