16 de Noviembre, 2020

Algunos hechos y aprendizajes pandémicos.

Equipo Editorial Observatorio

Equipo Editorial Observatorio

4 minutos de lectura

Luego de 9 meses en pandemia COVID-19, las instituciones de educación superior están estudiando lo que ha pasado, qué experiencias han tenido para obtener los aprendizajes que las pueden llevar a enfrentar de mejor manera el próximo año. Es que no puede ser de otra manera, dada las noticias que estamos recibiendo desde Europa, con la segunda ola en pleno desarrollo. Tenemos la ventaja de tener tiempo para observar los efectos de la segunda ola y de conocer las mejores estrategias aplicadas en el viejo continente para poder enfrentarla con éxito cuando esta llegue a Chile.

Hasta ahora la totalidad de las instituciones de educación superior ha optado por modelos híbridos, es decir, mezclando presencialidad acotada y con la inmensa mayoría de los cursos dictados de manera remota. Respecto a la presencialidad, se ha privilegiado a los estudiantes que necesitan practicar lo aprendido, así como la asistencia de los que se encuentran cursando el primer y último año.

Aquellas carreras con énfasis más teórico como lo son casi todas las carreras humanistas se han mantenido en una educación remota. En el caso de las ingenierías, la medicina, gastronomía, las relacionadas con la computación, entre otras, han buscado formas de presencialidad porque el efecto en sus posibilidades y logro de aprendizaje es más relevante si se carece de experiencias prácticas. En estos casos, se ha optado por segmentar la asistencia de estudiantes y reforzar al máximo las medidas de seguridad.

Las autoridades de las instituciones educativas han tenido un enorme desafío profesional como lo es mantener la operación para continuar prestando los servicios académicos. Esforzarse para mantener la sustentabilidad económica; aprender e informarse con rapidez de todas las medidas de seguridad que se deben aplicar en las instalaciones; acompañar afectivamente a administrativos, docentes, estudiantes y analizar permanentemente los distintos escenarios presentes y futuros.

En el caso de los docentes, en todas las instituciones educativas, además de formarlos y de informarles de todas las medidas seguridad, como por ejemplo, que deben usar simultáneamente mascarillas y protectores faciales en las clases presenciales[1]. Además, estos han debido lidiar con trabajar desde sus casas y el aprender con rapidez sobre las distintas opciones digitales para desempeñarse con eficacia. Sumado a lo anterior, han tenido que cumplir y desarrollar roles sicológicos para poder acompañar y apoyar a sus estudiantes.  Sin duda, exigencias humanas y profesionales como nunca se habían experimentado en los últimos 100 años.

Respecto a los estudiantes, estos han debido enfrentar no solo las demandas educativas, sino también las dificultades hogareñas de todo tipo a las que han estado expuestas todas las familias del mundo, como lo es la desigual conexión a internet que afecta el acceso al aprendizaje de no pocos alumnos y alumnas, entre otros problemas. Aquellos que cursan carreras de índole más prácticas, han tenido que esforzarse mucho más para encontrar la manera de formarse con ingeniosos recursos tecnológicos, es decir, tratar de aprender haciendo. Pero también, y todos los estudiantes, pasar a una educación remota por tantos meses es un cambio sustancial con efectos impredecibles en la sicología como la afectividad, soledad, resiliencia y con problemas económicos para muchos de estos. Resulta difícil prepararse y acostumbrarse al modo de vida a la que nos obliga una pandemia.

Pese a todo, en el caso de Duoc UC, ha podido enfrentar con éxito esta dura exigencia pandémica. Es una institución que ha enfrentado en su historia varios momentos difíciles, quizás nunca como el actual, pero hasta ahora y con el esfuerzo de autoridades, colaboradores, docentes y estudiantes, está terminando el año con reciedumbre y estabilidad. Finaliza su año, pensando y aprendiendo para tratar de hacerlo mejor el próximo año.

 [1] En EEUU algunos Estados están teniendo un intenso debate, dado que los docentes quieren usar solo protector facial para que los estudiantes vean sus rostros, y los epidemiólogos reiteran que es peligroso solo usar protector facial ya que no entrega seguridad suficiente.

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