La semana pasada la Educación Técnica Media y Superior dedicaron un día, en todas las instituciones, a celebrar el tipo de aprendizajes y salidas laborales que proporcionan a cientos de miles de estudiantes en nuestro país. Fue un momento propicio para recordar nuestro pasado, pensar nuestro presente y soñar nuestro futuro. Sabemos que este es un espacio de estudios que continúa formándose y que trata de definir su particular naturaleza. Por tanto, la semana pasada tuvo los espacios para detenerse a reflexionar sobre lo que hemos sido, somos y deseamos ser.
Han pasado 167 años desde que el 8 de agosto de 1849, mediante un decreto del Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública, se informaba al país que el día 18 de septiembre se abría la Escuela de Artes y Oficios, ofreciendo talleres de mecánica y fundición, herrería y carpintería. Con el tiempo surgieron Escuelas de Minas en el norte y Escuelas Industriales en el sur que aportaron con sus egresados al desarrollo económico y a la generación de empleo en las distintas regiones.
La Pontificia Universidad Católica desde su gestación (1890) y gracias al empuje y visión de futuro de su primer Secretario General Abdón Cifuentes, mostró interés en posicionarse en este espacio formativo de la educación, creando colegios que se dedicaron a enseñar oficios técnicos, operando de manera paralela a las carreras universitarias y ofreciendo matrícula a un público estudiantil no universitario, pero deseoso de aumentar su empleabilidad futura. Aquí encontramos el primer antecedente histórico de lo que sería Duoc UC 80 años después.
Luego en ese derrotero entre el oficio y lograr una mayor especialización profesional, en 1940 y bajo el Gobierno de Pedro Aguirre Cerda, surgió la Escuela de Ingenieros Industriales. Se trató de formar profesionales más calificados, y creemos que es el primer antecedente de la visualización de lo que en el futuro serían los institutos profesionales, desligados de una formación propiamente universitaria. Pero esto requirió pensar en docentes que estuvieran calificados para preparar a estudiantes de una manera más profesional, práctica y acorde a las necesidades de múltiples empresas. Por ello, en 1944 se funda el Instituto Pedagógico Técnico para formar a los futuros profesores de la educación técnica en Chile. Siendo esta una idea con enorme visión de futuro, desgraciadamente con el tiempo fue perdiendo fuerza y quizás hoy pueda ser necesario resucitarla y restaurar lo que fue un genial proyecto.
Finalmente, todo ese pasado de preocupación por la educación técnica y con las diversas instituciones creadas desde el siglo XIX, en el Gobierno de Gabriel González Videla con el decreto 1831 dictado el 9 de abril de 1947, se creó la Universidad Técnica del Estado que vino a integrar en una sola institución a todas las entidades educativas técnicas del país.
Con posterioridad y ya en la década del 60 del siglo pasado, desde el Estado surgió el interés de aumentar la productividad de las empresas, de mejorar las posibilidades laborales e incentivar la movilidad social. Este deseo implicó dictar el Decreto Supremo N° 2541 en octubre de 1966 que dio origen al Instituto Nacional de Capacitación Profesional (INACAP), como institución dependiente de la CORFO. A través de ella, el Estado buscó lograr las metas mencionadas.
Desde la Pontificia Universidad Católica, dos años más tarde, surge Duoc como una respuesta e inquietud estudiantil de llevar la Universidad a sectores socioeconómicos diversos, que necesitaban un apoyo formativo importante para lograr capacitarse y enfrentar con algún oficio aprendido de mejor manera el futuro laboral de personas de menores recursos y que no tenían acceso a la enseñanza superior. Duoc surge aportando nivelación de estudios de básica y media para luego pasar a enseñar oficios diversos, carreras sub-técnicas y terminar en lo que hoy hace de ofertar carreras técnicas y profesionales distintas a la oferta universitaria y que virtuosamente la complementan.
En 1981 la nueva ley de educación superior propició incentivar de manera decisiva lo que sería el desarrollo futuro de la educación técnica, reconociendo que es un tipo de estudios que debía ser considerado superior, como ya lo era históricamente la formación universitaria. A partir de ella, surgen en Chile los Centros de Formación Técnica e Institutos Profesionales, instituciones que se han posicionado y demostrado su valía, al punto que hoy superan a las universidades en su demanda de matrícula de primer año. Han logrado convertirse en una opción legítima de continuidad de estudios de educación superior para los egresados de educación media, como también en una opción real para los trabajadores que desean a lo largo de su vida, perfeccionar y actualizar sus competencias técnicas.
Duoc UC que ha colaborado activa y directamente en el desarrollo de la educación técnica en Chile, también se alegró de recordar su historia y de tomar conciencia que no sería posible entender la evolución de la educación técnica de Chile en los últimos 48 años, si no reconocemos el aporte de numerosos profesionales que han trabajado en la institución y el aporte de más de 100.000 egresados al desarrollo económico, social y cultural del país.
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