Si observamos el mundo notamos, con claridad, la presencia de una consumada incertidumbre. Antes de la pandemia COVID-19 notábamos signos de vacilación, de dudas en todos los países frente a variadas convicciones de índole política, económica, social y cultural. El virus llegó a hacerlas más evidentes y, como suele suceder en la historia, ante eventos similares, las personas se inquietan y crece la desesperanza.
La verdad es que son momentos estelares de la humanidad en que ciertas verdades anuncian sus debilidades y emergen otras que intentan reemplazar a las antiguas y que suelen ser más atractivas para el estado evolutivo de las distintas sociedades. Sin embargo, no es cierto que todo se reconstruye y que lo nuevo emergente superará todo lo vigente. Nunca en la historia se ha transformado por completo, ni siquiera en un porcentaje significativo, la cultura en su ingente contenido.
Para Duoc UC, una institución de índole educativa y con peculiaridad técnico profesional, estar inmersa en una época de tanta vorágine la incentiva a tratar de entenderla y poder descubrir cuáles son las tendencias que la movilizan, visible o invisiblemente, en la cultura que se está gestando en su interior. Se trata de leer el tiempo presente con la inagotable sabiduría que nos proporciona nuestra identidad, y el saber que no estamos solo para acomodarnos a los avances tecnológicos y científicos con toda su evidente y exitosa materialidad, sino que a partir de lo que somos, trabajamos para darle sentido humano y trascendente a ese futuro en construcción.
Un aspecto que nuestra iglesia católica nos recuerda con cariño es que hemos nacido de ella y que compartimos la misma visión antropológica cuyo origen y esencia es Jesucristo. Desde aquí nos levantamos y nos acomodamos en el mundo. Poseemos una cultura milenaria que nos explica el de dónde venimos, qué hacemos y el hacia dónde vamos. Por tanto, evolucionamos tanto como nos lo permita el mensaje divino que nos dejó Dios hecho carne. En tal sentido, trabajamos para transmitir lo que nuestra fe nos indica como verdadero, y que no se adapta a los deseos subjetivos de la humanidad sino para hacer de nuestras vidas algo agradable a Dios tal cual Él nos pidió.
Otro aspecto en el cual trabajamos con enorme energía es en el tratar de entender los impactos de la ciencia y tecnología en la construcción material de la vida humana. Sin duda estamos en un momento de creciente incertidumbre en este campo, pero por ello nos esforzamos por averiguar, estudiar y entender qué es lo que necesitamos como equipamiento y competencias para que nuestros estudiantes sean formados de una manera actualizada, para de este modo lograr una alta empleabilidad laboral en estos. En tal sentido, todo nuevo equipamiento digital y el inicio de una cultura de la digitalización se entiende en este deseo de modernización institucional acorde al futuro emergente.
También es cierto que el proceso de enseñanza y aprendizaje, tan esencial a toda institución educativa y por supuesto para Duoc UC, está experimentando cambios de enorme envergadura. La pandemia COVID-19, como sabemos, aceleró la digitalización del saber y los smartphones, computadores, internet, crecientes y diversos dispositivos tecnológicos, software, etc, han pasado a ser puentes, puntos de encuentro entre el docente y su estudiante. Asimismo, el texto de papel tan tradicional ha sido reemplazado por textos digitalizados, de tal modo que al interior de un computador es posible acceder a una biblioteca universal inimaginable en el siglo XX.
La Educación Técnico Profesional acostumbrada al aprender haciendo y la presencialidad, ha recibido el impacto de la educación remota y de una digitalización creciente con particular peculiaridad. La gran mayoría de sus carreras no son de las llamadas de “tiza y pizarrón”, ya que son aprendizajes y reproducciones de ambientes laborales en que es indispensable acceder a maquinarias y tecnología de manera presencial y el docente así poder verificar los aprendizajes en vivo, junto al hacer en vivo de los estudiantes. Por esto la educación completamente remota vino a alterar un modo particular de enseñar que proviene de los maestros y artesanos de la Edad Media que en los talleres formaban a sus discípulos y de este modo se reproducía el saber práctico, generación a generación.
En este escenario pareciera que dado la incertidumbre holística que experimenta el planeta, se podría deducir que la educación superior tendrá que revisar su quehacer académico para poder definir qué es lo que permanecerá y qué es lo que se modificará en la manera y contenido de los perfiles de egreso. También para preparar a nuevas cohortes de estudiantes que sin duda desean presencialidad, pero que no todo su aprendizaje se obtendrá en aulas y talleres físicos, sino también en aulas y talleres virtuales. La semipresencialidad ha pasado a tener un incentivo creciente en la reflexión de cómo será el encuentro entre estudiantes y docentes en el futuro.
Apasionante trabajo es el definir las permanencias y el de fortalecer las innovaciones afines al siglo XXI. En tal sentido, el nuevo Plan de Desarrollo institucional se orienta a trabajar los ejes estratégicos que buscarán fortalecer el Duoc UC de hoy y del mañana.
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