Todos los países están reflexionando intensamente para resolver el dilema de cómo volver a la normalidad en tiempo de pandemia. Los países asiáticos, a diferencia de Occidente, han tenido más éxito dado su cultura, organización, sentido del orden y disciplina, e indudablemente el respeto de la ciudadanía a sus autoridades y legalidad vigente.
Respecto a Singapur, en los Campus aumentaron progresivamente el número de estudiantes que se les permitió regresar para el aprendizaje presencial. Los estudiantes regresaron para las sesiones prácticas y de laboratorio, con no más de 50 personas por clase (salas amplias). Del mismo modo, otras clases o consultas que antes se realizaban en línea las reanudaron gradualmente en el campus con no más de 50 personas por aula. Todos los cursos y conferencias a gran escala se siguieron impartiendo en línea.
Las actividades estudiantiles seleccionadas, como discusiones sobre proyectos, entrenamiento físico y consejería cara a cara se reanudaron gradualmente, sujeto a las medidas de seguridad necesarias, incluyendo al menos un metro de distancia entre individuos y con no más de 50 personas en un lugar específico.
Los Campus de Singapur continuaron con todas las medidas necesarias de gestión segura, similares a las medidas en las escuelas. Estas incluyeron:
-Todos los estudiantes, personal, proveedores y visitantes debieron registrarse y salir usando SafeEntry, al entrar o salir del Campus. También se realizaron exámenes de temperatura y síntomas en las entradas.
-Se requirió que todos los estudiantes y el personal usaran mascarillas en todo momento, aunque el personal docente tuvo la opción de usar protectores faciales en lugar de mascarillas en entornos de enseñanza específicos.
-Asientos fijos y distancia segura en los lugares de enseñanza cuando correspondía.
-Para reducir la mezcla de estudiantes en los Campus, el DIH (instituciones de educación superior) escalonó los horarios de inicio y finalización de las lecciones académicas.
Resulta interesante constatar la importancia y utilidad que presta toda la tecnología para mantener la seguridad de las personas. Es evidente que el derecho a la privacidad es restringido en beneficio de la seguridad sanitaria. Es que en el país, en tiempo de pandemia, es más importante el bien común que la libertad individual. Cuestión que en Occidente, por sus valores culturales, se observa muy difícil de implementar.
Sin embargo, es una lección para Occidente lo que sucede en estos países. Si bien existe restricciones relevantes, lo cierto es que los beneficios en la seguridad sanitaria, la mantención de cierta normalidad y el freno a una recesión económica parecen ser éxitos muy relevantes.
Estos países están acostumbrados a enfrentar las pruebas de la naturaleza. Saben qué hacer si ocurren estos fenómenos y el Estado es capaz de organizar a todos los entes intermedios, así como estos responden con obediencia a las medidas gubernamentales. Por estas razones, el sistema de educación en todos sus niveles avanzó en su vuelta a las aulas y, hasta el momento con éxito, dado que desde el mes de junio han tenido escasos contagios en los Campus[1].
Pareciera entonces que el aprendizaje para nosotros es ser disciplinados, organizados, con una actitud de respeto absoluto a las normas, autoridades y un sentido de bien común profundo e inalterable.
2 de noviembre de 2020
[1] https://www.moe.gov.sg/news/press-releases/arrangements-for-schools-and-institutes-of-higher-learning-in-phase-two
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