El “aprendizaje a lo largo de la vida” se ha convertido en una afirmación recurrente para aludir al hecho que no nos formamos solo en una etapa de nuestra vida sino que esto es permanente y un hecho connatural desde el nacimiento y hasta la muerte. Su reconocimiento y conciencia marca una sustancial diferencia entre aquellos que lo asumen tempranamente con aquellos que aún no lo perciben, sean estas personas o instituciones.
En 1970 la Unesco propuso que dicho año fuera declarado “año internacional de la educación” y surgió por primera vez el concepto de “life long integrated education”, que en su traducción fue entendido como “educación permanente”. En 1996, la Unión Europea asumió el concepto “aprendizaje a lo largo de la vida” y determinó que ese año fuera dedicado a esta idea. El Consejo Europeo de Lisboa en marzo del 2000, determinó que la Unión Europea se basaría en el conocimiento para convertir al continente en fuerte y dinámico. Finalmente, en junio del 2000, el Consejo Europeo de Feira invitó a los Estados Europeos a proponer estrategias y acciones para fomentar la educación permanente para todos. Europa deseaba ser líder y para serlo necesitaba una economía competitiva, basada en el conocimiento y, además, capacitar a sus ciudadanos para que pudieran trabajar en cualquiera de los países integrantes de la Comunidad Europea.
Todos sabemos que los aprendizajes en el transcurso de la vida se pueden obtener de manera formal, no formal e informal. Esta distinción entre lugares en que se producen y se obtienen los aprendizajes y considerando todos los significativos avances de las tecnologías y diferentes plataformas, nos lleva a reconocer que hoy son muy diversos los espacios e instrumentos para poder aprender y asimismo preguntarnos, ¿cómo deberían reaccionar o actualizarse las instituciones para enfrentar no solo las competencias conocidas sino también las no tan explicitas como lo son las que surgen en los espacios de la Internet? Las instituciones mantienen su importancia decisiva para desarrollar la empleabilidad futura de los educandos porque ofrecen y dictan aprendizajes estructurados y sistematizados y que terminado el ciclo, otorgan un reconocimiento formal de lo aprendido y los estudiantes pueden mostrar en la sociedad que estudiaron y aprobaron lo que el diploma o título expresa. El aval es la institución respectiva, y la sociedad lo acepta por el prestigio, tradición institucional y cultural que dicha institución posee.
Sin embargo, el aprendizaje informal está creciendo de manera significativa y esto debería ser una luz de alerta para toda institución de educación. Este si bien se obtiene en las familias, empresas o en la vida social, su fuente es la Internet que ofrece una enorme cantidad de información sobre todo tipo de temas inimaginables. Es la nueva biblioteca y aula del siglo XXI.
Lo anterior sumado a la caída de la tasa de natalidad que ha provocado un estancamiento de la tasa de matrícula en los colegios y se observa lo mismo en las instituciones de educación superior, son señales que deben ser observadas y analizadas porque estimamos que en el corto tiempo influirán decisivamente en el tamaño y estructura de nuestras instituciones y en el tipo de estudiantes que accederán a estas.
En este escenario posible de constituirse en una realidad, creemos que la ETP posee una oportunidad relevante para formar y educar a lo largo de la vida de las personas. No solo pensamos en la etapa posterior al egreso de la educación media con la obtención de un título técnico o profesional luego de algunos años, o en los diplomas o certificaciones que se pueden entregar en los Programas de Educación Continua, sino también en una mayor profundización y sistematización de todo aquello relacionado con el reconocimiento de aprendizajes obtenidos por las personas en ambientes informales. Las instituciones sólidas y de calidad pueden prestar servicios de validación de estudios o aprendizajes de cursos que se hayan dictado con autonomía en las distintas empresas del país. Asimismo, podrían configurarse como socias capacitadoras aliadas de las empresas, acreditando o transfiriendo competencias a todo el personal a lo largo de sus vidas.
También se abre un horizonte nuevo que es bastante factible que ocurra: la ETP crecerá en su horario vespertino acogiendo a estudiantes adultos que deben continuar sus capacitaciones por toda la vida. Dado que la demanda por sus estudios en horario diurno debería disminuir, su matrícula se trasladará a su horario vespertino para acoger una demanda creciente de trabajadores que necesitan actualizarse permanentemente para no quedar atrás ante los crecientes avances técnicos y científicos. A todo lo anterior se suma, que surgirán nuevas demandas de tareas laborales que no se aprendieron mientras se realizaron estudios formales.
Las instituciones Técnico Profesionales están Ad portas de cambios sustanciales y de amenazas poderosas, que si son estudiadas a tiempo, pueden convertirse en excelentes oportunidades para reconfigurar el futuro y el quehacer de nuestras instituciones.
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