El “Aprender Haciendo” ha embelesado a educadores, pensadores y reformadores de la educación a lo largo de la historia. Este enfoque pedagógico, con más orientación práctica que teórica, se convirtió en una alternativa para aquellos que buscaron reformar el sistema educativo tradicional, centrado en la memorización y la repetición, para así fomentar el pensamiento crítico y la aplicación práctica del conocimiento.
El concepto de “Aprender Haciendo” tiene sus raíces profundas en las teorías pedagógicas que desafiaron las formas convencionales de la enseñanza, sobre todo desde el siglo XIX. John Dewey, filósofo y educador estadounidense del siglo XIX, ha sido considerado uno de los precursores más influyentes de esta idea. Este abogó por una educación experiencial que involucrara a los estudiantes en la resolución de problemas del mundo real, promoviendo la conexión entre la teoría y la práctica.
Figuras relevantes del movimiento de la pedagogía activa como Maria Montessori y Jean Piaget, contribuyeron con sus reflexiones a la conceptualización del “Aprender Haciendo”. Montessori enfatizó el aprendizaje a través de la manipulación de materiales concretos, mientras que Piaget destacó la importancia de la interacción activa del estudiante con su entorno para construir su propia comprensión del mundo.
A fines del siglo XX, David Kolb, psicólogo y teórico de la educación, desarrolló la teoría del aprendizaje experiencial, sostuvo que el aprendizaje es un proceso cíclico que involucra cuatro etapas: Experiencia concreta, observación reflexiva, conceptualización abstracta y experimentación activa. Esta teoría aboga por el aprendizaje activo y participativo como el camino más efectivo para la adquisición de conocimientos y habilidades.
El caso chileno es un ejemplo paradigmático de la implementación del “Aprender Haciendo” sobre todo en la educación técnica, tanto en la educación media como superior. Este enfoque ha demostrado ser especialmente efectivo al preparar a los estudiantes para carreras específicas al proporcionarles habilidades prácticas y experiencia directa en entornos laborales simulados o reales. Los programas de formación técnica han adoptado la filosofía de “Aprender Haciendo” para alinear la educación con las demandas cambiantes del mercado laboral. De este modo, los estudiantes están participando en proyectos prácticos y pasantías que les permiten aplicar sus conocimientos en situaciones del mundo real, mejorando su empleabilidad y preparación para los desafíos laborales.
A pesar de los logros, el “Aprender Haciendo” enfrenta desafíos significativos en el siglo XXI, especialmente en el contexto de los rápidos avances en ciencia y tecnología. La globalización y la revolución digital, sabemos, han transformado la naturaleza del trabajo, creando una demanda constante de habilidades especializadas y adaptabilidad a entornos tecnológicos en evolución. Entre estos nuevos focos y demandas de atención, ya se visualizan las siguientes seis tendencias o situaciones que merecen ser observadas y solucionadas:
– Las tecnologías evolucionan a una velocidad que pueden hacer que las habilidades aprendidas a través del enfoque del “Aprender Haciendo” se vuelvan obsoletas rápidamente. Por tanto, los educadores deben esforzarse en lograr que los estudiantes estén al tanto de las últimas tendencias y adquieran las habilidades que sigan siendo relevantes a lo largo del tiempo.
-Asegurar la accesibilidad a las personas a los recursos tecnológicos es crucial para garantizar la igualdad de oportunidades educativas. Esto es crucial. La falta de recursos, conectividad y dispositivos puede obstaculizar la implementación efectiva de prácticas de aprendizaje experiencial basadas en la tecnología.
-La revolución digital ha llevado a un cambio en las competencias demandadas en el mercado laboral. El “Aprender Haciendo” debe estar alineado con estas nuevas competencias como las habilidades digitales, el trabajo en equipo e interdisciplinario, el pensamiento analítico y la resolución de problemas complejos. Asimismo, los métodos de enseñanza deberán integrar la tecnología, ya que de este modo el “Aprender Haciendo “podrá lograr continuar con experiencias prácticas relevantes.
-La aparición de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial y la realidad virtual, requiere una adaptación constante de los enfoques educativos. Incorporar estas tecnologías de manera efectiva en experiencias prácticas será esencial para preparar a los estudiantes para el futuro. Tenemos que saber utilizar la inteligencia artificial, competencia cada día más exigible y diferenciadora, como también el observar y estudiar el avance del metaverso.
-El “Aprender Haciendo” en un mundo digital también implica la cooperación a nivel global. La creación de oportunidades para que los estudiantes colaboren a través de la inexistencia de fronteras geográficas, contactos virtuales y crecientes diversidades culturales, nos plantea desafíos en términos de conectividad y el poder realizar una gestión de la variedad de proyectos de vida de las personas.
-Desarrollar métricas efectivas para evaluar las habilidades digitales adquiridas a través de experiencias prácticas puede ser complicado y hasta ahora está en estado inicial su estudio. La evaluación debe ir más allá de los métodos tradicionales y adaptarse a la naturaleza dinámica y multifacética de las habilidades digitales. Estamos en pleno proceso de avanzar en cómo valorar con eficacia lo digital y su expresión práctica.
Nunca antes los intelectuales y las mentes más brillantes de la humanidad estuvieron con tanta incertidumbre respecto a imaginarse un posible futuro educativo y de tener la seguridad de escoger las estrategias de aprendizajes eficaces. Solo en dos cosas hoy están de acuerdo: Se ha acelerado nuestra capacidad de generar disrupciones y que estamos iniciando una nueva era para la humanidad como consecuencia de nuestros descubrimientos científicos y tecnológicos. Por último, aún no podemos dibujar ni siquiera sus contornos, menos su fondo y sus colores.
Pese a esta incertidumbre, es necesario esforzarse para que la educación práctica esté alineada con las habilidades necesarias en la era digital. La incorporación de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, internet de las cosas, automatización, la robótica, mundos virtuales como el metaverso, requiere una revisión constante de los programas educativos para garantizar que los estudiantes adquieran las habilidades relevantes y estén preparados para los trabajos del futuro. Asimismo, los docentes pasan a ser un recurso humano estratégico para las instituciones que subrayan su calidad como norte esencial.
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