Hoy la irrupción de la inteligencia artificial (IA), la digitalización industrial y la transición ecológica nos obligan a redefinir qué significa saber hacer y, por ende, cómo se aprende a hacerlo. Primero, veamos ciertas ideas sobre la naturaleza de la Educación Superior Técnico-Profesional en tres momentos de la historia y una especulación de esta para 10 años más.
Cuatro definiciones de la naturaleza de la ETP
Mitad del siglo XIX. Nace como educación para el oficio: su misión es dotar a los sectores populares de destrezas manuales que permitan un ingreso estable y sostengan la industrialización temprana. El currículum gira en torno al taller y a la práctica supervisada; la teoría se reduce a lo indispensable para operar máquinas simples.
Finales del siglo XX. La ESTP se concibe como educación para la empleabilidad moderna: mantiene la vocación práctica, pero integra fundamentos científicos, gestión de calidad, normas de seguridad y un incipiente componente digital. La Unesco, al revisar en 2001 su Recomendación sobre la materia, declara que el objetivo es “desarrollar tanto al individuo como a la sociedad” mediante competencias transferibles y aprendizaje a lo largo de la vida.
Primera mitad del siglo XXI (hoy). Hablamos de educación para la productividad inteligente: combina destrezas técnicas, análisis de datos, comunicación intercultural y sostenibilidad. La Unesco-Unevoc define la ESTP como el conjunto de procesos “relacionados con la producción, los servicios y los medios de vida”, subrayando la necesidad de responder a ocupaciones cada vez más tecnológicas y volátiles.
Horizonte 2035. Se perfila como una educación para la adaptabilidad continua: itinerarios modulares, microcredenciales y una relación simbiótica con la IA, que actuará como tutor, auditor y compañero de diseño. El Future of Jobs Report 2025 prevé que 60 % de los trabajadores requerirá recapacitación antes de 2030 y que las competencias verdes y digitales serán universales.
En Chile, a mediados del siglo XIX, Domingo Faustino Sarmiento promovió una Escuela de Artes y Oficios para integrar a la mayoría de la población al proyecto republicano; pocos años después, Abdón Cifuentes impulsó en la Universidad Católica las primeras Escuelas Técnicas (1891). La lógica era sencilla: enseñar un oficio útil, rápido y productivo para quien no aspiraba, ni podía costear ni tenía una base educativa suficiente para cursar una carrera universitaria de larga duración. Esa convicción arraigó también en Argentina, México y otros países del Cono Sur.
Al otro lado del Atlántico, Europa consolidaba sistemas de apprenticeship y escuelas politécnicas. La identidad común: aprender haciendo, bajo la tutela de maestros que trabajaban y enseñaban a la vez, con fuerte vínculo empresa-aula.
En estos últimos diez años, sensores, robótica colaborativa e IA se volvieron cotidianos en los países desarrollados en sus fábricas, hospitales y puertos. La Unesco-Unevoc documenta que para 2023, más de la mitad de los nuevos programas técnicos incorporaban análisis de datos y ciberseguridad como saberes básicos. El impacto fue doble: obligó a rediseñar perfiles de egreso y a capacitar docentes en alfabetizaciones digitales avanzadas.
La Unión Europea respondió creando Centres of Vocational Excellence (CoVE), consorcios que integran formación, I+D aplicada y desarrollo regional. Entre 2021 y 2024 se sumaron más de 120 instituciones, tejiendo laboratorios compartidos y programas conjuntos. América Latina observa el modelo como una guía adaptable que refuerza la cooperación público-privada.
La OCDE muestra que los programas que usan simulaciones basadas en IA elevan la motivación y mejoran el ajuste entre lo aprendido y lo demandado por la industria. Un estudiante de mantenimiento puede desarmar virtualmente una turbina, recibir retroalimentación automática y repetir hasta dominar el procedimiento antes de tocar la máquina real. La IA también genera tutores adaptativos que identifican lagunas y proponen rutas de refuerzo personalizadas, liberando tiempo del profesor para la mentoría.
La velocidad tecnológica vuelve obsoletos los planes rígidos. El Singapore Institute of Technology ofrece, desde 2023, una licenciatura en IA Aplicada fraccionada en bloques de veinte semanas; cada bloque otorga una credencial que el estudiante puede mostrar de inmediato a su empleador o acumular hasta obtener el título completo. El resultado es un aprendizaje a lo largo de la vida que se adapta al itinerario laboral real de las personas.
Las instalaciones también se transforman. El campus de construcción de TAFE NSW (Australia) inaugurado en 2024 cuenta con 7 500 m² de simuladores de realidad virtual: la soldadura en altura o la operación de grúas se ensayan sin exponer vidas ni consumir material[1]. Primeros balances indican reducción de accidentes y ahorro significativo en insumos.
La ESTP actual se define por la integración de saber técnico y capacidad de adaptación. Sus pilares:
- Aprender haciendo, ahora extendido a laboratorios en la nube y gemelos digitales.
- Co-creación curricular con empresas que anticipan competencias emergentes requeridas por estas.
- Inclusión social intencional, ofreciendo trayectos breves, pertinentes y asequibles para primeras generaciones de estudiantes en la educación superior.
- Ética y sostenibilidad, pues operar sistemas inteligentes implica responsabilidad sobre datos, seguridad y huella de carbono.
Estos rasgos concretan la tercera definición presentada al inicio: educación para la productividad inteligente.
Los escenarios coinciden en que la IA se convertirá en asistente pedagógico y supervisor de calidad: los modelos de lenguaje podrán auditar procesos en tiempo real y sugerir mejoras. La formación dual se ampliará: semanas de práctica remunerada se alternarán con módulos virtuales certificados internacionalmente.
Además, las competencias verdes serán transversales: todo técnico deberá medir la huella de carbono y aplicar principios de economía circular. Y surgirá una nueva figura, el oficial de ética tecnológica, responsable de proteger datos biométricos y asegurar un uso responsable de la IA en talleres inteligentes. Estonia ya avanza en esa dirección con su programa nacional AI Leap 2025, que integrará herramientas de IA en todas las escuelas secundarias[2].
Así se concreta la cuarta definición: educación para la adaptabilidad continua, donde el aprendizaje modular, la actualización constante y el dominio tecnológico sostenible son la norma.
Desafíos inmediatos
- Capacitar a los docentes. Equipos nuevos reclaman profesorado actualizado; sin su liderazgo, la tecnología queda subutilizada.
- Cerrar la brecha digital. Conectividad y equipamiento deben llegar a todos los campus o la desigualdad se profundizará.
- Redefinir indicadores de calidad. Tasa de titulación importa, pero también la inserción, la progresión salarial y la capacidad de innovación del egresado.
- Financiar investigación aplicada. IP y CFT si reciben incentivos claros pueden liderar soluciones locales para los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Desde la llave inglesa del siglo XIX hasta el algoritmo del siglo XXI, la ESTP ha cambiado sus herramientas, mas no su propósito: entregar formación pertinente, ágil y de calidad que mejore la vida de las personas y la competitividad de los territorios. Hoy, la IA no elimina ese mandato: lo refuerza. Nos exige aprender más rápido, colaborar mejor y actuar con ética.
Si abrazamos la inteligencia artificial como aliada, profundizamos la cooperación industria-academia y sostenemos la pedagogía del aprender haciendo, honraremos el legado de Sarmiento y Cifuentes en cada técnico que, gracias a la ESTP, adquiere las competencias para trabajar, innovar y construir una sociedad más próspera y justa.
Referencias principales
Ai Leap, Estonia: https://e-estonia.com/ai-leap-2025-estonia-sets-ai-standard-in-education/
Cedefop. (2004). A history of vocational education and training in Europe. https://www.cedefop.europa.eu/files/32-en.pdf
Comisión Europea. (2024). Centres of Vocational Excellence: EU support for vocational excellence. https://employment-social-affairs.ec.europa.eu/policies-and-activities/skills-and-qualifications/skills-jobs/centres-vocational-excellence/eu-support-vocational-excellence_en
Memoria Chilena. (s. f.). Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888). https://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-586.html
OECD. (2025). How can innovative technologies transform vocational education and training? https://www.oecd.org/content/dam/oecd/en/publications/reports/2025/05/how-can-innovative-technologies-transform-vocational-education-and-training_5b10f8ac/fb40f416-en.pdf
Singapore Institute of Technology. (2023). Applied Artificial Intelligence. https://www.singaporetech.edu.sg/undergraduate-programmes/applied-artificial-intelligence
TAFE NSW. (2024). Kingswood Construction Facility overview. https://archello.com/project/tafe-nsw-kingswood
UNESCO. (2001). Revised Recommendation concerning Technical and Vocational Education. https://unesdoc.unesco.org/ark%3A/48223/pf0000121486
UNESCO-UNEVOC. (2023). Transforming TVET for the future: Biennial Report 2022-2023. https://unevoc.unesco.org/pub/unesco-unevoc_biennial_report_2022-23_online.pdf
UNESCO-UNEVOC. (s. f.). Glossaire TVETipedia: Technical and vocational education and training. https://unevoc.unesco.org/home/glossaire%2Btvetipedia/lang%3Dfr/show%3Dterm/term%3DTechnical%2Band%2Bvocational%2Beducation%2Band%2Btraining
World Economic Forum. (2025). The Future of Jobs Report 2025. https://reports.weforum.org/docs/WEF_Future_of_Jobs_Report_2025.pdf
Weale, S. (2025, 26 de mayo). Estonia eschews phone bans in schools and takes leap into AI. The Guardian. https://www.theguardian.com/education/2025/may/26/estonia-phone-bans-in-schools-ai-artificial-intelligence
[1] https://archello.com/project/tafe-nsw-kingswood
[2] https://e-estonia.com/estonia-announces-a-groundbreaking-national-initiative-ai-leap-programme-to-bring-ai-tools-to-all-schools/
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