Deseo saludar y agradecer la presencia de la máxima autoridad de la República, la Sra. Presidenta Michelle Bachelet, de la máxima autoridad sectorial, la Sra. Ministra de Educación Adriana Delpiano, presencia que realza esta ceremonia académica y a toda la Educación Superior Técnico Profesional.
También quiero saludar a las Autoridades del Mineduc, Sra. Alejandra Contreras, Marcela Arellano y Daniela Torre, a los vicerrectores, Sra. Carmen Gloria López y Sr. Velko Petric, al Secretario General Kiyoshi Fukushi, al Director de Vinculación con el Medio y Comunicaciones Sr. Claudio Duce, al Director de la sede Alameda Sr. Jorge Stoller, al Padre Roberto, a los Profesores, colaboradores y alumnos.
Especialmente deseo comenzar estas palabras dando la bienvenida a quienes se inician como estudiantes y agradeciendo a Dios por ser actores de un proceso de transformación que se está dando en Chile y que no tiene precedentes en el sector técnico profesional.
Nuestros alumnos, la parte más esencial de esta comunidad, tienen el privilegio de llegar a una institución con un prestigio ganado del trabajo de casi cincuenta años entregando educación Técnico Profesional de calidad. Duoc UC se fundó en momentos turbulentos, para servir a obreros y campesinos, los más necesitados. Requirió inicialmente solo saber leer, escribir y las cuatro operaciones matemáticas básicas. Hoy, manteniendo los principios de los fundadores, pero en un país en el que prácticamente todos los alumnos terminan la educación secundaria y quieren más, requiere mayor formación previa y una disposición al estudio más duro. Es que sin disposición y entrega no podríamos ofrecer a la sociedad lo que queremos: técnicos y profesionales en las disciplinas más pertinentes al país, que asumen sus compromisos, que dan cuenta, que están preparados para los desafíos que impone el mundo laboral, y que lucen un sello marcado en una base ética inspirada en los valores cristianos.
En simple, no solo queremos técnicos y profesionales eficientes: deseamos modelos de trascendencia que impregnen directamente a la sociedad. Para ello, queremos permearlos a la cultura, a las relaciones con la comunidad, a la innovación, a las actividades de la pastoral, del deporte, de liderazgo y en definitiva, a darle una mirada diferente a la Educación Técnico Profesional.
Desde los inicios de la República hemos sido testigos de una discusión conceptual entre educadores y políticos sobre la importancia de la educación Técnico Profesional. Sin embargo, la política pública sistemáticamente se ha inclinado por concebir esta educación como paliativo de las inequidades de la cuna, y no como uno que es base fundamental de un desarrollo productivo y social.
Las cosas están cambiando para bien. La educación superior, a la que más y más jóvenes acceden, fue esquiva en el Chile de pocos años atrás, cuando ella era sinónimo de educación universitaria y si bien de alta calidad y muchas veces gratis, estaba restringida a un puñado de universidades y a los escasos alumnos que terminaban la educación media.
Hoy la educación superior ya ni siquiera es principalmente universitaria. Las tasas de cobertura alcanzan la media de los países desarrollados, y ello, por el rol de la educación Técnico Profesional. A nuestra generación le está tocando un rol privilegiado, como participantes y actores de una discusión sobre educación superior que ha de derivar en políticas y eventualmente, en una configuración del sector educativo que marcará las vidas de generaciones y del país. Tenemos el deber de influir, de centrar el eje en los problemas propiamente educacionales y de productividad y sobre los que el sector de educación técnico profesional le cabe un rol insustituible.
La Educación Superior Técnico Profesional requiere de una visión reforzada desde el Estado para que realmente se constituya en un pilar fundamental del crecimiento y de las oportunidades. No se debe pensar a esta como “un peldaño” para acceder a la educación universitaria, sino como un camino que permite desarrollar competencias únicas, diferentes, complementarias a las que forman las universidades y con ello acceder a mejores perfiles laborales. Un camino complementario, que permita que nuestros técnicos y profesionales refuercen su productividad con los universitarios requiere que la arquitectura institucional y financiamiento no sea discriminatorio.
Requerimos altos estándares, exigencia a las instituciones y de estas a los alumnos. Debemos terminar con las instituciones que no garanticen continuidad, que no sean capaces de proveer una educación de calidad.
Si consensuamos que calidad se relaciona y mide como el cumplimiento del proyecto educativo previamente aprobado, coherente y promotor de un servicio educacional, estaremos cuidando la diversidad del sistema, con instituciones adscribiendo a proyectos propios, con autonomía, con amplias posibilidades para que los jóvenes se formen en la real diversidad. Con ello, el rol del Estado dando directrices, estableciendo políticas, vigilando y eliminando prácticas nocivas para la educación, cerramos un círculo fundamental.
Con una concepción así de calidad, en la que por cierto caben las diferencias por tipo de institución, se hacen insostenibles las discriminaciones. El desigual acceso al financiamiento estudiantil con la que partimos el año 2016 fue una política pública incomprensible y hoy celebramos el esfuerzo del Gobierno, de la Ministra, y del Parlamento por remediar esta situación.
Queremos contribuir desde la comunidad Duoc UC en los desafíos más urgentes que tenemos hoy en el área. En el desafío de la flexibilidad, que facilite reconocer estudios y trayectorias previas, que permita absorber conocimiento desde distintas modalidades, que permita llegar a lugares donde hoy es inviable, que permita adaptarnos mejor a la situación de muchos de nuestros alumnos que trabajan, que son jefes de hogar, y estudian en formatos no diferentes a los de alumnos con exclusividad estudiantil. Esto debiera atenuar uno de los más grandes flagelos en educación superior hoy, cual es la deserción.
También estamos trabajando en consolidar experiencias de articulación pilotadas desde nuestro Liceo Andes de Renca, y que expandimos a liceos de instituciones del Arzobispado, de Belen Educa, al nuevo Colegio Técnico Profesional de la SIP de San Bernardo, de los que deben emerger métodos de articulación entre la educación media y superior, para que el Ministerio, del que conocemos su preocupación, evalúe y promueva en todo Chile.
Quiero concluir agradeciendo a Dios, por tener la oportunidad de dirigirme hoy a Uds. desde esta posición. Una posición de responsabilidad por los desafíos que impone y por las expectativas que genera el Duoc UC sobre lo que puede hacer, lo que puede transformar. Agradecer por la institución a la que llegan nuestros alumnos, por el apoyo que reciben para facilitar su acceso y su permanencia, y porque estoy seguro, aunque no lo vean hoy con claridad, sabrán reconocer que están llenos de oportunidades que les fueron esquivas a la generación de sus padres, y fueron inexistentes para la de sus abuelos.
Santiago, lunes 13 de marzo 2017
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