La globalización, la responsabilidad social, ser ambientalmente sostenible, la digitalización, la tecnología creada al servicio de más y mejores aprendizajes son los focos centrales para la ETP del futuro. Se habla y se escribe sobre una ciudadanía mundial preparada para desempeñarse laboralmente en cualquier país, en constante cambio y con relaciones digitales crecientes e intensas; se fortalece el concepto de comunidad por sobre el individualismo, de cuidarse los unos a los otros no importando la distancia entre territorios; que compartimos un planeta y que debemos cuidarlo para nosotros y las generaciones futuras; que la digitalización es una realidad instalada y que no tiene vuelta atrás y que debemos alfabetizarnos en estos nuevos lenguajes tan importante como el idioma, la matemática y otras disciplinas para poder mantener nuestra empleabilidad en un mundo en acelerado dinamismo, como también el que debemos estar alertas a toda la tecnología que se está creando para examinar sus posibilidades de influir decisivamente en los múltiples procesos de enseñanza y aprendizaje.
Nunca los países estuvieron tan conectados entre sí y esto gracias al avance de la ciencia y sus derivados tecnológicos. La cosmovisión de las personas se ha ampliado y parece no tener límites en sus posibilidades de acceder al conocimiento, no importando donde este se origine. En las casas, con celulares y computadores, se poseen bibliotecas de dimensiones y contenido inimaginable para las personas del siglo XX y anteriores. Tan significativo es el cambio que hoy no necesitamos imperiosamente viajar para saber qué es lo que sucede en cualquier país, región, comuna, empresa o institución. Esta información está a un clic de distancia, ya sea en su contenido como en las personas que lo crean y las posibilidades de conectarnos con estas. Todo lo que creamos, que hace decenios tenía una aspiración de ser conocida solo por las instituciones en las cuales circulábamos o como máxima aspiración el país que habitamos hoy puede ser conocida por cualquier continente, país, región o comuna. Ni siquiera el idioma ya es una limitante ante el avance de la inteligencia artificial y el desarrollo de traductores automatizados cada día más precisos. Somos más globales que nunca y esto tiene efectos conocidos y por conocer.
Desde fines del siglo XX en las aulas desde la básica a la educación superior se nos decía que avanzábamos en un perfil de sujetos globalizantes. Esta profecía en pocos decenios se ha cumplido. Signos evidentes son que hoy tenemos diálogos con personas de distintos países a través de las redes sociales y somos influidos por rasgos de la idiosincrasia cultural de personas distintas, lejanas geográficamente; que los problemas dejaron de ser solo locales y ahora son continentales; que no solo debemos preocuparnos del medio ambiente de nuestro país sino el de todos; que estamos interrelacionados como habitantes del mismo planeta como nunca antes en la historia; que internet y sus derivados son instrumentos y medios esenciales para insertarnos en el mundo; que existe la obligatoriedad de no ser analfabetos tecnológicos, entre otros múltiples efectos como consecuencias de la globalización.
En este escenario, las posibilidades para la ETP de nuestro país son enormes. Es razonable y valiosa entonces la visita de Vertebral a Singapur, encabezada por el Rector Carlos Díaz Vergara y otras autoridades relevantes de la ESTP chilena, para examinar presencialmente los avances en materias técnico profesional de variados politécnicos del mencionado país, luego de ser estos estudiados remotamente. Sabemos que Asia ha avanzado mucho con recursos tecnológicos que han mejorado y perfeccionado el quehacer de su educación superior. Esta experiencia es valiosa para el futuro de Chile. Se trata de aprender de las rutas, exitosas o erradas, caminadas por aquellas instituciones que han convertido a la tecnología en la amiga perfecta para lograr más y mejores aprendizajes.
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